Oscar Olivares: «Mi propósito como artista está muy ligado a Venezuela»

Por Katty Salerno

Oscar Olivares es rebelde, un rasgo común entre los genios, según estudiosos del tema. A los seis años, cuando la mayoría de la gente no tiene idea de lo que hará con su vida, él ya dibujaba. Su madre lo inscribió en clases de arte para que aprendiera a dominar la técnica, pero a las dos semanas dijo que no quería ir más porque lo obligaban a dibujar cosas que no quería.

A él lo que le gustaba era dibujar a Spiderman, algo, sin duda, muy poco académico. Quince años después, en 2017, y gracias a su obra Spiderman almorzando, la más valiosa de su portafolio, Oscar Olivares se convirtió en el artista más joven en participar en Artexpo New York, la exposición de arte más grande del mundo. Y también llevó a su autor a hacer la voz en español del famoso arácnido en Spider-Man: A través del Spider-Verso, la más reciente película de la saga, estrenada en junio de 2023.

La vida de este artista visual e ilustrador caraqueño ha sido tan vertiginosa como la del superhéroe que tanto admira. Huérfano de padre a los nueve meses de nacido, creció bajo el amor y cuidado de su madre, abuelos y tíos, y dibujando y estudiando arte por su cuenta. Fanático del fútbol, a los catorce años ya era caricaturista de @lavinotinto.com. En 2014 comenzó la carrera de Artes Plásticas en Unearte, pero tampoco se sintió conforme con lo que allí le impartían y se retiró. Ese convulso año de la política nacional lo llevó a crear su serie Arte con la Bandera de Venezuela, con la que comenzó a ganar fama. Ese mismo año realizó su primera exposición individual ¡y vendió todas sus obras! Y en 2015 hizo su primera exposición internacional, en Miami, a la que siguieron muestras en Houston, Panamá y Bogotá. Desde entonces, recorre el mundo.

Sin embargo, su gran oportunidad llegó en 2019. Ese año, Ökospiri, una oenegé que impulsa el upcycled art o arte reciclado, le planteó la idea de crear un mural con tapas de plástico. Se fue a París, Francia, con la idea en la mente y en una visita al Museo D’ Orsay, al ver el arte puntillista de Paul Signac, entendió que las tapas podían ser puntos de color. Tres meses después de su regreso al país se inauguró en El Hatillo, al sureste de Caracas, el primer mural con tapas de Venezuela.

Hoy, con 27 años, ya ha realizado veintidós murales con tapas: diecinueve en siete estados del país, incluyendo el de Guatire, el más grande del mundo; y tres en el exterior (Francia, Arabia Saudita y México). Para 2024 ya tiene programados otros cuatro murales en Venezuela y uno en Aruba, Panamá e Italia.

Además de rebelde, creativo y emprendedor, Oscar Olivares también es visionario y resiliente. Hay que serlo para ocurrírsele la idea de crear una escuela de dibujo en un momento en que el resto de los venezolanos sentíamos terror, como ocurrió en marzo de 2019, cuando el país permaneció casi una semana sin servicio eléctrico. Sin duda, hay que tener mucha confianza en lo que se es y lo que se cree para poder ver la luz cuando todos veíamos oscuridad. La Academia Olivares ya ha formado más de 3.600 estudiantes de 43 países y ha entregado 320 becas, gracias al patrocinio de empresas privadas.

Y vive en Venezuela porque es un convencido de que los sueños se pueden hacer realidad aun en la adversidad. «Yo creo que todo lo que uno decide en la vida tiene que estar vinculado con un propósito. Y siempre he sentido que mi propósito como artista está muy ligado a Venezuela», dijo en esta entrevista exclusiva con Curadas.com.

