(Continuación)
Por: José Chachati Ata
El cuadro actual que se viene estructurando desde que se efectuó la 52 Asamblea de la Organización de los Estados Americanos (O.E.A), celebrada hace pocos días en Lima, Perú, demostró una vez más que Venezuela sigue jugando un rol preponderante, al ubicarse en lo político, geopolítico, geoestratégico y
geoeconómicamente en el ojo del huracán hemisférico, en el que la apertura y permisología otorgada por el Gobierno de los Estados Unidos a la empresa Chevron Oil para la extracción del petróleo en suelo venezolano, a raíz de las drásticas reducciones de su reserva estratégica e incremento del precio
internacional del barril de petróleo, abren las puertas a la posibilidad de una evaluación promisora a la reducción de sanciones contra el país, pero ello en definitiva no es suficiente para la corresponsabilidad que le atañe al gentilicio nacional ante los hechos en los que participó el Gobierno norteamericano durante la nefasta sentencia del Laudo Arbitral de París de 1899, y hasta ahora con la consideración que merecen quienes están afrontando la situación del litigio, en lo personal no se avizoran acciones o inclinaciones que le den el peso que amerita el cuadro actual ante las circunstancias actuales tal como sí lo he visto para otras actividades o casos que se manejan en el ámbito nacional e internacional.

Las gestiones que se han llevado a cabo con respecto a la controversia territorial sobre la recuperación del espacio geográfico integral del Esequibo desde el inicio de la reclamación de parte de Venezuela hasta el inicio de la tercera década del siglo XXI, han girado abiertamente en torno a la actuación del
Gobierno de Guyana mediante la manipulación y desviación de sus políticas, al involucrar a la Corte Internacional de Justicia para dirimir sobre la validez del citado Laudo de 1899, una vez que ésta admitió su competencia jurídica, y ello se originó desde el momento en que el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas se pronunció a favor de esta acción, hecho que se desvincula del espíritu que alberga el Acuerdo de Ginebra de 1966, y de la aceptación de Venezuela para seguir esta vía, sin haber utilizado previamente otros mecanismos que no haya sido el de la figura del Buen Oficiante, que por cierto, no olvidemos que el mismo no existe como tal en el Artículo 33 de la Carta de la ONU, sino que ello fue propuesto por Venezuela en su momento y aceptado por las partes involucradas. 
Este señalamiento constituye el cuadro estratégico sobre el que se ha encaminado el litigio territorial existente; sin embargo, las tendencias geopolíticas y las alineaciones de la comunidad internacional han sido encauzadas casi que de manera exclusiva hacia la decisión y actuación de la Corte Internacional de
Justicia, pero muy poco se ha mencionado sobre los hechos históricos que han conformado a esta caja de Pandora, con los eventos que han sido manejados en el tiempo sobre el tema en lo que concierne a la correlación de la Organización de las Naciones Unidas y el citado organismo jurídico internacional, como que si la participación de la ONU luego del pronunciamiento del secretario general de esa Organización hubiese sido minimizada en cuanto a su importancia y al rol que ha jugado desde que Venezuela inició su reclamación sobre su territorio oriental hasta hoy en día. No olvidemos que la Corte Internacional de Justicia es un organismo que organizacionalmente forma parte de la O.N.U., y se le rinde cuentas de
su gestión a ésta. 

