Gigantismo y acromegalia: ¿Qué ocurre con el crecimiento excesivo?

El gigantismo y la acromegalia ocurren durante la infancia y en la adultez, respectivamente, tras la producción exagerada de la proteína somatotropina. Conozcamos aspectos de estos dos conceptos médicos.

Gigantismo y acromegalia.

Son términos clínicos que hemos escuchado más de una vez, aunque no nos preocupamos por ahondar en ellos.

Se trata de dos síndromes que tienen que ver con la hormona del crecimiento. Nos estamos refiriendo a la somatotropina, una proteína.

La sobreproducción de esta hormona lo cual se conoce científicamente como hipersomatotropismo, va a generar un aumento excesivo del crecimiento.

Este fenómeno se denomina gigantismo en los niños, principalmente, y jóvenes; y acromegalia en los adultos.

En el caso de los infantes llegan a desarrollar una estatura alta al aumentar el tamaño de los huegos, en tanto que en los adultos se altera la morfología del sujeto.

Gigantismo y acromegalia: ¿Qué le pasa al cuerpo?

En el caso de los menores de edad se registra antes del cierre de las epífisis, es decir, de las áreas de situadas en los extremos de los huesos desde las cuales se produce su crecimiento.

Los huesos largos se expanden de modo exagerado, alargándose los brazos y las piernas,

Puede que que la pubertad se retrase y que los genitales no se desarrollen por completo, con un hipogonadismo hipogonadotrópico, que genera un hábito eunucoide.

Cuando la secreción excesiva de la hormona del crecimiento se registra después del cierre de las epífisis, en la etapa de la adultez – entre la tercera y la quinta década de vida – la alteración pasa a llamarse acromegalia.

Aunque no se presentan cambios en la estatura, se modifican, en primer término, las manos, los pies y el rostro.

Aparecen rasgos faciales toscos con crecimiento de la nariz y las orejas, la mandíbula se hace prominente – prognatismo -, y hay edemas en partes blandas.

Quienes sufren de acromegalia deben cambiar, por razones obvias, sus zapatos, anillos y guantes, entre otros adminículos.

Además, se incrementa el vello corporal y el espesor de la piel, así como las glándulas sudoríparas y sebáceas, lo cual puede hacer que la persona huela mal.

Otras características son la macroglosia o aumento de las dimensiones de la lengua y la deformidad del pecho en su parte central, que hace que se hunda – pectum excavatum -.

Asimismo, es frecuente que haya insuficiencia cardíaca, debilidad y alteraciones visuales.

 y acromegalia

Gigantismo y acromegalia: Revisando la hipófisis

Generalmente un tumor benigno de la hipófisis o adenoma es lo que el exceso de hormona del crecimiento.

La somatotropina, pues, tiene un origen en la parte anterior de la hipófisis. Además de los huesos la hormona del crecimiento incide en los músculos y en órganos internos.

Encontramos que, igualmente, otros tumores, aunque poco comunes, en el páncreas y los pulmones también segregan hormonas que estimulan la producción hipofisaria de cantidades desmesuradas de hormonas del crecimiento con consecuencias similares.

El gigantismo es más fácil de detectar que la acromegalia.

Esto es porque la acromegalia acarrea modificaciones más discretas y paulatinas, lo que lleva a que se demore entre 8 y 10 años de media diagnosticar la enfermedad.

En algunos casos se experimentan sensaciones perturbadoras y de debilidad en los brazos y piernas.

Ello tiene su explicación en que los tejidos agrandados comprimen los nervios.

Los nervios que llevan mensajes desde los ojos al cerebro también se comprimen causando pérdida de visión, tal como dijimos, sobre todo de los campos visuales externos.

Asimismo, la presión ejercida sobre el cerebro origina cefaleas.

Gigantismo y acromegalia

Gigantismo y acromegalia: Otros efectos en hombres y mujeres

Otras consecuencias, por ejemplo, en las mujeres es que tienen ciclos menstruales irregulares; así como galactorrea o secreción de leche cuando no están amamantando.

En el caso de los hombres con acromegalia desarrollan disfunción eréctil.

También existe la probabilidad de padecer de diabetes miellitus, presión arterial alta y apnea del sueño y ciertos tumores que afectan de manera particular al intestino grueso.

En los niños con gigantismo el rápido crecimiento puede parecer normal al principio; sin embargo, a la larga se hacen evidentes las alteraciones.

En los adultos la acromegalia, la cual, como citamos, se produce lenta y silenciosamente, se detecta después de muchos años. Por eso en el diagnóstico colaboran las fotos tomadas con el transcurso del tiempo.

Mecanismos de detección y tratamientos

En imágenes practicadas al cráneo se observa engrosamiento de los huesos y una hipertrofia de los senos panasales.

También las radiografías nos van a presentar engrosamiento óseo debajo de las yemas de los dedos y la inflamación de los tejidos que rodean a los huesos.

La concentración de azúcar y la presión arterial pueden ser altas.

Asimismo, se suele realizar una tomografía computarizada o una resonancia magnética nuclear a la glándula pituitaria – hipófisis -.

La confirmación del diagnóstico viene por el análisis de sangre que pueden indicar concentraciones elevadas de la hormona del crecimiento como del factor de crecimiento insulinoide de tipo 1.

El tratamiento contempla tres vías: cirugía, radioterapia y farmacología.

Gigantismo y acromegalia

Ciencia médica en acción

Con la cirugía se puede extirpar el tumor hipofisario.

Tiene como resultado la reducción del tumor y de la producción de la hormona de crecimiento.

La radioterapia, por su parte, aunque menos traumática que la cirugía, tarda años en alcanzar el efecto deseado.

Actualmente, se estudia la radiocirugía estereotáctica con el objetivo de acelerar los resultados y preservar sano el tejido hipofisario.

Finalmente, entre los fármacos más eficaces se encuentran presentaciones de somatostatina, la hormona que bloquea la producción de la hormona del crecimiento en condiciones normales.

Por ejemplo, la octreotida y medicamentos similares de acción prolongada.

Otros como la bromocriptina no tienen tanto impacto en la búsqueda de una mejora.

Los tratamientos pueden reducir el riesgo de complicaciones y mejorar los síntomas de forma significativa.

Tomado de Guía de Salud, Manuel MSD, SEMI.

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