Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo, XV Fase, entrega 150

(Continuación)

Por: José Chachati Ata

A medida que ha ido avanzando el exponencial conflicto actual entre Rusia y Ucrania, son varios los eventos que han generado sensibles variaciones en el marco geopolítico a nivel global, conformando con ello un nuevo orden mundial, cuyos vectores se han ido orientando a la atención inmediata de factores cónsonos a esta nueva crisis energética en materia petrolera y gasífera que se afronta a nivel mundial, en especial Europa y los Estados Unidos de América, aunado a la crisis alimentaria que se avecina aceleradamente en el planeta, y a la crisis económica-financiera que se proyecta a corto plazo, cuyos actores decisores son pocos, pero los efectos son incidentes sobre prácticamente un poco más del 90% de la humanidad, sumatoria de hechos que como lo hemos venido señalando anteriormente, han generado un campo de incertidumbres y amenazas ante el choque de intereses presentes, cuyas
consecuencias han conllevado a la necesidad de revisar urgentemente y ejecutar acciones para el fortalecimiento de los ámbitos político, socioeconómico, geoeconómico y geoestratégico.

Y lo anterior adquiere mayor connotación, sobre todo al haber logrado visualizar en carne propia durante estos últimos 4 meses, que en la actualidad, vísperas del invierno que se avecina, aunado a los cambios climáticos anormales que han venido ocurriendo en el mundo, los países del norte en la Unión Europea, Gran Bretaña y Estados Unidos principalmente, han intentado seguir manejando el tablero estratégico mundial como lo han venido realizando en el pasado, y ello sin dejar de lado el aprovechamiento exteriorizado por las grandes potencias de Rusia y China, por lo que se han adoptado posiciones e inclinaciones nunca esperadas, cuyas incidencias merecen hacer un alto y evaluar con la mayor profundidad y prudencia las nuevas alineaciones, negociaciones y entendimientos, siendo precisamente
Venezuela uno de los muy pocos países con capacidad de diluir una parte importante de estas dificultades, aunque siga el país conformando ante ellos una pieza estratégica considerada para alimentar únicamente los intereses y necesidades de estos países del primer mundo.

Pero como no existen almuerzos gratuitos en el mundo de la política, ello debería ser igual en el caso de la reclamación del espacio geográfico integral del Esequibo, al haberse generado un cambio inesperado en las políticas del Gobierno de los Estados Unidos hacia Venezuela, buscando desde hace meses llegar a un entendimiento con el Gobierno Nacional, en el que existen diferentes factores que se inclinan a favor de la Nación suramericana, para exigir a través de los medios diplomáticos y políticos la necesidad de una clara inclinación de USA hacia Venezuela, considerando la inadecuada e intransigente posición de dicho Gobierno al exigirle a Venezuela la representación sin la presencia de los venezolanos en el caso de la reclamación territorial, lo cual se llevó a cabo mediante el Tratado de Washington con la corresponsable y nefasta decisión del Laudo Arbitral de París de 1899, lo cual fue ventilado estoicamente varios años después por el Abogado principal que representó al Gobierno norteamericano en los intereses de Venezuela, Severo Mallet-Prevost, quien dejó por escrito lo que realmente sucedió en ese Tribunal que decidió dejar de lado lo que compete jurídicamente, para atender únicamente los intereses de Gran Bretaña y de Rusia, sabiendo que existen hechos geohistóricos que son totalmente irrefutables a favor del Estado venezolano. Y aun así, se le arrebató al país 159.542 kilómetros cuadrados, que hoy en día giran alrededor de 400.000 kilómetros cuadrados, al considerar los derechos sobre la plataforma continental; adicionalmente, la presencia de la empresa norteamericana Exxon Mobil en los espacios acuáticos del Esequibo, extrayendo petróleo desde hace varios años, sabiendo muy bien que dichos recursos les
pertenecen a Venezuela, además de la conformación actual de infraestructuras militares en la región noreste del Esequibo, bajo la figura de instalaciones destinadas a las ayudas humanitarias, incluyendo el abierto interés en favorecer a la excolonia inglesa, hecho que, como el sol, no puede cubrirse con un dedo.

