Los controladores aéreos detenidos, Guillermo González y Derbis Rodríguez, contaban con boleta de excarcelación otorgada por un juez.
Sin embargo, unos custodios pretendían trasladarlos nuevamente a la cárcel del rodeo, queriendo obviar la orden de una autoridad superior.
Aparentemente la madre de uno de ellos dijo que les estaban pidiendo cuarenta mil dólares a manera de soborno para dejarlos libres, como ya les correspondía.
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