(Continuación)
Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo
Semana de tensiones suscitadas por la disputa del espacio geográfico integral del Esequibo, en el que a través de las redes sociales, han venido circulando algunas informaciones sobre acciones emprendidas incisivamente de parte del Gobierno de Guyana contra Venezuela, sustentadas en supuestas amenazas al país mediante la conformación de algunas alianzas provenientes de diferentes países, aunado al acto de izada del pabellón guyanés por el propio Presidente de ese país, en las cercanías de la línea divisoria actual que presume poseer el país vecino, además de los videos propagandísticos con mensajes alegóricos que han buscado confundir y resquebrajar la moral de los venezolanos, y en especial, hubo uno en el que fueron utilizados inocentemente niñas y niños que habitan en el citado espacio geográfico oriental venezolano, usurpado afrentosamente desde el siglo XIX por el Reino de Gran Bretaña, y hoy en día por Guyana, por lo que se han generado diversos comentarios en el ámbito nacional, sustentados en incertidumbres, manipulaciones, y tendencias proclives a suscitar una matriz de opinión negativa para con nuestro
gentilicio y nuestra Gloriosa Patria.
Lo anterior no ha sido más que una triste, agreste, escabrosa y burda política del Gobierno de Guyana, sostenida en la necesidad de ocultar el profundo desespero de su propio Haraquiri, al haber introducido erróneamente la demanda contra Venezuela ante la Corte Internacional de Justicia, dejando abiertas varias puertas jurídicas esenciales que no tiene como ocultar, además de desviar la atención sobre las desacertadas decisiones que adoptó, al alejarse de su compromiso de entendimiento establecido en el Acuerdo de Ginebra de 1966. De seguir bajo el mismo esquema infructuoso, las consecuencias apuntan hacia desenlaces con un costo político muy elevado para ese Gobierno.

De hecho, ni siquiera los medios informativos guyaneses como el «Show the World Guyana» y «Guyana, South America» acordaron alineadamente converger en las publicaciones realizadas, derivando ello en contradicciones y en un falso positivo contra Venezuela. Particularmente, el Almirante guyanés retirado Gary Best, indicó infundadamente que la Constitución venezolana adoptó el Laudo Arbitral de 1899 como válido, dado que allí, en materia de división político territorial se describieron a los Estados actuales y no al Esequibo, por lo que ahora se estaría buscando incorporar al territorio en disputa como un nuevo Estado, pero resulta que la afirmación de dicho personaje es totalmente baldía, dado que la Constitución venezolana refiere al Territorio que se corresponde con la Capitanía General de Venezuela de 1777, y el Esequibo forma parte del país desde ese entonces.
Adicionalmente, el líder de la Oposición guyanesa, Aubrey Norton, ha señalado también que antes del Laudo Arbitral de París 1899, Guyana poseía territorio en el área del río Orinoco y que ello debería revisarse en caso de que la Corte Internacional de Justicia emitiese un veredicto mediante el cual el citado fuese inválido. Pobre afirmación, que demuestra la pésima costumbre de continuar repitiendo la turbia tendencia geohistórica que se manejaba desde el siglo XVII por parte de Inglaterra, en materia de usurpación y despojos amañados de espacios geográficos que no le pertenecían, tal como le ocurrió a Venezuela a raíz del Tribunal de París entre 1897 y 1899.
Pero también, como no se puede solapar la cobertura del sol con un dedo, y resalta que tampoco se oculta ni se ignora la larga desinformación manejada hacia los venezolanos sobre el tema objeto de estudio como parte de la política nacional, sobresale que en el tiempo, la disputa territorial se mantuvo bajo el manejo de unos pocos, considerando que lo establecido en el Acuerdo de Ginebra de 1966, en contraposición a la realidad esgrimida sobre una posible recuperación parcial a ser alcanzada si se hubiese llegado a un entendimiento entre las partes, representaría un alto costo político, a lo cual se le incorporó el innegable y muy extraño cambio de política exterior que se estableció antagónicamente desde principios de este siglo, sumatoria de hechos que han conducido a esta fusión descalabrada de reacciones sin rumbo claro y un tanto desorientadas, que precisamente se utilizan con un gentilicio que merece y requiere mayor comprensión y participación, dado que muchos aún no han comprendido totalmente el trasfondo de lo que está sucediendo realmente, ni las implicaciones sobre la dimensión nacional e internacional que conllevaría la recuperación del espacio geográfico integral del Esequibo.
