Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo, Fase XIX, Entrega 203

(Continuación)

Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo

Creación del Vigésimo cuarto Estado de la División Territorial de Venezuela, denominado “Esequibo”.

Ante la falsa y desvergonzada posición del Gobierno de Guyana en victimizarse hipócrita, continua y sistemáticamente ante la comunidad internacional, mostrando cual Estado profundo con sus turbios y manipuladores discursos, la cara de la moneda que no se corresponde con la realidad que enmarca al litigio actual del espacio geográfico integral del Esequibo con Venezuela, en el que se ha pretendido con descaro y desespero, que la Corte Internacional de Justicia se pronuncie a su favor, es decir, que el Tribunal de La Haya despoje en una vil estafa a Venezuela, esperando que ésta sentencie la confirmación legal del Laudo Arbitral de París de 1899, así como concederle el efecto vinculante de la decisión relativa a la frontera definitiva entre ambos países.

Por las razones antes citadas, me veo en la necesidad de exacerbar en este artículo, el señalamiento de varias referencias y exhortaciones, que permitan sustentarle al Estado venezolano la necesidad de acceder a la creación del vigésimo cuarto Estado venezolano denominado Esequibo, con capital Ferrear, hecho que refutaría de una vez por todas los enrevesados, azarosos y débiles fundamentos guyaneses, con los que ese gobierno ha pretendido enarbolar sus supuestos derechos, cuando más bien, ya debería por vergüenza propia, admitir y desistir de sus pretensiones, en el que el territorio objeto de estudio se corresponde con un área geográfica que le fue sustraída mediante estafa a los venezolanos en el siglo XIX (Laudo Arbitral parte I), y el Gobierno de Guyana hoy en día, se ha convertido en un vulgar cómplice de la salvaje atrocidad cometida contra Venezuela, al pretender mantenerse con el statu quo del pasado iniciado por el Gobierno de Gran Bretaña a partir de 1840, desconociendo las pruebas irrefutables que han desenmascarado ante el mundo sus bajas intenciones, es decir, continuar con la usurpación del Territorio Esequibo mediante la implementación del Laudo Arbitral de 1899, parte II.

La lógica del sentido dominante, asociada a los impulsos de la Defensa Integral de la Nación, la independencia y soberanía del Estado venezolano, han originado desde que Guyana decidió darle la espalda al Acuerdo de Ginebra de 1966, múltiples eclosiones de subjetividades y puntos de vista, abriendo espacios para construir novedosos contenidos con focalización y sensibilidad sobre la noción de ética y libertad. Los procesos actuales que han emergido a través de los distintos escenarios geopolíticos, geoeconómicos y geoestratégicos que se dinamizan engranados a los intereses de los países del primer mundo en el tablero estratégico mundial, han sido transformados en atención a intereses y malévolas perspectivas de otras naciones que ocultan, simulan y desvían contenidos dominantes, como lo ha sido el caso del Gobierno de Guyana, quien ha pretendido definir aceleradamente la territorialidad sobre la base
propia de un Estado profundo, regando acciones y discursos a una sociedad sobre un territorio, que aunque reclama, no ha demostrado un verdadero interés sobre éste, procreando tácitas afirmaciones de reconocimiento, reminiscencia y afirmación del espacio geográfico integral esequibense a favor de Venezuela.

Es por ello, que más abajo, se sustentan las razones por las que debía crearse el Estado Esequibo, al igual que la ubicación de su capital, considerando diversos factores fundamentados en los ámbitos del interés nacional.

El sentido de integridad territorial de los venezolanos, ha ido concibiendo mediante el vínculo personal y societal a propósito de su identidad, el dar a conocer sus actitudes e ideas en torno a la realidad que le ha rodeado hoy en día ante el descalabro que el Gobierno del país vecino ha forjado turbia e infundadamente, por lo que cada ciudadano venezolano se ha venido fortaleciendo cada vez más con el debido sentido de exclusividad, sobre la pertenencia de su espacio geográfico integral del Esequibo, el cual se corresponde geohistóricamente con 159.542 kilómetros cuadrados, que sumado a la legítima plataforma continental sustentada sobre el Derecho del Mar, le otorga a la República la fundamentación legal de ejercer su soberanía sobre más de 400.000 kilómetros cuadrados.

