El futuro incierto de Pdvsa por Julio Márquez Belloube

Antes que nada debo aclarar que no soy experto en materia petrolera, algo que no impide –como venezolano víctima del saqueo perpetrado- dar una opinión desinteresada sobre lo que podría ser el destino de la empresa una vez caiga la tiranía y arranque en funciones el nuevo gobierno.

Muchas y muy variadas han sido las opiniones vertidas sobre el proceloso tema. Hay de todo como en botica. Pero pocos son los que han hecho un planteamiento concreto, sólido, argumentado sobre qué hacer y sobre cómo debemos tratar la continuidad o no de Pdvsa en el tiempo.

El diagnóstico está más que claro. Es una empresa en bancarrota, con pasivos impagables, corroída desde sus cimientos por el gérmen de la desidia, la negligencia, la ineptitud y la más obscena corrupción vista jamás en ninguna otra petrolera estatal en el mundo. Algo que empezó el funesto día aquel en el que el milico golpista, resentido y delirante expulsó con un pito y en cadena nacional, a 20.000 calificados trabajadores de la industria.

Hoy el país con las reservas petroleras más grandes del mundo, es una oscura y brutal referencia de todo lo que significó el chavismo para Venezuela. Más de 300,000 millones de barriles de petróleo bajo tierra, pero más de medio país sufre la escasez de gasolina y diesel. La 5.ª reserva gasífera más grande del mundo, pero cientos de miles deben cocinar con leña porque no tienen acceso a una bombona, y mucho menos a una conexión directa de gas a los hogares.

Un auténtico desastre. El resultado de un modelo fracasado que arruinó el país más rico de latinoamérica y que generó la más importante, por escandalosa e inaceptable, diáspora conocida en el hemisferio occidental.

Ante esta terrible situación, repito, han surgido algunas posturas que en la mayoría de los casos esbozan más una direccionalidad, pero jamás una propuesta hilada, coherente y al menos conceptualizada. Asi pues, voy a tratar de redondear algunas de las mencionadas, a fin de ubicarnos en el contexto:

1) Pdvsa debe ser privatizada:

Son varios los que han dicho esto sin ahondar en mayores detalles. Recientemente Maria Corina Machado soltó esta perla, sin dar ninguna información adicional que sirva de base de sustentación de su propuesta.

Cuesta creer que alguien pueda interesarse en adquirir una empresa con una deuda financiera que excede los 60.000 millones de dólares, con pasivos a proveedores desconocidos, con deuda ya definida por el CIADI que excede los 24.000 millones de dólares y con 140.000 empleos que responden más a una parcialidad política que a la competencia y formación profesionales.

Una empresa que paga -directamente o a traves de la corrupción mas abyecta-  desde mercados populares en la recepción de su bello edificio en la Campiña, hasta redes de prostitución con muñecas de la mafia roja que exhiben orondas sus apartamentos en Dubai o sus villas en Lecherías.

Se habla de privatización, sin que nadie argumente cómo recurrir e implantar esa medida. No se explica, por ejemplo, si las reservas -que pertenecen a la Nación y no a Pdvsa- serían también privatizadas o quedarían en el subsuelo durmiendo el sueño de los justos. Nadie dice si la privatización es a un solo postor en una subasta pública o si, dado por caso, se ofrecerían en las bolsas más importantes del mundo la totalidad o una parte de las acciones de la empresa. Sí, hay mil maneras de privatizar este cadáver insepulto que es Pdvsa, pero a nadie he visto decir cómo. Recuerdo, por cierto, al doctor Miguel Rodríguez cuando en 1998 – en las mismas elecciones en que los venezolanos prefirieron al arañero de Sabaneta sobre tan connotado doctor en Economía- plantear para entonces una venta del 20% del capital accionario que sería colocado en bolsas, y con ese dinero se liquidaría el 100% de la deuda externa que mantenían para entonces Pdvsa y la República, abriendo así un enorme espacio presupuestario para acometer las inversiones en educación, salud e infraestructura que se requerían para llevar a Venezuela al lugar que nos corresponde como país libre y soberano, en un Estado social y democrático de justicia y de derecho. Pues eso, prefirieron al milico golpista y vean dónde estamos ahora.

2) Mantener viva a Pdvsa, cambiando su gerencia porque ahora sí la vamos a arreglar:

Esta postura fue recientemente esbozada por Henrique Capriles Radonsky. Objeta por una parte la privatización como salida y supone – en un ejercicio pleno de irrealidad y fantasía- que la empresa puede volver a ser esa que pensó, soñó, creó y dirigió el General Ravard, quizás el único militar honesto, eficiente y entregado que laboró en la empresa. “El petróleo debe ser de la gente” decía Capriles, cuando en el occidente del país “la gente” debe hacer colas por 24 horas para echar miserables 30 litros de gasolina o 30 litros de gasoil.