De hecho, ya se había señalado en el artículo de la semana anterior, que el Gobierno de Guyana en conferencia dictada en la Universidad de Georgetown, expresó con carácter muy reservado, la preocupación originada por el vacío jurídico que habría dejado la firma del Tratado de Delimitación realizado en 1859 entre Venezuela y Brasil, en el que Brasil reconoció el Territorio Esequibo a favor de Venezuela, además que Gran Bretaña no protestó el mismo, concediendo con su silencio, un tácito e indiscutible reconocimiento jurídico ajustado al Derecho Internacional, del Territorio actualmente en disputa a favor de Venezuela hasta el río Esequibo.
Adicionalmente, al dictaminarse la sentencia del Laudo Arbitral de París de 1899, además de la protesta venezolana sobre el nefasto resultado obtenido sin la motivación necesaria, el Gobierno de Brasil reclamó también el fallo de dicho Tribunal, dado que éste último adjudicó sin haber sustentado jurídicamente el veredicto a favor de la Guayana Británica, otorgándole los ríos Cotinga y Tacutú, afluentes del río Branco, afluente del río Amazonas con su cuenca hidrográfica al Este, lo que afectó directamente el territorio brasileño, por lo que se recuerda que en el Tratado firmado entre Venezuela y Brasil en 1859, se estableció que del monte Roraima a la fuente del Cotinga, se continuaría por el medio de la corriente de ese río hasta su unión con el Takutú, y de allí, se seguiría por el medio de la corriente del Takutú hasta su fuente. Ello constituye otra prueba irrefutable sobre la arbitrariedad del Tribunal de París con las decisiones adoptadas en 1899, que aun al ser corregidas años después mediante un arbitraje internacional, quedó sustentado también que el método adoptado por el citado Tribunal de 1899, fue erróneo en sus procesos.
Por otra parte, aun cuando se ha intentado descalificar por el Gobierno de Guyana y otros profesionales del Derecho el argumento escrito por Severo Mallet Prevost, Abogado que representó los intereses de Venezuela en el Tribunal de París entre 1897 y 1899, cuyo Memorando constituye un documento por excelencia a favor de los derechos de Venezuela que fueron burlados cínicamente por los Gobiernos de Gran Bretaña y de Rusia para satisfacer intereses de sus países en aquel entonces, no señala absolutamente nada que demuestre como parte de las pruebas irrefutables a favor de Venezuela en el Tribunal de París, el reconocimiento firmado en 1859 por parte del Gobierno de Brasil, sobre el Territorio hasta el río Esequibo en favor de los venezolanos.
Es propicia la circunstancia para señalar que, en consulta jurídica realizada por el suscrito, el documento mencionado en el párrafo anterior, al ser puesto a un proceso de verificación sobre su autenticidad, al igual que la firma del mismo con la fecha del escrito respectivo, adquiere todos los derechos jurídicos para concederle aprobación, confirmación y garantía. Ejemplo de ello lo constituye el hecho por el que una persona que deje por escrito su testamento y al momento de haber fallecido, se procede a la verificación sobre la legitimidad de dicho documento con la firma auténtica y fecha de elaboración, siendo ello las bases legales fundamentales que otorgan pleno Derecho para el cumplimiento de lo allí escrito. El escrito de Severo Mallet Prevost no es ni será la excepción como se ha pretendido señalar.
Del escrito en el Memorando de Severo Mallet Prevost, el Estado venezolano inició una serie de acciones que condujeron entre otros, a la obtención de documentos primarios en manos de los británicos, que fueron ocultos ante el Tribunal de París, y encontrados posteriormente con el minucioso trabajo realizado por un grupo de Jesuitas en favor de Venezuela.
Complementariamente, se iniciaron algunos eventos que condujeron a la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966, documento que nació del señalamiento de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas sobre la necesidad de anulamiento del Laudo Arbitral de París de 1899. A interpretación jurídica se somete el hecho por el que también el naciente Acuerdo de Ginebra de 1966, firmado por Venezuela, Gran Bretaña y posteriormente por Guyana, ha sido tendiente a una categórica clasificación tácita para la contraparte sobre la aceptación de nulidad de la sentencia emitida en 1899, porque de lo contrario ¿qué otro sentido pudo haber tenido firmar dicho Tratado por los Gobiernos?

