Planeta Tierra: un estudio confirma que se volcó hace 84 millones de años

Si hubieras podido mirar a la Tierra desde el espacio durante el Cretácico tardío; cuando el Tyrannosaurus rex y el Triceratops deambulaban, habría parecido como si todo el planeta se hubiera volcado de lado

Un estudio encuentra nuevas evidencias de que nuestro planeta Tierra se vuelca de vez en cuando. Uno de estos eventos habría ocurrido durante el Cretácico, en pleno apogeo de los dinosaurios.

En las últimas décadas se ha vivido un acalorado debate sobre la posibilidad de que la capa exterior sólida de la Tierra pueda tambalearse; o incluso volcarse, en relación con su eje de rotación. Tal cambio se llama ‘verdadero desplazamiento polar’, pero las evidencias al respecto son controvertidas.

Ahora, un equipo de científicos publica un nuevo artículo en la revista Nature Communications; que aporta algunas nuevas pruebas de que tal inclinación planetaria habría ocurrido en el pasado de la Tierra.

la Tierra

Así se produciría el desplazamiento polar

El planeta Tierra es una bola estratificada; con un núcleo interno de metal sólido, un núcleo externo de metal líquido y un manto sólido. Y también, una corteza predominante en la superficie, en la que vivimos.

Todo esto gira como una peonza, dando una vuelta completa una vez al día. Debido a que el núcleo externo de la Tierra es líquido, el manto y la corteza sólidos pueden deslizarse sobre él. Las estructuras relativamente densas, como las placas oceánicas subductoras y los volcanes masivos como Hawai, se sitúan cerca del ecuador; de la misma manera que a tus brazos les gusta estar a los lados cuando giras en una silla de oficina.

A pesar de este vagabundeo de la corteza, el campo magnético se genera por las corrientes eléctricas; las cuales se forman en el metal líquido que conforma el núcleo exterior.

En escalas de tiempo prolongadas, el desplazamiento del manto y la corteza suprayacentes no afecta el núcleo; porque esas capas de roca suprayacentes son transparentes al campo magnético de la Tierra

Por el contrario, los patrones de convección en este núcleo externo se ven obligados a ‘bailar’ alrededor del eje de rotación de la Tierra. Esto significa que el patrón general del campo magnético de la Tierra es predecible; extendiéndose de la misma manera que las limaduras de hierro alineadas sobre una pequeña barra magnética.

Por lo tanto, estos datos brindan información excelente sobre la dirección de los polos geográficos norte y sur, y la inclinación de la distancia desde los polos (un campo vertical significa que estás en el polo, horizontal nos dice que te encuentras en el ecuador).

Muchas rocas registran la dirección del campo magnético local a medida que se forman, de la misma manera que una cinta magnética graba su música.

Por ejemplo, los diminutos cristales del mineral magnetita producida por algunas bacterias en realidad se alinean como pequeñas agujas de una brújula; y quedan atrapados en los sedimentos cuando la roca se solidifica. Este magnetismo «fósil» se puede utilizar para rastrear dónde se desvía el eje de rotación en relación con la corteza.

«Imagina mirar la Tierra desde el espacio», explica el investigador del Instituto de Tecnología de Tokio Joe Kirschvink; «El verdadero desplazamiento polar se vería como si la Tierra se inclinara de lado; y lo que en realidad está sucediendo, es que toda la capa rocosa del planeta gira alrededor del núcleo líquido externo.»

Aunque los científicos pueden medir el verdadero desplazamiento polar que ocurre hoy en día con mucha precisión con satélites, los geólogos aún debaten si se han producido grandes rotaciones del manto y la corteza en el pasado de la Tierra.

¿Ocurrió una verdadera deriva polar durante el Cretácico?

Este es un tema muy controvertido; en los últimos treinta años, se han estado publicando numerosos argumentos a favor y en contra de esta teoría.

En este caso, los investigadores recopilaron datos paleomagnéticos de muestras de rocas calizas creadas en el Cretácico, ubicadas en la cordillera italiana de los Apeninos.

El magnetismo de las rocas más jóvenes en la misma área se estudió hace casi cincuenta años; e indirectamente, condujo al descubrimiento del impacto del asteroide que mató a los dinosaurios.

Sarah Slotznick, coautora y geobióloga del Dartmouth College explica: «estas rocas sedimentarias italianas resultan ser especiales y muy fiables; porque los minerales magnéticos son en realidad fósiles de bacterias que formaron cadenas de magnetita».

Kirschvink y sus colegas encontraron, como había predicho la hipótesis del desplazamiento polar, que los datos italianos indican una inclinación de unos 12˚ del planeta; hace 84 millones de años.

El equipo también descubrió que la Tierra pudo haberse corregido a sí misma: después de inclinarse de lado, el planeta invirtió su curso y giró hacia atrás, de forma que acabó desplazándose un total de 25˚ de arco en aproximadamente cinco millones de años. Un verdadero yo-yo cósmico.

Tomado de MUY INTERESANTE

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