Por ello, el disponer que la República es un solo Estado, requiere que el actual Gobierno Nacional ante la coyuntura que se maneja sobre esta controversia territorial, diseñe y ejecute políticas de unidad, sobre las que se ejerza obligatoriamente la soberanía y la salvaguarda de la integridad territorial, y el Estado Esequibo es en la actualidad una de las médulas neurálgicas que ameritan la debida atención.

La integridad territorial asumida en dos niveles territoriales subnacionales por una coyuntura histórica fraudulenta, no genera como lo han querido señalar los guyaneses en tiempos pasados, un abismo entre la población de ambos lados, sino que más bien, los venezolanos han reconocido sin dualidades de interpretación, la diversidad nacional allí existente (lo que incluye la presencia de las razas aborígenes), hecho que fortalece y abre caminos para propagar la expresión de la riqueza cultural de la nación sobre esta propuesta, que debe emerger a flor de agua como parte de las acciones inmediatas que el Estado venezolano debía ejecutar.

La delimitación del espacio geográfico integral esequibense ha hecho imprecisa la conducta de Guyana, al actuar ésta desesperadamente en búsqueda del apoyo internacional, pretendiendo mantener la estafa actual contra Venezuela, otorgando licitaciones ilegítimas, obteniendo beneficios unilaterales, dándole la espalda al Acuerdo de Ginebra de 1966, además de no existir legalmente los correspondientes sustentos jurídicos de los límites que ella señala como propios de ella, que han brillado por su ausencia en el Laudo de París de 1899, sumatoria de hechos que derivados abiertamente del fraude desenmascarado internacionalmente sobre la citada sentencia, han propiciado diferentes incidentes fronterizos en el tiempo, ya sea en mar, aire o en tierra, alterando fluctuantemente las tropezadas relaciones que habían existido entre las partes.

Las fronteras de Venezuela se estructuraron clara e ineludiblemente, de acuerdo al principio del Uti Possidetis Juris, según el cual se debían conservar los límites que poseía la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política de 1810.

La conciencia nacional se forjó por el sentimiento de pertenencia de los ciudadanos hacia el territorio que habitan históricamente, reafirmando la existencia de esta gran Nación cuando los individuos que la integran, están conscientes hoy por hoy, que tienen un cometido común y el proyecto de un porvenir mancomunado que atienda los intereses vitales sostenidos en sus siete ámbitos, por lo que la recuperación del espacio geográfico integral del Esequibo es inequívocamente un preludio de su integridad territorial.

El ejercicio de la soberanía como actitud y acción característica y categórica del Estado venezolano, ha evolucionado históricamente desde la formación del Estado independiente de Guyana, y al Gobierno Nacional le ha resultado un tanto dificultoso encontrar una solución aceptable por lo susceptible del asunto, dado que involucra sentimientos de pertenencia geohistóricos que se han desarrollado y acumulado fragmentada e inconstantemente, influyendo en fluctuaciones acomodaticias en el marco del fortalecimiento de la Defensa Integral de la Nación, asentando sendas brechas entre ambos Estados.

Esta realidad se cristaliza en la racionalidad sostenida y continua, sobre principios y valores que debían enaltecer el gentilicio y honor de la Nación venezolana ante Guyana y Gran Bretaña, dado que el ultraje de un territorio que geohistóricamente nos pertenece, y que nos fue despojado para establecer una entidad soberana que no responde a la realidad, denigrando, evadiendo y desfavoreciendo a la Nación, tiene un peso de similar magnitud para quien sabe que dicho territorio no le pertenece, uno (Gran Bretaña) porque le regala al otro lo que no es suyo, y el otro (Guyana), porque estando consciente aceptó la condición. No puede comprender, transmitir y menos mencionar el vocablo independencia, soberanía, territorialidad y salvaguarda de la integridad territorial, quien siempre careció de unidad territorial, respaldando mediante el engaño una ficticia cohesión nacional.

