María Lionza es una deidad femenina mítica autóctona del folclore venezolano
El culto a María Lionza cobró una gran fuerza en Caracas durante la década de los años 50 del siglo XX. Por alguna razón, promesa o creencia, durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, el gobierno solicitó al escultor caraqueño Alejandro Colina hacer una escultura; que sirviera como pebetero para los III Juegos Deportivos Bolivarianos de 1951. Se desconoce quien dio el consentimiento o la orden de que fuera la legendaria María Lionza la figura a esculpir.
Mucho se ha escrito, hablado y especulado en torno a la misteriosa figura de María Lionza y su llegada a la capital. Asimismo, hay mucha tela que cortar en torno a la ubicación dentro del campo filosófico; religioso o mágico-religioso de la figura, en las creencias de los caraqueños.


Colina utilizó como materiales cemento, granito, arena y óxido compactado con agua. Las piezas se vaciaron en moldes que luego unió y reforzó con armazón de acero.
La figura que Colina moldeó en sus talleres de Hornos de Cal, en San Agustín del Sur, pasaría a inmortalizar la iconografía del culto Marialioncero. A tal punto, que su popularidad la convirtió en la obra más conocida del maestro.

La creación fue ubicada al lado del puente entre los estadios de la Ciudad Universitaria en 1951. Posteriormente, en 1964, Colina reemplazó la vasija que sostenía la Diosa por el hueso sacro de la pelvis femenina y la reubicó a 100 metros de su sitio original, en la isla que separa los dos canales de la autopista Francisco Fajardo (lugar donde se instaló una réplica en 2005).
María Lionza se considera un ícono cultural de Venezuela. Es la figura central del llamado espiritismo Marialioncero, culto en el que se mezclan ritos y creencias católicas, indígenas y africanas; y que ha absorbido elementos de la religión yoruba y elementos místicos y teológicos de otras culturas.

Sin duda alguna, esta escultura de Maria Lionza -que a lo largo de los años muchos han observado al pasar por la autopista Francisco Fajardo- contribuyó también a inmortalizar el culto a la Reina de Sorte.


Maria Lionza, con sus brazos extendidos al cielo, sostiene una pelvis de mujer; simbolizando la fecundidad, tema al cual toda la obra hace honor

La escultura se moldeó en los talleres del maestro Alejandro Colina en Hornos de Cal, San Agustín del Sur, Caracas y posteriormente colocada en la autopista, pasando esta a ser una de sus obras mas conocidas y un icono del culto marialioncero.

La escultura se colocó al lado del puente entre los estadios de la Ciudad Universitaria en 1951. Luego en 1964, Colina reemplazó la vasija que sostenía la Diosa por el hueso sacro de la pelvis femenina y la reubicó a 100 metros de su sitio original, en la isla que separa los dos canales de la autopista Francisco Fajardo (lugar donde e instalada una réplica en 2005).

¿Quién es María Lionza?
Un símbolo rodeado de las más raras y enigmáticas leyendas. Sobre su origen, la versión que más fuerzas ha cobrado es la que fue india caquetía, dotada de gran belleza y extraordinarias facultades mediúmnicas.
En en el siglo XV, los indígenas que habitaban lo que hoy se conoce como el estado Yaracuy, veneraban a Yara, Diosa de la naturaleza y del amor. De hecho, según algunos lingüistas, el vocablo Yaracuy significa “lugar de Yara”.
Los indígenas describían a Yara, como una mujer de grandes ojos verdes, pestañas largas y amplias caderas. Su olor era como el de las orquídeas, su sonrisa era dulce y melancólica, de cabellos lisos y largos hasta la cintura, con tres hermosas flores abiertas tras las orejas.

Cuenta la leyenda que Yara -una hermosa princesa indígena- se vio raptada por una enorme culebra, dueña de las lagunas y los ríos, que se enamoró de ella. Enterados los espíritus de la montaña de lo hecho por la culebra, decidieron castigarla haciendo que se hinchara hasta que reventara y muriera. Tras esto, eligieron a Yara como dueña de las lagunas, ríos y cascadas, madre protectora de la naturaleza y reina del amor.
El mito de Yara sobrevivió a la conquista española, aunque sufrió algunas modificaciones. En este sentido, a Yara la protegió la religión católica con el manto de la virgen cristiana y tomó el nombre de Nuestra Señora María de la Onza del Prado de Talavera de Nivar. Sin embargo, con el paso del tiempo, sería conocida como María de la Onza, o sea, María Lionza.
Tomado de CARACAS CUÉNTAME
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