El tiempo sigue transcurriendo, y el Gobierno de Guyana al igual que se ha basado en las declaraciones e interpretaciones unilaterales dadas por los Mandatarios de ese país, cada uno en su momento, reconoció también ante la Corte Internacional de Justicia que existe una disputa con Venezuela sobre el Territorio Esequibo, hecho que indiscutiblemente y referido a su actuación en dichos espacios (tanto continental como marítimo), es totalmente ilegal, y más aún cuando el Laudo Arbitral de 1899 fue referido exclusivamente al espacio geográfico terrestre, que sin haberse definido los espacios acuáticos respectivos, inició un conjunto de acciones geoeconómicas para la exploración, explotación y comercialización petrolera a merced de las actuaciones instruidas por la empresa transnacional Exxon Mobil, hecho por el que con los derechos que posee el Estado venezolano en la fachada Atlántica conformada por el Delta del Orinoco y la costa Esequibense, debió haber reanudado su presencia en los espacios acuáticos respectivos, y hacer valer sus derechos, dado que estos espacios no están delimitados, y Guyana reconoció la disputa sobre ese territorio con Venezuela, razón por la que todas las actividades geoeconómicas llevadas a cabo son totalmente ilegitimas. Tanta presión que se ha venido ejerciendo a través de discursos eufóricos, y teniendo Venezuela los medios para detener las actividades petroleras y terrestres, le pregunto una vez más al Estado venezolano.
Es allí donde te pregunto una vez más Venezuela, ¿por qué en el marco de la extraña política exterior, no se ha continuado con los patrullajes marítimos y aéreos en esa área no delimitada, y no se ha detenido la actividad geoeconómica que realiza la empresa Exxon Mobil y sus asociados, quienes atentan contra la soberanía nacional y actúan irrespetando al país? ¿Por qué si el Acuerdo de Ginebra de 1966 le concede derechos y deberes por igual a las dos partes, Venezuela aún continúa permitiendo la explotación minera y forestal en el propio territorio Esequibo por parte de otras empresas transnacionales, y los venezolanos no han percibido absolutamente nada de las utilidades devengadas, sabiendo las profundas necesidades que se tienen hoy en día? ¿Qué hay detrás del telón venezolano, cuando se le acusa con toda razón al Gobierno de Guyana por el cometimiento de tanta ilegalidad, inmoralidad y soez actuación, pero a la vez, la dejamos que continúe realizando los actos ilegítimos que repite día a día con desfachatez? ¿Por qué no se han sincerado las relaciones diplomáticas con Brasil, quien al haber reconocido el Esequibo a favor de Venezuela mediante el Tratado de delimitación de 1859, tiene hoy en día un doble juego antagónico a los intereses venezolanos, apoyando frontalmente a Guyana? ¿Por qué no se han sincerado las relaciones diplomáticas de Venezuela con China, quien ha firmado Acuerdos con Venezuela, mientras continúa silente y perniciosa a merced de la Exxon Mobil, explotando el petróleo venezolano en el Esequibo, además de las multifacéticas actividades mineras y forestales que desarrolla en el espacio continental en disputa? ¿Es que seguimos pensando que el venezolano de ayer es el mismo de hoy en día? Es obvia la disensión y divergencia sobre las intenciones que se están manejando.
Peor aún, no debemos olvidar que, sobre el escenario reflejado cada vez más con mayor complejidad, ya había surgido contradictoriamente la actuación guyanesa, quien deslealmente había solicitado la extensión de la plataforma continental, que intentó adelantar la Cancillería de ese país en el 2011 ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la Organización de las Naciones Unidas. Sin embargo, Venezuela presentó sus reservas y objetó la pretensión guyanesa de delimitación marítima unilateral ante el Secretario General de Naciones Unidas, alegando la necesidad de continuar con el proceso de entendimiento establecido en el Acuerdo de Ginebra de 1966, además que Guyana reconoció que ya existía en ese entonces un solapamiento de las máximas pretensiones de plataformas continentales entre Venezuela, Trinidad & Tobago, Barbados, Surinam y Guyana, por lo que la Cancillería guyanesa asumió que ello no era equivalente a una disputa territorial, razón por la que resultaba muy conveniente a los fines de legitimar el otorgamiento de concesiones a corporaciones petroleras transnacionales para la exploración y explotación petrolera.
Sin embargo, ante la Corte Internacional de Justicia, luego de la demanda introducida contra Venezuela en el año 2018, Guyana admitió que su caso SÍ se trataba de una disputa territorial, hecho que constituye una vez más, un haraquiri contra ese país con todas las ilegalidades que viene cometiendo atrozmente, pero hoy en día es peor, puesto que sus desenfrenos y disparates se acompañan hoy en día con el silencio del Tribunal de La Haya, del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, de la comunidad internacional, de las empresas transnacionales, de los supuestos gobiernos aliados de Venezuela, y de diferentes organismos internacionales, por lo que le pregunto al Estado venezolano, ¿por qué también el Ejecutivo Nacional ha decidido mantener una tímida y estupefacta actuación silente ante los hechos que resaltan la objetiva realidad que afecta a todos los venezolanos?