Ese es el caso actual que circunscribe la actuación Gobierno de Guyana. La historia señala que la República Bolivariana de Venezuela ha sido embestida con una desgarrada historia ante el cercenamiento del espacio geográfico integral del Esequibo. La conducta colectiva del venezolano, había demostrado cierta insensibilidad e inconsciencia espacial sobre ese territorio por el desconocimiento sobre el tema, hecho que ha cambiado sustancialmente en estos últimos años, al haberse iniciado una campaña informativa, lo que debería acompañarse con decisiones a través de la ejecución de políticas fronterizas como garantía de la salvaguarda de la integridad territorial.

La frontera oriental de Venezuela definida desde el Estado Delta Amacuro hasta el río Esequibo, aparece como una zona relativamente marginal, por cuanto la influencia de los centros de poder en esa región es insuficiente e inadecuada a los discursos que se han venido manifestado. La distancia que separa a Caracas o Georgetown de esta zona fronteriza unida a las condiciones reinantes en el sitio, han demostrado la realidad señalada; sin embargo, el giro que Venezuela viene dando con pasos firmes, apunta a que está en condiciones prestas para originar procesos escalonados que fortalezcan el desarrollo integral de la Nación, con mayor presencia del Estado venezolano y cristalización de un género de vida, con pensamientos apropiados a las nuevas realidades, y que trasciendan las fronteras en el escenario geopolítico actual.

La variable fundamental del comportamiento geohistórico venezolano desde finales del siglo XIX, ha tenido como apuntalamiento el salto de las civilizaciones laborales que se ejercieron en el espacio terrestre continental, trasladándose hacia las industriales y urbanas, donde las comunicaciones han sido determinantes; en este contexto, el espacio geográfico integral venezolano en el Esequibo determina por sus condiciones geográficas, a propósito de fortalecer la conciencia acorde a la realidad frente a Guyana, la necesidad de presionar y tener mayor influencia en ese territorio, así como convivir, influir, intercambiar y apoyar a la población allí residente.

Adicionalmente se requiere la firme voluntad de crear los medios de un flujo comunicacional (conectividad) adecuado a la nueva geopolítica mundial y regional, así como las acciones referidas como amenazas latentes que emergen de los países fronterizos, desconociendo los compromisos antes firmados, verbo y gracia, por un lado brota el compromiso del Acuerdo de Ginebra de 1966 firmado por Guyana, y por el otro, el Tratado de delimitación de los espacios fluviales firmado con Brasil desde el siglo XIX, en el que ese país reconoció al Esequibo como Territorio venezolano. Hasta el río Esequibo.

La historia ha demostrado el descaro sin sustento jurídico de los terceros que han apetecido obtener y explotar integralmente el espacio geográfico venezolano; en razón de ello, la Nación debe modernizar y enriquecer su conciencia de espacio para evitar crear vacíos en la población, dado que esta insuficiencia coadyuvó a cercenar buena parte del territorio.

La perspectiva sobre la integridad territorial venezolana fue eminente al expresarla el Libertador Presidente Simón Bolívar, quien profundizó sus reflexiones al expresar que Guayana y Casanare eran las provincias nucleares de su sueño; a ello se agrega el interés y discurso de Guyana ante la comunidad internacional, el cual es hoy en día tan patético y contradictorio a lo que ella pregona, que la población de ese país vive exclusivamente en un área de diez mil kilómetros cuadrados que se corresponden a la franja costera ubicada al este y NO al oeste del río Esequibo. El resto son anexiones que han demostrado la espurria diseminación de grupos abandonados a su suerte.

Adicionalmente, el artículo 15 de la Constitución venezolana de 1999, consagra la responsabilidad al Estado Venezolano de establecer una política integral en los espacios fronterizos terrestres, insulares y marítimos, preservando la integridad territorial, soberanía, seguridad, defensa, identidad nacional, diversidad y ambiente; promoviendo el desarrollo cultural, económico, social y la integración, atendiendo la naturaleza propia de cada área fronteriza a través de asignaciones económicas especiales, y la Ley Orgánica de Fronteras, determinará las obligaciones y objetivos de esta responsabilidad.

