La autora estadounidense Jessica Grose ofrece su visión sobre las actuales características de las relaciones parentales, y cómo debe forjarse un mejor vínculo.
Buen trato entre padres e hijos: algunos consejos útiles.
Manual de instrucciones para padres. Sobre eso se enfoca la periodista estadounidense Jessica Grose, dentro de un concepto de aprender juntos y estructurar un proyecto de educación para un mundo mejor.
La profesional se ha propuesto escribir sobre bases científicas y lograr que sus textos estimulen a los progenitores que los leen.
Buen trato entre padres e hijos: La maternidad
«Creo que muchos de los conceptos que tenemos sobre la maternidad y cómo debería comportarse una madre son ridículos», manifiesta en el transcurso de una entrevista.
«Al observar el contexto histórico y de dónde viene, nos damos cuenta de que son constructos sociales y, en realidad, no tienen nada que ver con ser una buena madre».
Se pregunta de dónde salió la idea que las mujeres embarazadas tienen que estar felices a toda hora y sentirse sanas en todo momento.

«Si observamos las cartas y los diarios de las mujeres de hace 100 años la primera emoción que vemos es miedo».
Buen trato entre padres e hijos: Creencias de antes
«En aquel entonces la tasa de mortalidad de las madres era altísima, y la tasa de mortalidad infantil también».
Grose es una de las columnistas más leídas del periódico «The New York Times».
«Tenían temor. Querían sobrevivir», corrobora.
Dice que ese tópico de que las féminas encintas deben estar felices todo el tiempo es de muy reciente data.
«Además, crea unas expectativas poco reales porque nadie está feliz siempre. embarazada o no».
Buen trato entre padres e hijos: Escuchar a los niños
«Mirando la parte positiva, creo que ahora escuchamos más a los niños. Los tomamos más en serio. Nos preocupa su estado emocional de una manera que hace 60 0 70 años nadie comentaba».
La ensayista norteamericana entiende que cada niño y cada vínculo con sus padres es único.
«Y por eso yo no puedo indicarle cómo criar a su hijo o hija. Pero lo que sí me gustaría es que cada padre siguiera sus propios instintos hasta donde pudiera», manifiesta la profesional.

«E hiciera lo que de verdad cree correcto para su familia, sin preocuparse por lo que hagan los demás o lo que se supone que tiene que hacer».
Ofrece como ejemplo el ver a los padres relajando los límites de tiempo del uso de tiempo de pantallas, en medio de la pandemia.
«Nuestros hijos no han podido ver a sus amigos en mucho tiempo y apenas han podido salir al exterior. Y muchos padres han obviado esa actitud tan estricta y la preocupación ante el uso de dispositivos».
Buen trato entre padres e hijos: Salud mental
Subraya que los padres deberían tener más en cuenta la salud mental de sus hijos.
«Tengo la sensación de que algunas personas piensan que exponerse mínimamente al coronavirus es un riesgo inasumible».
«Por muchos adultos y niños no han considerado que también la salud mental es importante».
Expresa que aislarse completamente de interacciones sociales durante un período prolongado puede conllevar efectos muy negativos.
«Yo quiero que mis hijas puedan vivir un verano sin preocupaciones, en el que puedan ver a sus amigos y socializar ya que el año pasado no pudieron tener nada de eso», acota.
Cree que ese también es un factor de peso a la hora de tomar decisiones.
Buen trato entre padres e hijos: Levantar la voz
La entrevistadora le inquiere sobre el hecho de que muchos padres gritan a sus hijos, consultándole sobre lo que se debe hacer en esos casos.
«Algo que todos los psicólogos me han comentado es que cualquier padre en algún momento le levantará la voz a sus hijos. Es imposible pretender que los padres nunca gritemos a los hijos».
«Primero, no tenemos que ser perfectos. Y segundo, disculparnos con ellos puede ser muy importante», expone la profesional.
«Ya no es el hecho de haberles gritado, sino lo que hagamos después».

«Debemos ser sinceros con ellos. Y preguntarles cómo se sienten».
«Otro punto es que si notamos que estamos a punto de perder los estribos, intentemos hacer una pausa. Salimos de la habitación donde estemos y nos metemos cinco minutos en el baño, por ejemplo».
Sugiere echarse agua fría en la cara y respirar hondo.
Una experiencia, una reflexión
«Debemos darnos cuenta de que estamos alterados y que quizá tengamos que frenar un momento para calmarnos. Si tenemos pareja decirle ‘encárgate tú un momento porque voy a explotar’ «.
«Es decir, reconocer cómo nos sentimos, y que si hemos metido la pata podemos redimirnos y disculparnos».
Destaca que es bueno que los hijos vean ese tipo de disculpas como un referente.
«No solo es bueno para la relación con el niño, sino que les enseña que pueden disculparse y no tiene que ser un daño permanente», argumenta la autora.
«Lo peor que podemos hacer es fingir que no ha ocurrido. Eso provoca que los niños se sientan nerviosos en nuestra presencia».
«Pero ser transparente y disculparse por los gritos es una buena manera de arreglarlo», explica la periodista Jessica Grose.
Tomado de Aprendemos Juntos.
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