¿Por qué hoy se celebra el Día Internacional de la Trabajadora Sexual?

El Día Internacional de la Trabajadora Sexual es una conmemoración que recuerda a la discriminación de las prostitutas y de su vida, y de sus condiciones de trabajo. El punto de partida del Día Internacional de la Trabajadora Sexual es en memoria del 2 de junio de 1975, en el que más de 150 prostitutas ocuparon la Iglesia de Saint-Nizier de Lyon, Francia, con el fin de llamar la atención sobre su mala situación y sobre las represalias continuas que sufrían por parte de la Policía: abusos y violencia, multas y encarcelamientos.

Antecedentes

En el comienzo de década de 1970, los organismos que vigilan el cumplimiento de la ley en Francia mantenían a las prostitutas bajo constante presión. Las represalias de la policía obligaron a las mujeres a trabajar más en secreto. Como resultado, la protección por parte del público se fue desapareciendo y llevó a más violencia contra las adolescentes. Después de dos asesinatos y la falta de voluntad del gobierno para mejorar la situación de las prostitutas, las profesionales del sexo en Lyon ocuparon finalmente una de las iglesias locales – Saint-Nizier – y se declararon en huelga. Después de ocho días de la iglesia fue allanada por la policía. 2 Este suceso es considerado como el punto de partida de un movimiento de las prostitutas y de los derechos de las trabajadoras sexuales.

En esa iglesia se gestó el Colectivo de Prostitutas, un referente histórico para todas las organizaciones de meretrices del mundo. «Esperamos nuestra libertad en tanto que mujeres tal y como somos, y no tal y como quieren que seamos para tranquilizar sus conciencias (…). No tengan miedo: esta liberación no supondrá automáticamente una proliferación de las prostitutas. A no ser que nosotras, las mujeres, seamos todas chicas a las que únicamente reprimía el miedo a la policía».

En vez de centrarse en proteger a las trabajadoras y los trabajadores sexuales de la violencia y el crimen, las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley de muchos países se centran en prohibir el trabajo sexual por medio de la vigilancia, el acoso y las redadas.

La diferencia entre trabajo sexual consensuado y trata de personas

Uno de los argumentos de las personas que apoyan la criminalización del comercio sexual es que, de volverlo legal, se reforzarían prácticas violentas, como el proxenetismo o la prostitución infantil. Sin embargo, el eje de la lucha por la legalización es abolir condiciones que permitan estas violaciones de derechos humanos por medio de una regulación visible y rigurosa.

Es necesario tener una compresión final del problema para no caer en generalizaciones que, lejos de ayudar a combatirlo, lo refuerzan. Por un lado, cuando se habla de prostitución en el ámbito del cuidado de derechos humanos, se hace referencia al trabajo sexual consensuado: un servicio remunerado entre personas adultas que tienen un acuerdo, en el que no hay intermediarios ni explotación laboral. Por el otro, la trata de personas, se define en el Protocolo de Palermo como cualquier relación de autoridad y sumisión entre dos personas, con fines de explotación (prostitución ajena, explotación sexual, trabajos forzados, esclavitud, servidumbre, extracción de órganos).

Un primer paso es conseguir que la prostitución no dependa, al menos materialmente, de un vínculo de explotación. Después habría que atender el problema de la violencia simbólica contra las prostitutas. De acuerdo con la filósofa feminista Marta Lamas, esto tiene que ver con una explicación errada del fenómeno, que parte de la idea de que la prostitución tiene un carácter privado que ignora su dimensión como institución social:

Cuando se habla de las causas de la prostitución, se enumeran las razones económicas o sociales que llevan a prostituirse a las mujeres; pero no se mencionan las causas o razones que llevan a los clientes a buscar la prostitución. […] ¿Por qué los hombres buscan a las prostitutas? ¿Tienen acaso los hombres una mayor libido o energía sexual? ¿O recurren a este servicio sexual porque, como grupo social, como género, tienen poder económico y político?

La prostitución es una de las actividades mejor remuneradas para las mujeres, debido a que (cuando ocurre en contextos donde no hay explotación) permite libertad de horarios y determinar el salario recibido.

Las trabajadoras sexuales y las feministas

(Foto por Pascal Le Segretain/Getty Images)

Entre los años sesenta y ochenta, grupos feministas intentaron reivindicar la lucha de las prostitutas por sus derechos humanos y laborales. En 1968, por ejemplo, apareció el B.I.T.C.H. Manifesto, en el que se dio un nuevo sentido a la palabra “bitch” (“perra”), usada en el idioma inglés para referirse de manera ofensiva a las mujeres, casi siempre en referencia a sus prácticas amatorias. El manifiesto, escrito por Jo Freeman, plantea una redefinición de la palabra a partir de vindicar actitudes y prácticas prohibidas largo tiempo para las mujeres.

La característica más destacada de todas las Perras es que infringen bruscamente las concepciones de comportamiento sexual adecuado. Las infringen de diferentes maneras, pero todas las infringen. Sus actitudes hacia ellas mismas y otras personas, la orientación de sus metas, sus estilos personales, sus apariencias y la manera de manejar sus cuerpos, todo encrespa y hace sentir intranquilas a las personas.

Las primeras organizaciones de prostitutas con una orientación feminista surgieron en Estados Unidos a principios de los años setenta. En 1973, la Organización Nacional por las Mujeres vota por la despenalización de la prostitución en Norteamérica. Mientras tanto, en Europa, las trabajadoras sexuales se organizan y exigen seguridad en su labor. Según Lamas, es a partir de la década de los ochenta que el panorama se transforma radicalmente: con el recrudecimiento de una polémica sobre la pornografía y el trabajo sexual, las prostitutas se distancian de los grupos feministas.

Sin embargo, pronto algunas feministas marcaron distancia respecto de un feminismo conservador y desarrollaron la idea de que la libertad sexual es componente fundamental de la liberación femenina. A esta corriente se le llamó feminismo prosexo. Esto abrió al espacio público más formas de ser mujer. Cuando dejaron de darse por sentadas tanto las preferencias como las identidades sexuales de las mujeres, se impulsó la autodeterminación sexual de cada una.

Con este avance en la lucha contra las violencias simbólicas y con el uso de las nuevas tecnologías, la prostitución puede seguir otros caminos. Muestra de ello es el trabajo de Natalia Ferraritrabajadora sexual radicada en Barcelona que administra su labor y la ejerce de la forma en que mejor le place.

Elegir este trabajo ha sido una de las decisiones más enriquecedoras de mi vida. No solo por las experiencias que he tenido con mis clientes, también por el empoderamiento que he obtenido como mujer. En una sociedad que prefiere a las mujeres sumisas, ser puta es un orgullo. Y sí, digo puta sin que me tiemble la voz y sin que me de vergüenza.

En México existen organizaciones de prostitutas unidas contra la explotación de la que la mayoría son víctimas. La Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, integrada por trabajadoras sexuales, trabajadoras sexuales transgénero, sobrevivientes de trata de personas y otras mujeres solidarias, se dedica a la defensa de sus derechos humanos, civiles y laborales.

Estas mujeres son representantes de lo que podría ser el futuro de un oficio que ha visibilizado muchas de las prácticas machistas que sufrimos las mujeres. Su experiencia demuestra que el trabajo sexual consensuado es un espacio radical para la emancipación de las mujeres, en contextos donde no hay relaciones de dominación sino de autonomía y autodeterminación.

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