La creación de nuevas entidades políticas venezolanas, originan la posibilidad de crear territorios que permitan el ejercicio de la soberanía nacional y consolidación de la salvaguarda de la integridad territorial, extendiendo estas al espacio geográfico integral del Esequibo; la Nación venezolana con la legítima titularidad y demostración ante la comunidad internacional de la reivindicación que se espera obtener, estaría asentando cónsonas posiciones geopolíticas. Esta acción, motiva el estudio para decretar
como lo señaló el suscrito, lo concerniente a la creación de un Estado fronterizo, que sería el vigésimo cuarto de la división territorial venezolana, denominado “Esequibo”, cuya capital sería “Ferrear”, y su ubicación geográfica estaría en lo que es actualmente “Mahdia”; y su justificación se fundamenta en el siguiente análisis:

  1. Venezuela tiene jurídicamente definidos los límites territoriales que se corresponden con los de la Capitanía General de Venezuela antes de 1810 y, su delimitación sur-oriental seguía por el río Esequibo desde sus afluentes hasta la desembocadura en el océano Atlántico, ratificado por el Libertador, el gobierno de Gran Bretaña y luego el de Brasil en 1859.
  2. Gran Bretaña ha tenido grandes divergencias sobre las posesiones legítimas del espacio geográfico esequibense y los límites de Guyana con Venezuela, y recurriendo a la Cancillería holandesa, ésta manifestó que desde la firma del Tratado de Munster hasta 1842, al norte de la Sierra de Imataca y
    al oeste de Moroco, no existían asentamientos efectivos y continuos de los holandeses ni británicos, hecho que reafirma la farsa y excesos cometidos en el Tribunal de París, además de la seguridad de pertenencia del territorio en reclamación a favor de Venezuela.
  3. La conciencia nacional venezolana ha tenido un cometido común: el proyecto de un porvenir mancomunado que atienda los intereses vitales sostenidos en sus siete ámbitos y, la reivindicación del espacio geográfico integral del Esequibo es inequívocamente un preludio de su integridad
    territorial, por lo que la condición venezolana con el entorno ha variado en positivo, a propósito de la dinámica actual que se sintetiza con los países vecinos sobre la complejidad espacial, donde se conjugan la ventaja geopolítica de la Nación venezolana por su posición geográfica al norte de
    la América Meridional, y la interacción derivada del poder estructural agregado en el marco de las relaciones internacionales.
  4. La Nación guyanesa tiene lo que no tienen los Estados insulares del Caribe, ni le ha manifestado a la comunidad internacional la realidad de ésta en disponer de más de 40.000 kilómetros cuadrados de reserva y expansión territorial, a fin de evitar la migración por falta de espacio vital.
  5. La creación del vigésimo cuarto de la división territorial venezolana, denominado ”Esequibo”, cuya capital se llamará “Ferrear”, ubicado geográficamente en lo que es actualmente “Mahdia”, coadyuvaría a legitimar y demostrar ante la comunidad internacional la pertenencia y reivindicación
    del espacio geográfico integral venezolano en el Esequibo, en el que la incorporación por derecho del océano Atlántico, constituiría para Venezuela un elemento fundamental del poder estructural en cuanto la aplicación de su política exterior y posición geográfica; se plantearía asumir esta ventaja en
    términos relacionales con las demás Naciones, como entramado socio-cultural de intereses y valores regulados por políticas acordadas que respondan a los siete ámbitos del interés nacional.
  6. El Eje Orinoco-Apure-océano Atlántico es el mero centro de desarrollo con independencia energética, recursos hídricos, gasíferos, petroleros, minerales, agrícolas, forestales y turísticos, donde deben concentrarse las acciones del Estado venezolano, de manera que contrarresten y mejoren los vacíos existentes, protegiéndose del intento de irrupción foránea y vulnerabilidad de su integridad
    territorial, lo que ampliado mediante la anexión del Estado Esequibo, ampliaría ineludiblemente la fortaleza geopolítica y geoeconómica del país a nivel regional y continental.
  7. El océano Atlántico constituye para las naciones de su cuenca al norte de la América Meridional con el Caribe Oriental, la necesidad de un esfuerzo conjunto e interdisciplinario, con amplio espectro de desarrollo; Venezuela con el potencial que tiene en los espacios acuáticos, su ventaja geopolítica y el