Y más aún, hoy en día, la Organización de las Naciones Unidas juega un rol primario ante las circunstancias que se circunscriben en este nuevo orden mundial, a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania, en el que dicha organización que alberga internamente a la Corte Internacional de Justicia, alineada silentemente bajo la mesa con la OTAN y con las políticas emanadas de los países del primer mundo, conforma el tablero estratégico que define las tendencias y posibles inclinaciones de la balanza, en atención a los intereses provenientes de las principales potencias, hecho que merma indiscutiblemente en el nivel de confiabilidad que se le pueda tener en cuanto a la transparencia del proceso que se sigue en la Corte Internacional de Justicia sobre la decisión que pueda adoptar en un futuro cercano; verbo y gracia recientemente, el Wall Street Journal escribió que los Estados Unidos de América planea aliviar las sanciones contra Venezuela, permitiendo que la empresa Chevron extraiga petróleo en suelo venezolano, una vez que se inicien las conversaciones con la oposición política, a propósito de abordar el tema de las elecciones libres en el año 2024, y además de ello, se está llegando al
acuerdo de liberar millones de dólares existentes en fondos estatales venezolanos, que han sido congelados en Bancos norteamericanos, para así facilitar el pago de importaciones de alimentos, medicinas y equipos para la maltrecha red eléctrica del país y sistemas de agua municipales.
Adicionalmente, la empresa Shell está monitoreando el progreso de un posible acercamiento entre los Estados Unidos de América y Venezuela, para implementar un acuerdo preliminar de gas costa afuera en el área este de Venezuela, hecho que abasteciese una planta de licuefacción en Trinidad & Tobago, recordando que Venezuela carece de una planta operativa destinada a tal fin, recordando que en los actuales momentos, los proyectos de gas son relevantes a raíz de la crisis en cuanto al suministro en Europa, considerando que está tratando de reemplazar el suministro de gas cortado por Rusia antes de la llegada del invierno; sin embargo, Reuters informó posteriormente que los Estados Unidos de América no tienen planes de cambiar su política de sanciones contra Venezuela sin la proliferación de medidas constructivas provenientes del Gobierno Nacional, dicho por la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Adrienne Watson.
Ojo con esta manipulación contradictoria, dado que paralelamente, el Subsecretario de Asuntos del hemisferio occidental, Brian A. Nichols, manifestó que “el Laudo Arbitral de 1899, determinó la frontera terrestre entre Guyana y Venezuela, y debe respetarse a menos o hasta que un órgano legal competente
determine lo contrario. Los Estados Unidos apoya una resolución pacífica a este tema.”, hecho que merece recordarle al mismo y a todo el Gobierno norteamericano, que el Acuerdo de Ginebra de 1966, firmado entre los Gobiernos de Gran Bretaña, Guyana y Venezuela, constituye el único instrumento jurídico vigente, que fue enviado a la Organización de las Naciones Unidas para resolver a través de un entendimiento ajustado en los términos de una solución práctica y satisfactoria, la controversia territorial
sobre el espacio geográfico integral del Esequibo, hecho que dejó atrás y por aceptación jurídica y tácita, el Laudo Arbitral de París de 1899, que, por cierto, el mismo Gobierno norteamericano formó parte de este último Tribunal, aceptando la nefasta decisión tomada sin la presencia del Gobierno de  Venezuela, y que años después, el Abogado principal de dicho Gobierno norteamericano, Severo Mallet-Prevost, escribió con su puño y letra la realidad que se manejó turbiamente a espaldas de Venezuela.
En el contexto de la Constitución venezolana vigente, la reclamación sobre el espacio geográfico integral del Esequibo forma parte indisoluble del Interés Nacional orientado hacia la defensa integral y, por lo tanto, le incumbe al Estado venezolano y no solo al Gobierno Nacional, por lo que los derechos de Venezuela sobre la materia deben defenderse y manejarse ajustados a lo establecido en el Acuerdo firmado en 1966, documento que está actualmente vigente, dado que todas las acciones ejercidas por el Gobierno de Guyana en conjunto con los organismos jurídicos participantes han constituido sencillamente un acto de violación, manipulación, irrespeto y provocación.
La flexibilidad en las sanciones petroleras para Venezuela por parte del Gobierno norteamericano, conforma inesperadamente para el Gobierno de Guyana una variable que ha sido incluida con carácter de urgencia dentro de la ecuación del litigio territorial, por lo que el lobby de las empresas petroleras del norte, y la preocupación del Gobierno estadounidense por conseguir petróleo, han impulsado a éste a la posibilidad de desmontar las sanciones petroleras contra Venezuela, y a la vez en un doble juego, se emitió la citada declaración que apoya abiertamente al Gobierno de Guyana frente a Venezuela. Un movimiento de acciones que pretende mantener calmadas y confiadas a ambas partes, puesto que los intereses apuntan hacia una misma dirección, con la diferencia que Guyana representa un tercio de todo el petróleo descubierto en el mundo, desde que la empresa Exxon Mobil realizó el hallazgo en el año 2015.

Aunado a ello, Guyana se ha convertido en un aliado petrolero confiable de los Estados Unidos de América, que geográficamente se encuentra en un área cercana y sin conflicto armado alguno, sumatoria de hechos que conforman una matriz favorable hasta hace poco para Guyana, pero a raíz de los
cambios suscitados con los recortes de petróleo de la OPEP, Venezuela si se lo propone, lo considera y decide así, entraría a desplazar la posición de Guyana, pero en este contexto…, en el mundo político y diplomático nada es gratis, y el tema del Esequibo debería entrar en la ecuación del tablero estratégico que conforma el nuevo orden mundial, considerando que los actores principales como Rusia, Gran Bretaña y los Estados Unidos de América, OTAN, ONU y Corte Internacional de Justicia, forman parte de la ecuación matriz que está incidiendo en el destino global.
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Ante esta sumatoria de eventos y factores que se mueven sobre el litigio territorial sobre el espacio geográfico integral del Esequibo, es necesario que tú Venezuela, puedas asumir con una mayor sensibilidad y compromiso lo que se está jugando sobre el destino de la Patria, por lo que debes adoptar acciones que estén NO a la altura de cuanto está haciendo Guyana, sino por encima, porque sabes que lo necesitas y debes revisar a fondo todo lo que se está haciendo, a propósito de realizar a la brevedad los cambios requeridos, porque en definitiva sabes muy bien que debes crear un ámbito adecuado y distinto al actual ante la opinión pública nacional e internacional, que permita demostrar cuán sensibilizada e importancia le estás dando al tema en sí, de manera que no solo con palabras, sino con hechos, puedas expresar hacia todos los puntos cardinales que “el sol que brilla en Venezuela, nace en nuestro Estado Esequibo”.
Por: C/A (r) Dr. José Chachati Ata
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