Tener un parto humanizado es «cuestión de suerte» en maternidades de Caracas

Ni tan humano. Para respetar los derechos de las gestantes y promover un nacimiento digno, el gobierno nacional creó el Plan de parto humanizado en julio de 2017, un proyecto que forma parte de las políticas para el empoderamiento y protección de la mujer. Y, aunque suena muy bonito, su propósito que es atender a cuatro millones de mujeres y cubrir 75% de los nacimientos a nivel nacional para el año 2025, cada vez se aleja más de la realidad.

En algunas maternidades de Caracas, ni sus mismos trabajadores han escuchado hablar de algún programa con ese nombre. Otros contestan con evasivas y piden el apoyo de algún compañero, intentando que éste sepa dar una respuesta a quien pregunte.

Las promotoras cuyo trabajo es el acompañamiento de la embarazada para que reciba asistencia durante todo el proceso de gestación, alumbramiento y lactancia, en algunas maternidades son solo una figura que acompaña a quienes tienen la suerte de encontrarlas. En otros centros hospitalarios, ni siquiera las dejan entrar porque no entienden el programa o sencillamente «no están de acuerdo».

Según el informe hecho por la alianza de organizaciones Salud para Todas, publicado en diciembre de 2022 sobre el estado de atención ginecobstétrica durante la gestación, parto, nacimiento y puerperio inmediato en el sistema de salud venezolano, de 198 mujeres encuestadas que formaron parte del plan en el mismo año de su creación, menos de 30% de las mujeres recibió información sobre este programa o tuvo compañía de alguna de las promotoras.

La investigación demuestra que, por el peso de la desinformación, las mujeres que dan a luz en centros de salud, sin saberlo, son víctimas de violaciones constantes de sus derechos, «lo que lleva a muchas a no volver a tener hijos después de vivir experiencias, en muchos casos traumáticas».

«El Plan de parto humanizado es muy bello y bien pensado, pero no ataca la raíz del problema», afirma Rossie Cedeño, socióloga especializada en derechos humanos de las mujeres que formó parte de la realización del reporte.

Sí existen

No son un mito. María (identidad reservada) tiene siete años como promotora del Plan parto humanizado. Forma parte de la primera cohorte de mujeres que se formaron al inicio del programa por parte del Instituto Nacional de la Mujer (Inamujer).

En la actualidad también hay hombres promotores. «Hay unos que no pueden tener hijos entonces estar y acompañar a las mujeres durante su proceso de embarazo les parece bonito. Es que cualquiera se puede formar, lo importante es que tenga las ganas de ayudar», señala.

Cuenta que decidió ingresar al proyecto porque su hijo murió a los cinco años de edad por una enfermedad terminal «y siempre me dije que algún día iba a hacer algo para ayudar a los niños, como en su momento, los médicos no pudieron ayudar al mío».

Declara que nunca ha podido ingresar a un parto. «No nos dejan llegar más allá de la emergencia o sala de espera. A veces he pasado a las visitas porque digo que soy la abuela del recién nacido. Pero, como promotora no me dejan pasar».

A su juicio, el rechazo que tienen por parte del personal médico se debe a que «nos ven como imagen política. Por eso nos hemos encontrado con mucho bloqueo por parte de médicos, obstetras y las enfermeras mayormente. No sé si es porque creen que queremos sustituirlas o quitarles el trabajo».

«Con la directiva nunca hemos tenido problema», aclara.

Pese a esto, acompaña a las mujeres que tiene asignadas en su comunidad a cada consulta y guía durante todo su proceso de gestación. «Si el día del parto las mandan a caminar porque les cuesta dilatar, yo les digo qué ejercicios hacer, o les muestro a la pareja si está presente para que puedan hacerlos si están dentro», describe María.

Cuenta que la mayoría de mujeres «llega a nosotras por (el personal de) Barrio Adentro quienes ponen a la embarazada en contacto con la promotora más cercana a su comunidad».

María dice que no reciben un pago por la labor como promotoras: «Nos dan bonos y eso, pero no un sueldo como tal».

Maternidad Concepción Palacios

Una doctora de la Maternidad Concepción Palacios, el principal centro de referencia para atención a embarazadas en Caracas, ubicada en la avenida principal de San Martín, asegura que nunca ha creído ni visto útil la labor de las promotoras. «Lo que hacen es sobar, decirles que todo va a estar bien y la verdad es que ninguna mujer que va a parir quiere que la estén molestando», cuestiona.

En la Concepción Palacios, las promotoras de parto humanizado se encargan de dar charlas los martes y jueves en las afueras del anexo Negra Matea, un espacio donde se da atención a las embarazadas y lactantes.

Al preguntar en la recepción sobre cómo contactar a las promotoras, quienes tienen alguna respuesta indican que sí existe el Plan de parto humanizado, «pero no te sé decir qué días vienen. Ellas se ponen ahí afuera y dan charlas».

En la entrada principal de la maternidad, desconocen si el servicio existe: «Yo creo que eso aquí no se tiene», señala un hombre en el área de información.

Una mujer que dio a luz recientemente en la maternidad calificó su experiencia como «muy positiva». Sin embargo, dice que no recibió guía por ningún especialista o promotora. «La mayor parte de la información general la recibí durante los controles prenatales que me hice acá, pero más nada», contó.

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