Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo, Fase XIX, Entrega 194

(Continuación)

Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo

“Venezuela siempre ha tratado de imaginarse un mundo de amigos y hermanos que no existen”. Con esta frase emitida en un intercambio de opiniones por un colega profesional, quien es escritor y conocedor muy a fondo sobre el litigio territorial actual del Esequibo, he querido iniciar el escrito del presente artículo, en el que el tema BRICS sin la inclusión de Venezuela, como parte del grupo económico de países emergentes a partir del mes de enero del 2024, pareciese que marcó un hito en la historia de las relaciones internacionales con la aprobación del ingreso de seis nuevos miembros al grupo, al tener bajo su control el 80% del petróleo mundial, al igual que 12% del comercio marítimo mundial, transitado a través del Canal de Suez, y el 43 % de la población mundial, representando así el vasto rayado sobre un muro simbólico, en el que se ha pintado en el marco de las buenas relaciones diplomáticas, el reflejo de la algarada geopolítica, geoeconómica e incluso geoestratégica del tercer mundo contra las potencias actuales del mundo occidental, ante las crudas y duras eventualidades que se han venido arrastrando desde inicios de la guerra fría, traducidas en marcadas desigualdades, crecimiento de la pobreza y sustancial dependencia.

Pero a varios de estos países tercermundistas se les olvidó que quien les abrió las posibilidades a nuevos horizontes, tratando que se les diera el puesto adecuado ante el marcado desequilibrio, así como a la revalorización de los recursos que poseen, comercializan y exportan como materia prima a los países del primer mundo, comenzando por el propio petróleo, fue precisamente Venezuela, pero ello no privó en este proceso de selección entre abrazos y promesas de fortalecimiento de las relaciones y de la amistad entre pueblos hermanos, para que se le considerase al país su ingreso, que a criterio del suscrito, ya lo había referido y analizado anteriormente, en cuanto a la inconveniencia actual de su ingreso al grupo BRICS, pero lo que sí trato de resaltar, es precisamente la ingratitud de los gobiernos y países, del hecho de haberse beneficiado estos a costillas del Estado venezolano a cambio de superfluas dádivas y subvenciones, por lo que le sugiero una vez más a los entes nacionales corresponsables de estas actuaciones, la revisión de la extraña y repetitiva política exterior que se maneja hoy en día, en el que
incluso, se han generado intenciones colaterales que han puesto al relieve en el tablero estratégico mundial, posibles incidencias que afectan el proceso relacionado con la recuperación del espacio geográfico integral del Esequibo.

No olvidemos que Rusia con el desarrollo desplegado y la dependencia energética que le ha generado a Europa occidental, llegó a ser calificada como país del segundo mundo, mientras que China, a pesar de haberse desarrollado económicamente hasta alcanzar posiciones muy cercanas a la economía norteamericana, sigue siendo considerada como país del tercer mundo, que junto a los países de América Latina, Asia y África, han manifestado que sus economías fueron aplastadas precisamente por los países del primer mundo, al comprarles éstos los recursos disponibles a precios exageradamente bajos, mientras que los manufacturados con la misma materia prima eran vendidos a precios muy elevados, hecho que en el fondo representa una ineludible verdad, pero ello no lo es del todo, dado que el factor educativo y cultural no ocupó precisamente las prioridades en los procesos de formación para el crecimiento de estos
países del tercer mundo, variable a la que se fue acostumbrando una considerable mayoría, mientras que se iban incrementando hechos basados en facilismo, impunidad, corrupción e incluso, la casi idolatría a los países del primer mundo. Una verdadera hipocresía relacional que se pretende ocultar hoy en día como el sol con un dedo.

Ahora bien, a lo anteriormente señalado se le sumó el hecho de la atención prioritaria que se le exigió a estos países del tercer mundo, en emprender acciones para satisfacer las necesidades de los países desarrollados, condición que incidió como consecuencia directa sobre el ámbito político mundial, cercenando con ello la participación de dichos países en el proceso de toma de decisiones a nivel global, quedando ello únicamente bajo el control de un grupo privilegiado de países, denominados el G7. Por supuesto, que estaría de más, analizar que tanto la ONU, como la OTAN, y por supuesto por conexión dependiente e ineludible de la Corte Internacional de Justicia, estarían en contra del posicionamiento geopolítico y geoeconómico del grupo BRICS, razón que convalida una vez más, la inconveniencia de Venezuela en ingresar por ahora al citado grupo, en atención a la demanda de Guyana contra el país, a propósito de validar o no el Laudo Arbitral de París de 1899, así como a la definición definitiva de la frontera correspondiente al espacio geográfico integral del Esequibo.