»Estoy en Venezuela no porque quiero ver El Ávila todas las mañanas. Es algo que valoro y disfruto muchísimo, pero no es necesariamente mi propósito de vida. La idea de crear la Academia Olivares, por ejemplo, surgió en 2019, en medio de los apagones nacionales. En ese momento me preguntaba ¿por qué sigo acá? ¿Cuál es mi propósito de estar acá? Y entendí que era por algo más grande que Oscar Olivares. Entendí que había muchos otros talentos artísticos que podíamos marcar una diferencia. Así decidimos crear la Academia Olivares, como una luz que nadie puede apagar, que es la luz del conocimiento, una luz que puede encender un camino de oportunidades para muchos jóvenes.

»Y estar en Venezuela no me cierra las puertas para ser un artista internacional. En este momento están confirmados murales en al menos cuatro países para el año que viene. También me da la oportunidad de tener un impacto local importante. Parte de mis objetivos es lograr que, así como muchas veces uno dice que quiere ir a Italia a ver las obras de sus artistas, la gente de otros países diga en algún momento que quiere venir a Venezuela a ver su arte. Que digan “quiero ir a Venezuela a ver el arte de Oscar Olivares y de otros artistas”.

»Estar en Venezuela también me permite generar alianzas que tienen impacto directo en mi carrera y en el arte venezolano. Como ocurrió hace poco con la alianza con Fundación Telefónica Movistar, que permitió brindar oportunidades a más de cien jóvenes artistas para estudiar en la Academia Olivares. Alianzas con empresas como Kraft, Chocolates El Rey, Perfumes Factory, entre tantas otras.

»Por otro lado, hay algo que es muy interesante, en el caso, por ejemplo, de los murales. Si estuviera en Europa los momentos en los que pudiera hacer murales al aire libre, de forma cómoda, se limitan a pocos meses en el año, debido al cambio de las estaciones. Te digo esto porque ya tengo proyectos confirmados para Europa y a juro debo hacerlos en el verano. A juro. Estar en Venezuela me da ciertas ventajas, puedo hacer murales en cualquier época del año y generar un portafolio de obras mucho más amplio.

—Tienes una visión muy pragmática del arte. Has dicho que uno de los objetivos de la Academia Olivares es educar sobre el arte de una manera que el artista se pueda conectar con su inspiración, pero al mismo tiempo generar ingresos. ¿Estas empresas con las cuales has hecho alianzas son los nuevos mecenas?

—Algo que he buscado a través de la Academia y de los mensajes que difundo en mis redes, es enaltecer el arte como profesión en nuestro país. Poder educar a la gente sobre esa forma de manejar el arte. Especialmente al artista, sobre cómo valorar su carrera, sobre cómo tratarla, cómo cobrar, porque el gran problema no es que la sociedad no valore el arte, el gran problema es cuando el artista no valora su trabajo de forma correcta.

»Antes, cuando un mecenas patrocinaba a un artista, lo hacía no solo desde el ámbito artístico, sino como un proyecto económico o para un proyecto específico, aunque se lograba una relación a mucho más largo plazo. Mientras que ahora podríamos estar hablando más de patrocinantes o, si se quiere, de clientes.

»Además, en el pasado, quizás hasta principios del siglo, los artistas se dedicaban a pintar y todo lo que era la parte de ventas y generación de ingresos la ponían en manos de otras personas: comerciantes, marchantes de arte, dueños de galerías. Pero en la actualidad las redes sociales abren otras posibilidades, donde el artista ya no solo debe prepararse como creador, sino también como emprendedor y prácticamente dueño de una empresa, cuyo principal activo es su talento artístico. En ese punto, el principal responsable de la generación de sus ingresos es el propio artista, no otra persona. Entonces, estas empresas que te menciono funcionan como aliados en ese camino, pero el principal responsable de su prosperidad es el artista, y así también puede ser libre.

»El punto negativo del mecenazgo a lo largo de la historia es que eso no siempre iba ligado a la posibilidad de que el artista fuera libre creativamente hablando. Por ejemplo, en América Latina el mecenazgo siempre había venido de la Iglesia, que imponía una doctrina muy marcada y si tú querías pintar sobre otro tipo de cosas, pues eso no entraba en el arte que ellos querían apoyar. Y, por supuesto, del Estado, que también tiene un propósito al apoyar el arte.