Será que se les olvidó a los venezolanos que en Correspondencia enviada por la Ministro guyanesa Carolyn Rodrigues-Birkett al Secretario General de la ONU el 4 de Abril de 2012, ésta reconoció que la delimitación de fronteras marítimas entre los Venezuela y Guyana seguía siendo un tema pendiente por lo que dicha delimitación requeriría negociaciones. Solo con este señalamiento, Guyana ya ha confesado ante el mundo los delitos que ha venido cometiendo con las licitaciones ilegítimas otorgadas a las empresas transnacionales.
Aunado a la afirmación anterior, tampoco debe olvidarse que la Exxon Mobil el 20 de septiembre del 2000, anunció su renuncia temporal de la exploración en el bloque Stabroek, al reconocer la disputa entre Venezuela y Guyana, lo cual incluía el área marítima donde se encontraba la concesión, señalándose que dicha situación comprometía las labores establecidas en el Contrato de Producción Compartida realizado en 1999, en el que claramente se definió como causante de suspensión o retraso de labores por “fuerza mayor”, cualquier disputa territorial en el mismo espacio donde estuviese establecida la concesión.
Debido a ello, la compañía abandonó las labores exploratorias en bloque respectivo, sin embargo, reanudó dichas labores por aprobación unilateral de Guyana, lo cual antagoniza al Acuerdo de Ginebra de 1966. Y todo ello, ha servido para ¿continuar omitiendo estas realidades y actuar pasivamente con las tácitas y silenciosas permisividades que se han generado ante los ojos de todos venezolanos, conformando discursos contrarios a las actuaciones derivadas de la política exterior, cuyos pilares afectan indefectiblemente la seguridad, defensa y desarrollo integral del país?
Venezuela, no basta con asumir una postura en la que se señale que las labores petroleras de Guyana son parte de una agresión política y económica, con el propósito de incidir sobre la paz del país, y acarrear un conflicto de alta intensidad en la región caribeña para que otros logren apropiarse de los recursos energéticos venezolanos, dado que mientras tanto, la empresa transnacional Exxon Mobil continúa explorando y explotando petróleo del patrimonio nacional, haciendo caso omiso a la disputa territorial, extrayendo ilegítimamente recursos de Venezuela en esa zona, adicionando otros 500 millones de barriles a las reservas estratégicas, enriqueciéndose ilegalmente al comercializar por convenio el petróleo con los Estados Unidos de América, generando utilidades extensivas a Guyana, sufragando los gastos de Guyana en la Corte Internacional de Justicia, haber convertido al Presidente de Guyana y sus palafreneros en unos burdos y cerreros comerciantes al servicio de la citada empresa transnacional, además de ignorar descaradamente los derechos de Venezuela y el Acuerdo de Ginebra de 1966. ¿Por qué y hasta cuando tanto silencio Venezuela?
Y sobre la demanda de Guyana ante la Corte Internacional de Justicia para los efectos del Referéndum a realizarse el 3 de diciembre del 2023, la decisión fue un tanto evasiva y política, dado que no hubo ningún pronunciamiento ni a favor ni en contra del Referéndum, pero lo manifestado tampoco fue a favor de Guyana como pretenden señalar algunos, sino que se determinó la abstención de cualquier acto del Estado venezolano en el Esequibo mientras se tome la decisión final en la Corte Internacional de Justicia, por supuesto, mientras Guyana administre el territorio en disputa. Pero la Corte muy convenientemente tampoco dijo nada de las ilegalidades que se están cometiendo allí por el país usurpador en el Esequibo con las licitaciones otorgadas a China, Canadá, Exxon Mobil, etc. Un verdadero cinismo e impudor.

Con base a todo lo señalado en el presente artículo, la realidad actual estriba en el complejo panorama que se exhibe, en el que la disputa territorial agregó a la ecuación matriz de su antagónico proceso, el petróleo y demás recursos como variables fundamentales, lo que deberá afrontarse en la disputa a través de la Comisión tecno jurista venezolana, no solo con los argumentos históricos, geopolíticos, jurídicos, cartográficos y diplomáticos que se disponen ineludiblemente a favor de Venezuela, sino también con las factores geopolíticos y geoeconómicos derivados del vacío energético que ha generado internacionalmente el conflicto entre Rusia y Ucrania, así como el de Israel con Hamás en la Franja de Gaza, por lo que no deben perderse de vista los vuelcos y posibles sorpresas que pudiesen concebirse forzosamente por terceros, razón para reaccionar y actuar coherentemente ante las inclinaciones que están asfixiando al Gobierno de Guyana, en aras de arriar cual acto patriótico el pabellón guyanés que se izó inicua y deshonrosamente hace días en el territorio nacional del Esequibo, y ondear con el mayor orgullo el tricolor nacional como símbolo por el que “el sol que brilla sobre Venezuela, nace en nuestro Estado Esequibo, próximamente Estado Piar ”.
Por: C/A (r) Dr. José Chachati Ata
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