Ante las dinámicas que se han venido manejando en medio de este nuevo orden mundial, está muy claro que han emergido a flor de agua, varios intereses provenientes de los países fronterizos continentales con Venezuela, quienes ya han demostrado enrevesadas y encrespadas intenciones que tienden a incidir en la seguridad y desarrollo del Estado venezolano; así mismo, no se puede dejar de lado a los países del Caribe Oriental, quienes al recibir el petróleo bajo la modalidad adquisitiva a precios preferenciales durante tantos años, a propósito de fortalecer la ansiada integración bajo el liderazgo venezolano, que por cierto no se logró, no han tenido la mínima muestra de gratitud hacia nuestro país, sino todo lo contrario, que de hecho, mantienen posiciones radicales en apoyo a Guyana, lógicamente alineados a las tendencias del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, por lo que es repetitivo que las acciones ejercidas por terceros mediante el uso de instrumentaciones estratégicas enmarcadas en el ámbito geopolítico, geoeconómico, político o diplomático, han estado sujetas a una eventual práctica de territorialización enlazadas en una relación de poder e influencias manejadas escabrosamente bajo la mesa, pretendiendo desconocer las realidades ajustadas al Derecho Internacional Público que le asisten por múltiples razones a Venezuela.

Todo ello se ha venido aglutinando en un complejo juego estratégico, mientras que el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, la OTAN, la propia Corte Internacional de Justicia y en particular, el Gobierno de los Estados Unidos de América, quien ha ido incrementando su política de acercamiento mediante conversaciones directas con Venezuela, permanecen todos en un aparente silencio y continua evaluación ante la realidad geopolítica, geoestratégica y geoeconómica que se mueve hoy en día a nivel mundial entre el complejo conflicto de Rusia con Ucrania, que ha tendido fluctuantemente a mostrar posibles escenarios antagónicos a la inclinación de la OTAN, además de la ampliación del Grupo BRICS con la conformación de once (11) países en total a partir del 2024, incluyendo la inclinación fluctuante del petrodólar a nivel financiero internacional, con la tendencia mundial en cuanto al manejo de la política petrogasífera que se vislumbra, todo ello con consecuencias que por ahora lucen relativamente impredecibles.

Lo anteriormente señalado, agrega al complejo haz de variables que conforman la ecuación estratégica en el tablero del nuevo orden mundial, los intereses geopolíticos de Brasil, quien a pesar de haber dado una muestra sensata, en contener las pretensiones expansionistas de las potencias europeas en el pasado por la vía diplomática, particularmente en lo que atañe al territorio que circundaba las adyacencias de la cuenca amazónica, hoy en día pareciese haberse olvidado de su corresponsabilidad mediante la firma del Tratado sobre los espacios fluviales con Venezuela, y el frontal reconocimiento del Esequibo a favor de nuestro país, dado que ha venido jugando cual alfil, sin dar muestras de una certera confiabilidad que más bien corrobora, las intenciones permanentes de una frontal expansión de su territorio.

Los intereses Geopolíticos de Brasil en la Guayana Esequiba han formado parte en el tiempo, de los juegos estratégicos y tácticos de guerra que se ejecutan a través de los cursos de Estado Mayor y de Defensa Estratégica, orientados hacia la Amazonia y el Esequibo, por lo que lejos de disiparse en el tiempo a través de las supuestas buenas relaciones e intenciones políticas y diplomáticas con Venezuela, mantienen su vigencia en el pensamiento y en la actualización de los planes estratégicos e hipótesis de conflictos, conforme a los nuevos desafíos coyunturales, cuyos soportes se apalancan sobre una plataforma adaptada a sus intereses, que aborda asuntos relativos mediante el binomio enlazado entre la ocupación de espacios geográficos adicionales y el desarrollo respectivo, factores que inciden indefectiblemente en su seguridad, tal como se ha venido visualizando con la presencia sistémica y escalonada de ese país en el Territorio Esequibo, sabiendo muy bien que, este le pertenece a
Venezuela, y que el caso con Guyana, se encuentra actualmente en un proceso jurídico ante la Corte Internacional de Justicia.

