Permanecer mucho tiempo en un lugar con mala circulación de aire puede ser riesgoso
Sabemos que la principal transmisión de este virus es por el aire, ¿qué podemos hacer para evitarlo?
Al principio de la pandemia por el coronavirus, no teníamos del todo claro su principal vía de contagio. Durante mucho tiempo se pensó que se transmitía por contacto directo de persona a persona o por objetos.

Por esa razón, aunque en la mayor parte del mundo se promovió el uso de los cubrebocas o mascarillas, esa medida de prevención convivió con otras como la desinfección de superficies y el lavado de manos.
Esas medidas por sí mismas no son contrarias a la salud, de hecho nos benefician para evitar otras infecciones, pero no contribuyen en gran medida a evitar la propagación del SARS-CoV-2.
También pensábamos que con mantenernos a una distancia prudente unos de otros era suficiente. De nuevo, aunque no es una mala estrategia, hay casos en los que no es suficiente: ahora tenemos evidencias de que el virus se propaga por el aire.
Sabemos que incluso que puede permanecer suspendido cierto tiempo: así que los lugares cerrados con poca ventilación son especialmente peligrosos.
Centros de reunión de muchas personas son lugares propicios para la transmisión del virus: aulas de clases, gimnasios, salas de cine, teatros, iglesias
Con la vacunación, esas actividades han ido regresando, pero la pandemia no ha terminado y el riesgo sigue existiendo, ¿qué se puede hacer para disminuirlo?
Ventilación
Si el coronavirus está en el aire, ventilar un espacio cerrado ayuda a evitar que este permanezca ahí y sea respirado por otras personas.
Podría parecer muy simple, si tenemos ventanas suficientes que permitan que entre aire nuevo, para reemplazar el que estaba ahí.

Pero si por alguna razón no podemos abrir las ventanas: si hace demasiado frío, calor, hay contaminación, ¿qué podríamos hacer?
Un estudio mostró que en esos casos podemos abrir las ventanas por periodos de 10 minutos y luego mantenerlas cerradas por otros 5 minutos.
Aunque eso definitivamente requiere que alguien esté encargado de abrir y cerrar ventanas, casi como si fuera un aparato de calefacción o un sistema de aire acondicionado.
Pero eso también representa otros problemas.
Filtración
La buena ventilación natural tiene la ventaja de que puede renovar el aire de un espacio cerrado, lo que disminuye la concentración de coronavirus en el aire, si es que los hay.
Los sistemas de ventilación artificial, para lograr eso necesitan usar filtros especiales, que atrapen las partículas virales.
De otro modo, se ha mostrado que la ventilación artificial causa que el aire de una habitación termine en otra y se dé una contaminación cruzada y se propaguen contagios.
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