Es momento de poner las cartas sobre la mesa, y no seguir dándole largas con las evasivas y manipulaciones, y ello es competencia única e ineludible del Gobierno Nacional, quien debe manejar los grandes aciertos y errores sustanciales cometidos en el pasado; sin embargo, en esta coyuntura
donde el factor energético está ocupando un lugar privilegiado destinado a grandes cambios y decisiones en este nuevo orden mundial, que se quiera o no, guarda estrecha relación con la decisión sobre el litigio actual entre Guyana y Venezuela respecto al espacio geográfico integral del Esequibo, debe entenderse que en principio, prácticamente desde el año 2019, los Estados Unidos de América se habían inclinado frontalmente a prestar toda la ayuda que el Gobierno de Guyana necesitase; siendo ello ratificado en varias ocasiones por algunos voceros de la empresa Exxon Mobil, en el que se exacerbó el favorecer a Guyana sobre el caso del Esequibo. De allí puede entenderse claramente la actuación del Gobierno de Guyana y de los eventos ocurridos desde ese entonces, en el que éste se ha venido alejando cada vez más de las posibilidades de regresar a la mesa de entendimiento con Venezuela para establecer una solución aceptable, práctica y satisfactoria para ambas partes, de acuerdo a lo establecido en el Acuerdo de Ginebra de 1966, actuación que fue desertada frontalmente por Guyana y acompañada con el
silencio complaciente mediante la participación de varios organismos internacionales y Gobiernos de países del primer mundo.

Por otro lado, las conversaciones que ha venido adelantando el Gobierno Nacional en la actualidad, dan cabida a las posibilidades de entremezclar la corresponsabilidad norteamericana ante la nefasta sentencia del Laudo de París de 1899, con la amplitud del espectro sobre los posibles levantamientos de algunas sanciones impuestas por el Gobierno de USA contra Venezuela desde hace varios años, y todo ello debido a la necesidad de acceder al petróleo venezolano mediante la participación de la empresa Chevron, hecho que le permitiría a los Estados Unidos evitar que sigan reduciendo sus reservas actuales, aunado a que el barril del crudo venezolano se adquiriría a precios comparativos más bajos por obvias razones geográficas, además de contar con el suministro confiable del petróleo proveniente del país con las mayores reservas de petróleo probadas hasta ahora en el planeta, sumatoria de justificaciones que se traducirían en un tema de seguridad, pero lógicamente, debe haber una sensible contraprestación que se materialice en resultados concretos para todos los venezolanos, y el Esequibo es uno de esos puntos que no puede estar sujeto a manipulaciones o entredichos. Y es en este punto inesperado por el Gobierno de Guyana, que se ha despertado la preocupación del mismo ante la demanda introducida ante la Corte
Internacional de Justicia contra Venezuela, en el que no todo lo que brilla es oro para ella, hecho que debió haber sopesado con anterioridad, dado que no hay punto de discusión para entender el grave error que cometió al irse de bruces traicionando al país, encubierta bajo los pantalones de los organismos internacionales y países que coadyuvaron a su equivocada decisión.

Lo cierto de todo es que Venezuela debe tomar pronto difíciles decisiones ante la coyuntura en la que se encuentra inmersa hoy en día, dado que a través del mismo embudo desembocando todo en el mismo recipiente, se encuentran inmersos la propia Corte Internacional de Justicia con las reservas que se le tiene ante la actuación demostrada no solo en esta oportunidad, sino incluso en casos anteriores, que de paso le rinde cuentas a la Organización de las Naciones Unidas, siendo éste organismo a través de su Secretario General, Antonio Guterres, quien le concedió unilateralmente al Gobierno de Guyana la apertura para demandar a Venezuela; adicionalmente, se encuentra sumida afrontando con algunas severidades la crisis energética en materia gasífera y petrolera a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania, la propia OTAN, liderada por los Estados Unidos de América, y que de ello se ha generado la conformación de un nuevo orden mundial cuyas piezas en este complejo tablero estratégico, requieren sensibles urgentes evaluaciones y decisiones sobre los escenarios emergentes presentes y futuros.

También es innegable que el tema petrolero con la presencia de la empresa Exxon Mobil en las aguas del Esequibo, extrayendo petróleo a favor de Guyana y Estados Unidos, sabiendo que este es de Venezuela, aunado a la presencia de la empresa Chevron, ambos, son un factor de decisión de elevado peso en el litigio territorial; y como complemento, en el contenido del recipiente antes señalado, se mezclan el interés de los Estados Unidos de América en recuperar espacios estratégicos en América del Sur, particularmente con Venezuela por obvias razones, aunado a las participaciones de los organismos internacionales, y las actuaciones propias de los Gobiernos de Gran Bretaña y de los Estados Unidos de América, por lo que ante este entramado de variables que interactúan en el mismo recipiente, Venezuela debe disipar muy pronto su vector de actuación, porque decida lo que decida el Gobierno Nacional, sabe que no habrá nuevamente una oportunidad como la que tiene en sus manos en estos momentos, y hoy más que nunca sabe muy bien que la recuperación del espacio geográfico integral del Esequibo está
únicamente en sus propias manos, y de él dependerá que podamos expresar los venezolanos como parte de nuestra integridad territorial, que “el sol que brilla sobre Venezuela nace en nuestro Estado Esequibo”.

Por: C/A (r) Dr. José Chachati Ata

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