Mientras tanto, Brasil, ha buscado fortalecer exclusivamente los lazos políticos e ideológicos con Venezuela como punto prioritario entre las partes. Y yo le pregunto al lector, ¿qué puede deducirse de esta actuación contradictoria, cuando como punto de honor, Brasil ha estado obligada con Venezuela por
compromisos internacionales firmados desde el siglo XIX, pero ha jugado en el tiempo en contra de nuestro país, se ha beneficiado de las sanciones internacionales contra Venezuela y, fue copartícipe recientemente en la no inclusión del país en el grupo BRICS?

Y reafirmo lo anteriormente señalado, dado que existen en la actualidad más de setenta (70) acuerdos internacionales firmados entre Guyana y Brasil, que nacieron obviamente a raíz de las posiciones políticas antagónicas que existieron entre los Gobiernos de Venezuela y Brasil, que incluso, generaron al principio, la postergación del reconocimiento oficial de la independencia guyanesa por parte del Gobierno brasilero, mientras que Venezuela sí lo hizo, destacando por supuesto las reservas y los derechos de soberanía sobre el espacio geográfico integral del Esequibo, siendo ello realizado el mismo año de la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966. Ya desde ese entonces, mientras Venezuela buscaba el proceso de entendimiento con Gran Bretaña y Guyana, a Brasil no le era conveniente que se emprendiesen acciones para fortalecer la presencia del Estado venezolano en el Esequibo, dado que Brasil no había desplegado aún fuentes de desarrollo, ni presencia en la región norte, lo que convertía a ese sector geográfico amazónico en una zona vulnerable, siendo ello razón suficiente para que el Gobierno de Brasil se inclinase en apoyar amoldada a sus intereses, la integridad territorial de Guyana.

Y fue precisamente durante el período de vigencia del Protocolo de Puerto España, firmado entre Venezuela y Guyana, que se consolidaron las relaciones entre Guyana y Brasil, en el que se inició un acelerado proceso de cooperación orientado al desarrollo de proyectos de infraestructura e interconexión con otros polos de desarrollo, entre ellos el del puerto de Manaos, con el que se conformaría una nodalidad comunicacional para la conducción de flujos económicos mediante la planificación de estudios de viabilidad para el asfaltado de una carretera de casi 450 kms de longitud que atravesaría la Zona en Reclamación de sur a norte, así mismo, se incluyó la construcción de un puerto de aguas profundas en New Ámsterdam, lo que incluiría los depósitos en el puerto de Georgetown, entre otros proyectos, lo cual se debilitó hasta 1988, año en el que más bien Brasil, comenzó a promover el dialogo y la cordura entre Venezuela y Guyana.

Sin embargo, en paralelo, una comisión demarcadora de limites conformada por los Gobiernos de Brasil y de Guyana, retomó la inspección de los hitos fronterizos, siendo ello una actuación que indudablemente
comprometería los derechos de soberanía invocados por Venezuela sobre el espacio geográfico integral del Esequibo, en el que se estaría reafirmando una vez más, la posición de Brasil sobre la integridad territorial de Guyana.

Creo que no haría falta desplegar ni recordar hechos adicionales al lector, sobre este punto particular que envuelve las relaciones políticas y diplomáticas actuales de Venezuela con Brasil. Nuevamente, le sugiero al Estado venezolano revisar y atender con la prontitud requerida la muy extraña política exterior del país.

Y sin ir muy lejos, todo lo señalado anteriormente se corresponde con un somero perfil de la geopolítica brasilera antes del año 2015, dado que a partir de ese entonces, el descubrimiento petrolero off shore de parte de la empresa Exxon Mobil en los espacios acuáticos del Esequibo, aunado a las asiduas proyecciones de algunos analistas, que han comparado el futuro de Guyana con las actuales condiciones económicas de países del Medio Oriente, como por ejemplo Dubai, ha impregnado indudablemente la soberbia de la dirigencia guyanesa, incurriendo en declaraciones irrespetuosas, desafiantes y perversas contra Venezuela, que generaron entre otras actuaciones, la demanda contra Venezuela ante la Corte Internacional de Justicia, mientras que la presencia naval norteamericana en la zona económica exclusiva de los espacios acuáticos del Esequibo, realizaba operaciones combinadas con Guyana, hecho que generó y no de manera casual, la exhibición rusa de bombarderos estratégicos TU-160 e inclusive de una flotilla de navíos coordinados por el Gobierno nacional, conformando con ello un posible teatro de operaciones
aeronavales, que dependiendo de como fuese manejado, incrementaría o aliviaría las tensiones existentes en la región.