Quienes piensan de esta forma deberán enfrentar una reestructuración de la deuda de Pdvsa –adivinen quiénes son los bonistas más grandes- y supongo que aplicarán una quita de capital de al menos 90% pues de lo contrario (esta vez sí) entrarán al nauseabundo mundo de los traidores a la patria, por supuesto, drenando su arrechera y cayéndole a palos a las cacerolas.

Creo que no es necesario advertir, que solo un ignorante supino puede llegar a creer que podemos volver a producir 3 millones de barriles y recuperar las refinerías incendiadas y desguazadas, con el mismo modelo que produjo la catástrofe. Solo como ejemplo basta decir, que Venezuela produce hoy unos 3.500 millones de pies cúbicos de gas y más de la mitad se quema. Solo hace 8 años producíamos 7.000 millones.

Volver a la antigua Pdvsa, la de la meritocracia, la de los 40.000 trabajadores extraordinarios, la que fue alguna vez orgullo y referencia mundial para los venezolanos, puede llevarnos décadas, quizás más de la que el petróleo tenga vigencia como fuente de energia principal.

3) Cambiar la ley de hidrocarburos para que Pdvsa pueda asociarse, sin la necesidad de ser mayoría siempre:

Esta es una opción interesante. Eliminar la obligación de ley que estipula que en empresas mixtas, convenios operativos o como se llame la figura, Pdvsa debe tener siempre la mayoría accionaria, es quizás una de las restricciones más importantes y que más daño ha hecho al modelo de explotación en el país. Pdvsa no tiene recursos ni para pagar su nómina. De hecho, la inflación que sufrimos y padecemos quienes sobrevivimos en Venezuela, se debe básicamente al financiamiento monetario que los enanos en el Directorio del BCV autorizan hacer a Pdvsa en claro incumplimiento del artículo 320 de la Constitución Nacional. Todos los desequilibrios en la liquidez y en la propia base monetaria que produjeron la hiperinflación primero, y ahora la inflación alta que amenaza con retornar a la hiperinflación, tiene su origen en una Pdvsa convertida en un centro acromegálico de burocracia.

Que la empresa tenga la discrecionalidad de definir el porcentaje con que quiere participar en las distintas asociaciones que tenga a bien llevar, es obviamente una buena idea, pero una que debe pasar el tamiz de una Asamblea Nacional «doja dojita» que aún ve a Pdvsa – en su esmerado y egocéntrico mundo del socialismo ramplón- como la bandera, el escudo o el himno nacional, y no como una empresa que extrae del subsuelo una masa infome que huele a excremento y que debe ser transportada por unas tuberías a un barco o a un mejorador, para luego ser depositada en un barco que ningún bolichico se robe y con eso podamos tener las divisas necesarias para parecer un país.

4) Cerrar Pdvsa y que brille para ella – y sus bonistas- la luz perpetua:

Esta opción ha sido muy poco sugerida y menos comentada. Es la opción por la que me inclino y la razón es una sola: Pdvsa está en bancarrota, y toda empresa quebrada debe ser liquidada. Todos los días en Wall Street una empresa se declara en bancarrota (Chapter 11) y comienza entonces su proceso de liquidación. Si los activos son menores que sus pasivos, los acreedores de la empresa pierden su capital. Así funciona el capitalismo. Si contrataron pasivos –muchos de ellos ilegales y en manos de la mafia roja- por encima de la capacidad de la empresa para honrarlos, es claro que no podemos forzar las decisiones para que esos acreedores recuperen su capital.

Cerrar Pdvsa y sustituirla por una Agencia, una Superintendencia, un Holding (sea cual fuere) que sirva para fiscalizar que las regalías, el ISLR y demás impuestos sean cobrados a los actores que participen en la explotación del petróleo y el gas venezolanos, parece, desde mi humilde punto de vista, la más apropiada decisión, dado el contexto nacional e internacional actual.

Por supuesto, hay muchas consideraciones que se deben tomar en cuenta para llevar a cabo las transformaciones necesarias y son los expertos petróleros (que los tenemos y de la mejor calificación profesional) los que deben esbozar un plan con sus respectivas tácticas y estrategias que nos permitan salir del estado ruinoso en que nos dejó los 24 años de esa involución autollamada revolución.

Insto a todos los candidatos de la oposición que van a primarias a que presenten al país su plan en materia petrólera y de gas. Los venezolanos –los verdaderos dueños de la riqueza en el subsuelo- merecemos enterarnos de lo que piensan hacer, una vez derrotemos a la dictaburra en la próxima contienda electoral.

Basta de improvisaciones. Queremos ver la ruta de acción, el plan maestro que conduzca a recuperar niveles de vida dignos. Necesitamos enterarnos de cuál via representa mejor nuestros deseos y aspiraciones. Es hora de la política, de la buena, de esa hecha para mejorar la vida de los conciudadanos. Queremos y precisamos saber si sobre el papel están ya las acciones a acometer y los resultados que se esperan, o si por el contrario seguiremos en ese fallar continuo de los sobresaltos, la improvisación y la falta de brújula.

Venezuela está condenada al éxito, vamos a echarle una apuradita.

Julio Márquez Belloube

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