Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo, Fase XVII, Entrega 163

(Continuación)

Por: José Chachati Ata

Con el saludo respectivo a todos mis lectores, me aboco una vez más al asunto que nos concierne sobre la recuperación del espacio geográfico integral del Esequibo, señalando que en consideración a los distintos enfoques presentados desde hace un tiempo hasta el presente, en el han participado distintos analistas internacionales exacerbando las tendencias actuales en el mundo a raíz de este nuevo orden mundial, éstos se sustentan fundamentalmente en diferentes eventos históricos ocurridos, en el que reafirman la ocurrencia de distintas tendencias y eventos generados en el pasado, sin mencionar lo que considero en mi opinión como necesario, el tener que agregar el surgimiento de nuevas variables que han desencadenado más bien, en proyecciones orientadas hacia un reordenamiento de prioridades, en el que se ha requerido agregar que en el conflicto directo entre Rusia y Ucrania, la participación directa e indirecta de otros países, tanto asiáticos como de la OTAN, mientras que a través de éstos se han conformado estructuras directas propias del conflicto en sí, envueltas en el campo de la industria armamentística, han surgido colateralmente situaciones que por lo general no se esperaban, en el que las ecuaciones derivadas de los intereses reordenados por distintas potencias, han abierto las probabilidades de ocurrencia hacia nuevos escenarios, cuyas directrices apuntan hacia la necesidad de prontas respuestas en el área energética y minera, en el que Venezuela y los recursos existentes en el área geográfica y marítima del Esequibo, juegan un rol preponderante en el movimiento de piezas que se adelantan en el tablero estratégico mundial.

En este contexto, todo el movimiento posible hacia las diferentes tendencias, dependerá del equilibrio de poder que se genere en un futuro próximo, en el que está en juego la posibilidad de una lucha sustentada sobre los recursos existentes en la región Ártica, espacio geográfico que aún no ha sido exacerbado como prioridad inmediata, pero que sí se visualiza la clara necesidad de expansión de la OTAN en esa región, en el que se estarían conformando alianzas y preparativos para una posible confrontación, sin olvidar que en la región Antártica, China ha tenido en la mira la creación de una Base Militar para el control de esa región sur del planeta, en el que existen también grandes cantidades de recursos, lo que representaría también una posible amenaza para los Estados Unidos de América, quien estaría abriendo dos frentes principales de conflictos entre grandes potencias; sin embargo, por la distancia privilegiada, por los recursos petroleros existentes, por las riquezas gasíferas disponibles, por las disponibilidades hídricas de la zona, por el potencial minero y de tierras raras que se han descubierto, al igual que las riquezas forestales ofrecidas por el pulmón planetario de la humanidad, Venezuela continúa ocupando la prioridad sobre este particular, al poseer capacidad de respuesta absoluta sobre todos los factores antes señalados. A criterio del suscrito, se puede afirmar que en este contexto, no existen trabas militares ni políticas, y mucho menos limitaciones éticas para que la OTAN, principalmente Estados Unidos de América y Gran Bretaña, incrementen la presión ante tantos factores estratégicos que están en juego, en el que Venezuela dependiendo del manejo que lleve a cabo en cuanto a su política exterior, aunado a la actuación que se genere en la Corte Internacional de Justicia sobre el caso del Esequibo y la absurda demanda introducida por el Gobierno de Guyana, tendrá nuevamente un sitial prioritario en el tablero estratégico mundial que se esgrime en la actualidad.

Mientras tanto, el Tribunal Internacional de La Haya no se ha pronunciado aún sobre las excepciones preliminares expuestas por Venezuela, y lo hace incurriendo en una absoluta contradicción jurídica que por ahora refleja su evidente inclinación a favor de Guyana, considerando solo los hechos y situaciones jurídicas ocurridas antes del Acuerdo de Ginebra de 1966, pero con los nuevos elementos puestos de manifiesto, se ha generado una alteración del pleito, en el que se ha pretendido excluir a Guyana a partir de las excepciones preliminares presentadas por Venezuela, al haberse inclinado la balanza original, mediante el otorgamiento de una cucharada de su propia medicina, es decir, partiendo del propio Laudo Arbitral de París de 1899, en el que Guyana como país no existía. Es obvio que a partir de ese entonces, Guyana haya iniciado una serie de acciones que directa o indirectamente, le permitan elevar sus probabilidades de éxito ante esta realidad, en el que prácticamente se anula toda su aberrada actuación desde que introdujo la demanda en contra de Venezuela.

Con su desequilibrado y disparatado proceder judicial, la Cote Internacional de Justicia ha incurrido en varios errores, comprometiendo de entrada la seguridad jurídica del caso, al expresar la competencia insostenible de ésta, dejando en entredicho que ella tiene la facultad de decidir si es absolutamente nulo o no de manera absoluta la sentencia del Laudo Arbitral de París de 1899, lo que constituye la apertura a una averiguación jurídica cuya ventana histórica data del siglo XIX, la cual fue superada y aceptada entre las partes con la firma del Acuerdo de Ginebra de1966, lo que conduce a que dicho organismo jurídico internacional había decidido conocer el fondo de la demanda interpuesta por Guyana. Absurdamente, la Corte Internacional de La Haya, aceptó de entrada evaluar la nula e írrita sentencia de 1899, y dejó de examinar el Acuerdo de Ginebra de 1966, desde su vigencia, en el que resalta por los cuatro puntos cardinales, la evasión descarada e irrespetuosa de Guyana en su obligación de alcanzar una solución aceptable, práctica y satisfactoria para ambas partes, a la controversia territorial.

Pero este giro dado por Venezuela, no representa un frenado a las acciones que requiere Guyana adoptar directa e indirectamente, para resarcir el efecto de su propia medicina otorgado durante las excepciones preliminares. Un complejo abanico de variables se han fatigado y otras emergido ante el organismo internacional, en el que se puso en juego la seguridad jurídica internacional, además de abrir una verdadera incertidumbre que gira sobre el criterio de dicho Tribunal, aunado a las instrucciones derivadas de los intereses manejados a nivel del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, de la OTAN, de los intereses y prioridades del Gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, del conflicto actual entre Rusia y Ucrania, de la importancia de permitir que se explote el petróleo en suelo venezolano incluyendo el del Esequibo, incluyendo el campo gasífero entre Venezuela y Trinidad & Tobago, mientras Guyana se beneficia unilateralmente infringiendo el Acuerdo de 1966.

Venezuela ante este cuadro que se desplaza sobre arenas movedizas, se mantiene a la espera de la decisión de la Corte Internacional de Justicia, con sólidos soportes de forma y de fondo, cuyos elementos han incomodado muchísimo a los actores involucrados, quienes van tácitamente en acciones conspirativas ineludibles, a propósito de debilitar la posición venezolana, cuyos sustentos reivindican claramente que “el sol que brilla sobre Venezuela, nace en nuestro Estado Esequibo”.

Por: C/A (r) Dr. José Chachati Ata

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