Aproximadamente, el 80% del petróleo descubierto en la cuenca del Atlántico, le pertenece a Venezuela; sin embargo, Guyana asumió que podía conformar alianzas con las corporaciones que allí operan, hecho que sería suficiente para asistir a los pequeños Estados caribeños y centroamericanos, posicionando al vecino país como polo de producción petrolera confiable, y ampliamente respaldado por los Gobiernos norteamericano y de Gran Bretaña, pero hoy en día, el mismo Gobierno de los Estados Unidos ha generado la apertura de una ventana relacional, en el que se han venido incrementando las conversaciones y sus relaciones con Venezuela de nuevo, en procura de alcanzar entre otros puntos, el desarrollo de una iniciativa de cooperación energética tendiente a mitigar los impactos profundos derivados del actual tablero estratégico mundial en materia petrogasífera, en el que el Grupo BRICS pasó a jugar un rol preponderante.

Pero la insuperable ventaja de la posición geográfica de Venezuela, en su interconexión caribeña y atlántica, representa una sensible preeminencia de costo beneficio incomparable, por lo que no debes olvidar también Venezuela, que en el mundo diplomático no existen almuerzos gratuitos, y el tema del Esequibo con un país que tiene grandes intereses en el nuestro, y que además, tiene corresponsabilidades tanto en el Tratado de Washington como en el Laudo Arbitral de París de 1899, la recuperación del espacio geográfico integral del Esequibo constituye un tema obligatorio a inmiscuir
en este proceso actual de entendimiento.

Por supuesto que el desarrollo de estos asuntos también presenta un desafío para el Gobierno de Brasil, ya que el mercado actual de ese país ha incluido geoeconómicamente al Caribe como parte de su entorno estratégico, lo cual implica la participación, corresponsabilidad y toma de decisiones sobre el
tema, más aun cuando parte del ex mercado petrolero venezolano, se encuentra en manos del de Brasil.

Es por ello, que el país vecino, a pesar de su ideología contraria a occidente, ha mantenido una relación de equilibrio, en el que próximamente ambos mandatarios se reunirán. Sugiero que Venezuela evalúe muy bien esta tendencia de ponderación diplomática, e incluso, que siga fortaleciendo las conversaciones actuales, en procura de neutralizar los efectos nocivos que bien se conocen hoy en día, incluyendo el de los países vecinos, así como elevar los alcances requeridos en materia de seguridad, defensa y desarrollo de la Nación. Es indudable que el tema del Esequibo no podría quedar de lado.

El trasfondo de todo lo presentado en el presente artículo, no constituye únicamente un punto de vista particular, sino también un refresca memoria al lector sobre las tendencias de los países vecinos en el tiempo, en el que la historia le ha demostrado al gentilicio nacional, que Venezuela ha perdido más de la mitad de su territorio sin haber disparado un solo tiro, quedando este en manos de los países vecinos, y en el caso de la frontera oriental venezolana, ya habían comenzado a emerger variables de primer orden que indudablemente preocuparon y siguen preocupando hoy en día al atropellante y recalcitrante desafío del Gobierno de Guyana, quien se ha visto en la necesidad temporal de evaluar sus absurdas e ilegítimas acciones, además del sórdido silencio de sus posibles aliados, sumatoria de hechos que mientras se conforma la Contramemoria a presentarse en el año 2024 ante la Corte Internacional de Justicia, favorecen a Venezuela, inclinando continuamente la balanza en su favor, a propósito de reafirmar una vez más que “el sol que brilla sobre Venezuela, nace en nuestro Estado Esequibo”.

NOTA:

Saludos a todos, manifestándoles que habiendo culminado la elaboración de esta cuarta obra, ayer Kindle Paperwhite International, me notificó formalmente la aprobación y exposición pública a través de Amazon de este libro, para lo cual envío si es del interés personal, el contenido del mismo. Este escrito constituye la actualización del litigio actual entre Venezuela y Guyana sobre el Esequibo, en el que la actuación de la Corte Internacional de Justicia, la OTAN y la ONU, han generado cambios que por un lado le dan mayor complejidad a la ecuación matriz de la controversia, y por el otro, han colocado a flor de agua variables geopolíticas geoeconómicas y geoestratégicas, que bien manejadas, constituyen un frontal touché de Venezuela sobre Guyana, para la recuperación definitiva de nuestro territorio continental usurpado desde 1899, incluyendo los espacios marítimos en el Atlántico.

La Corte Internacional de Justicia en el nuevo orden mundial a raíz de la Excepción Preliminar venezolana https://a.co/d/ehN29NA

Por: C/A (r) Dr. José Chachati Ata

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