Este artículo, está basado en el videoclip del programa Nuestro Insólito Universo que lleva por título «La imagen contra el sonido»; el cual te ofrecemos a continuación para tu disfrute y conocimiento. Que lo disfrutes.
El concepto audiovisual significa la integración e interrelación plena entre lo auditivo y lo visual para producir una nueva realidad o lenguaje. La percepción es simultánea; y según los expertos, el sonido queda más tiempo en nuestro subconsciente, que las imágenes.

Un rayo de luz recorre 300.000 kms en solo un segundo. En ese mismo lapso, el sonido ha avanzado únicamente 350 metros. Una lógica conclusión sería, que la mente registrará más rápidamente a una imagen que a una palabra; pero, y según la investigadora y foniatra Elizabeth Loftus, de la Universidad de Washington; y a pesar que esa impresión visual viaje 857.000 veces más aceleradamente que la auditiva, todo indica que el cerebro registra mejor y retiene más tiempo a la impresión sonora que la visual. Adicionalmente, parece ser, que una imagen se desvanece en nuestra memoria mucho antes que una palabra.
Por paradójico que ello parezca, estudios sistemáticos, realizados en laboratorios especializados, indican que al ser alguien expuesto e secuencias de palabras provenientes de una grabación, y luego a otra secuencia, pero de imágenes en cine o video, la mente recordara más del mensaje sonoro que del visual; algo que, por cierto, contradice al viejo adagio de que «una imagen vale más que mil palabras».
A continuación, no te pierdas el resto del interesante relato de «La imagen vs el sonido»
La imagen contra el sonido – La percepción visual
Lo que percibimos es la luz. Vemos a través del ojo, que solo distingue una parte del espectro electromagnético (distinta para los humanos y para otros animales, que pueden ver rayos ultravioletas o infrarrojos).
El ojo recibe los estímulos de los rayos de luz procedentes del entorno que atraviesan el cristalino incidiendo en la parte posterior del ojo conocida como retina.
Allí estimulan unos foto-receptores que envían impulsos nerviosos a través del nervio óptico hacia la corteza cerebral relacionada con la visión, creándose así las imágenes que efectivamente vemos. Dado que cada uno de nuestros ojos tiene una visión levemente diferente de un objeto, nuestro cerebro debe encargarse de fusionar las imágenes para crear un efecto tridimensional (estereoscópico), permitiéndonos percibir la profundidad y la distancia.
Este proceso es instantáneo. En la retina, además, se da un fenómeno conocido como persistencia retiniana, que permite crear la sensación de movimiento aunque realmente lo percibido sea una sucesión de imágenes fijas a una determinada velocidad.
Cuando vemos, captamos las formas y colores de los objetos, de modo que uno de los muchos procesos que se ponen en marcha en nuestro cerebro es el de dotar a esa información de sentido y de esa forma reconocerlos. Si lo que vemos coincide con alguno de los esquemas o patrones almacenados en nuestra memoria, reconoceremos el objeto; pero si no lo hemos visto antes, podemos seguir observándolo por más tiempo y crearemos en la memoria un patrón de reconocimiento para ese objeto.
Tales patrones son flexibles, no describen una forma o imagen concreta.
Percepción auditiva
El sonido es una vibración que se transmite a través de un medio. Estas vibraciones se transmiten por del oído a través de una cadena de huesecillos, tras lo cual los que se encuentran en el rango de audición del sujeto (el umbral de audición o espectro auditivo es distinto para los humanos y para otros animales, y mayor en los individuos jóvenes que en los adultos o ancianos -se pierden sobre todo las frecuencias agudas-), se transforman en impulsos nerviosos que se transmiten al cerebro.
La vista es más espacial que el oído. El sonido define los objetos en el espacio de una forma muy relativa ya que el volumen del sonido condiciona nuestra percepción. Ambos sentidos se complementan en la percepción espacial de la realidad.
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