    interés que implica la reivindicación del espacio geográfico integral del Esequibo, puede y debe construir sustentos para la salvaguarda de la integridad territorial mediante políticas de desarrollo marítimo integral, razón primaria para proceder con la propuesta realizada.
  8. Existe cohesión en cuanto a las variables que conforman la integridad territorial y el desarrollo oceánico integral, donde la percepción espacial se corresponde con el lugar de vida, la interacción del hombre – sociedad con la comunidad de vida y el sentido de exclusividad con la calidad de vida. El territorio, geográficamente, se precisa como una función relacional de los seres humanos con los fenómenos naturales; en este sentido, el mar se ubica en su más amplia dimensión dentro de estas aplicaciones, lo que constituye el fundamento lógico para sostener que el territorio marítimo no es de naturaleza geográfica distinta al territorio terrestre o aéreo, singularmente cuando e! objetivo de
    conocimiento ha tenido su origen en la naturaleza del escenario geopolítico venezolano, y ello ha sido manejado erróneamente por Gran Bretaña, y continuado bajo el mismo marco de actuación, sustentado hoy en día ante el mundo en un falso positivo por el Gobierno de Guyana.
  9. Con la entrega territorial correspondiente a Venezuela, Surinam y Brasil, los 5.000 kilómetros de Trinidad & Tobago, así como el de otras naciones con extensión territorial que los califica de pequeños en comparación a los 50.000 kilómetros originales de Guyana, representan una extensión de espacio que no pueden dar cabida a retóricas que intenten reflejar ante la comunidad internacional la imagen de una ambición imperialista venezolana, razón por la que se demuestra que no hay relación entre la extensión, la población, el espacio vital y la calidad de vida que tanto
    pregona el Gobierno de ese país.
  10. La percepción espacial que interactúa en la población venezolana con sentido de identidad nacional y exclusividad, tiene fallas que ameritan analizarse, así como decidir, planificar, ejecutar, supervisar y darle un sentido de constancia estatal y no gubernamental, procurando una exposición sobre la dimensión tangible de su Defensa Integral, sustentada en la salvaguarda de la integridad territorial. En este contexto, el poder estructural situacional de Guyana, mediante retóricas y el apoyo exterior que ha venido recibiendo, le permite mantener como alternativa el statu quo actual frente a Venezuela, valiéndose de las acciones acometidas en contra de los intereses de Venezuela, tanto
    por el Secretario General de la ONU como por la Corte Internacional de Justicia.
  11. El Estado venezolano requiere fortalecer la visión actual en el escenario geopolítico de modo que sea capaz de proyectar y consolidar los intereses de la nación, así como neutralizar las intenciones de los Estados vecinos mediante acciones de atracción, integración e incorporación de los espacios geográficos integrales pertenecientes a la República Bolivariana de Venezuela antes de 1810. En este contexto, Mahdia, es uno de los ocho mayores asentamientos poblacionales existentes a lo largo del espacio geográfico esequibense, con mayor posesión de oro y diamantes, lo que permitiría además
    de la generación de empleos directos e indirectos, desarrollar y mantener un mayor control al tener los centros de poder allí radicados.
  12. Por su proximidad a los espacios fluviales de los ríos Mazaruni y Esequibo, además de la dinámica económica que tendría un sensible crecimiento, Mahdia permitiría el ejercicio de un mayor y permanente control de las amenazas existentes, además de propiciar el acercamiento político y diplomático, aunado al de la población venezolana y guyanesa en un proceso de consolidación e integración.
  13. Su cercanía a la vía terrestre de comunicación entre Bártica y Mazaruni (Potaro), tiene ramales a los puertos mineros de Isana y Tumatumari, siendo esta la única carretera que se interna dentro del Estado Esequibo. De allí podría iniciarse un proceso escalonado de integración comunicacional a lo largo y ancho de ese espacio geográfico, renegociando la construcción de la carretera sur-norte y viceversa iniciada por Brasil.
  14. La proximidad a la franja petrolífera tanto del Estado Esequibo como de Guyana (norte, noroeste y noreste), permite además desde Mahdia, el control exhaustivo en cuanto a los programas de exploración y explotación conjunta, mejorar las condiciones de seguridad integral poblacional y, fomentar un proceso de cooperación e integración que Venezuela asumiría con mayor ventaja, pero también, con mayores responsabilidades, dada la infraestructura requerida y la tecnología de avanzada comparativa que posee la Nación.
