Quizá te habían dicho o te imaginabas que caminar en la naturaleza es bueno para la salud. La ciencia lo comprobó.
Nuestra historia se desarrolló en gran parte en las extensas sabanas y en los valles fluviales boscosos que albergaron a nuestros antepasados durante millones de años.
En comparación, las ciudades representan un hábitat radicalmente nuevo, uno que, a pesar de sus muchas ventajas, a menudo pone a prueba nuestra salud mental.
Los entornos urbanos pueden causar ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental, incluida la esquizofrenia.
Afortunadamente, hay una posible solución o al menos un atenuante: caminar en la naturaleza es bueno para nuestra salud
Y es que aunque sea brevemente, estar en un entorno natural se asocia con beneficios para la salud mental y física.
- Presión arterial más baja
- Ansiedad y depresión reducidas
- Mejor estado de ánimo
- Más concentración
- Mejor sueño
- Mejor memoria
- Curación más rápida
Numerosos estudios respaldan esta correlación, pero todavía tenemos mucho que aprender.
¿Simplemente caminar desencadena todos estos cambios beneficiosos en el cerebro?
Y si es así, ¿cómo?
Un buen lugar para buscar pistas es la amígdala, una pequeña estructura en el centro del cerebro involucrada en el procesamiento del estrés, el aprendizaje emocional y la respuesta de lucha o huida.
Las investigaciones indican que la amígdala se activa menos durante el estrés en los residentes rurales que en los habitantes de la ciudad, pero eso no significa necesariamente que la vida rural provoque este efecto.
Escáneres muestran actividad reducida en la amígdala después de un paseo por el bosque, y esto respalda la idea de que la naturaleza puede desencadenar efectos beneficiosos en las regiones del cerebro involucradas con el estrés.
Y aparentemente puede suceder en solo 60 minutos
Quienes realizaron caminatas por el bosque también reportaron una mayor restauración de la atención y más disfrute de la caminata en sí misma que aquellos que realizaron caminatas urbanas.
La actividad cerebral relacionada con el estrés puede reducirse dando un paseo por un bosque cercano, tal como podrían haberlo hecho nuestros antepasados.
El estudio fue publicado en Molecular Psychiatry y el artículo original al respecto fue publicado por Russell McLendon en https://www.sciencealert.com/