  15. La centricidad del poder permitiría mantener un control ecológico hacia los cuatro puntos cardinales, además de la proximidad a las zonas con potencial hídrico para el tratamiento y consumo de las aguas para la población, así como el control por su cercanía, a la zona restringida por la existencia de materiales radioactivos y de cobre (noroeste y oeste del Esequibo), hecho que amplía el espectro de razones para ejercer el control de exploración y explotación de recursos apetecidos por naciones desarrolladas, así como el medio de generar el sustento y progreso poblacional.
  16. La proximidad a los proyectos hidroeléctricos del Alto Mazaruni y sus poblaciones cercanas al Estado Bolívar (oeste), así como al área geográfica donde se desarrollan los proyectos brasileños del Ireng (suroeste), benefician el control, desarrollo, crecimiento, cooperación e integración tanto con la Guyana como con Brasil en sus fronteras; adicionalmente obligaría a una planificación y desarrollo consolidados hacia la nodalidad y conectividad de los Estados Bolívar y Delta Amacuro hacia el Esequibo, así como su sustentabilidad, además de establecer una política de control, disuasión y uso de la carretera construida por Brasil en el Esequibo sin permiso de Venezuela, para facilitar su salida
    hacia el océano Atlántico.
  17. La extensa riqueza forestal existente en las áreas adyacentes de Mahdia, permite transportar con mayor fluidez la madera por los espacios fluviales, así como la cercanía geográfica que tiene en general a las áreas donde abundan el hierro, manganeso, bauxita y cobre, próximos a la confluencia del Cuyuní con el Mazaruni, les cede el beneficio de transportarlas con mayor facilidad; por otra parte la cercanía al este del río Esequibo, permite el desplazamiento por el espacio fluvial de la economía hacia el norte hasta lograr la salida directa al océano Atlántico.
  18. La posición centrada de Mahdia en cuanto latitud geográfica se refiere con respecto al Esequibo y Guyana, permitiría geopolíticamente controlar, desarrollar y supervisar en forma omnidireccional, todas las políticas, estrategias y objetivos trazados en materia de integración tanto con las naciones ubicadas al este de la República Bolivariana de Venezuela como de Brasil.
  19. El nombre de Ferrear como capital del Estado Esequibo, se deriva del año 1821, cuando el Libertador Simón Bolívar supo que La Torre acechaba en la Sabana de Carabobo, ordenándole pasar al ejército venezolano por caminos angostos para caer a la retaguardia del enemigo, pero aún así, éstos quedaron bajo el fuego de los españoles, afrontando serias dificultades, ocasión esta que permitió cubrirse de gloria e inmortalidad al Comandante Ferrear y su aguerrida legión británica, quienes con un nutrido fuego al enemigo, dieron tiempo a que las fuerzas patriotas se reorganizaran para derrotar en breve tiempo a las tropas realistas, alcanzando Venezuela su victoria e independencia.

Culmino este artículo sugiriendo a la Comisión Tecno-jurista venezolana, realizar la evaluación de esta propuesta, de manera que bajo la visión del asunto objeto de estudio como tema de Estado y no de Gobierno, dadas las circunstancias actuales, se den pasos firmes y decisiones que requieren hoy por hoy todos los venezolanos, y ello indudablemente fortalecería al país, que con todas las amenazas a recibirse como es natural de parte de Guyana y sus hipócritas aliados, se habría dado un paso firme que podría geoeconómica y geopolíticamente debilitar al Gobierno de Guyana y las circunstancias que se inclinan falsamente en favorecerle, incluyendo la competencia jurídica que se adjudica la Corte Internacional de Justicia, hecho que abriría las puertas a un probable, mayor y mejor entendimiento si así se requiere, entre los Gobiernos de Gran Bretaña y Estados Unidos con Venezuela, siendo éstos los Gobiernos que participaron nefastamente en el Tribunal de París para el dictamen de la viciada y nula sentencia de 1899.

Solo hay que verle la otra cara de la moneda y evaluar esta factibilidad planteada, para reconfirmar una vez más que “el sol que brilla sobre Venezuela, nace en nuestro Estado Esequibo”.

Por: C/A (r) Dr. José Chachati Ata

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