»La ventaja cuando el mecenazgo viene de la empresa privada es que se convierte en una relación puntual, en donde luego el artista sigue siendo libre. Y hoy en día, mientras el artista más libre sea y más sea capaz de defender su libertad creativa y su independencia, pues también más va a crecer en eso de ser distinto a los demás.

—A los seis años demostraste que eras diferente. Tu mamá te inscribió a estudiar dibujo y a las dos semanas te negaste a seguir asistiendo porque te obligaban a dibujar cosas que no querías. A esa edad uno no sabe qué quiere de la vida; sin embargo, tú, aunque no supieras describir lo que sentías, sabías que necesitabas ser libre para crear.

—Creo que una de las cosas más interesantes de los niños es que siempre dicen lo que realmente piensan, sin sentir pena o vergüenza y sin pensar si van a quedar mal con lo que dicen.  A los seis años yo no pensé en el dinero que mi mamá perdió al haberme inscrito en esas clases de dibujo, pero como era muy pequeño, esa libertad estaba muy marcada en mí. Creo que eso está muy presente en todos los niños, simplemente tienen que tener el espacio para manifestarlo y tener el apoyo de la familia. Gracias a Dios, siempre he tenido el apoyo de mi familia para entenderme y tratar de ponerse en mi lugar.

»De hecho, esa experiencia me ha permitido aprender a cómo enseñar ahora a los niños a dibujar. Por ejemplo, nosotros recomendamos tomar cursos de dibujo a partir de los ocho o nueve años, porque a los seis es una edad para ser libre, no para enseñar técnicas o cosas por el estilo, porque ahí lo importante es expresarse libremente.

»Hay técnicas artísticas que son importantes conocer y dominar. Más allá de la libertad creativa, tienes que conocerlas para luego romperlas y crear tu propio estilo. Sin embargo, en cada técnica que enseñamos, buscamos que el estudiante también pueda tener su libertad creativa.

»Es decir, si vamos a enseñar a dibujar ojos, no tienes que dibujar los ojos que te asigne el profesor. El ejercicio consistirá en dibujar la mirada de una persona que tú ames o que te inspire. Entonces, ahí estamos enseñando las técnicas, pero te estamos brindando la posibilidad de elegir, la posibilidad de pensar, de reflexionar y de crear. Desarrollar esa parte creativa debe ir de la mano de la técnica, porque el arte no es una profesión o una carrera matemática donde vas a resolver un ejercicio siguiendo una serie de normas y ya. Aquí tienes que descubrir las técnicas, pero al mismo tiempo desarrollar la creatividad.

—¿Cómo te preparas al momento de crear? ¿Esperas que las musas bajen o buscas los temas, que además son muy variados? ¿Cuál es el elemento común, conceptual o artístico, en todos estos temas, porque has pintado hasta extraterrestres?

—Esto depende muchísimo del tipo de obra que vaya a hacer. En mis obras más tradicionales, en digital, a mano, el tema siempre está ligado a algo que esté viviendo o sintiendo en el momento. Es decir, siempre es una expresión de mis sentimientos, emociones, o de lo que yo pienso. Incluso, si es un encargo, pido libertad creativa no para pintar El Ávila, sino mi forma de ver El Ávila. Eso es muy importante para mí.

»Crear los murales, más allá de la inspiración, conlleva una planificación tremenda. Cuando creo el diseño de un mural tengo que tomar en cuenta qué colores de tapas voy a conseguir para poder incluirlos en la obra. Esas son cosas que tengo que pensar muy bien. El tamaño de la pared, dónde va a estar ubicado, qué mensaje se quiere transmitir… Si esa obra que voy a hacer la pudiera ver la humanidad 500 años en el futuro, ¿qué mensaje debería estar dejando la sociedad actual? Todo eso lo pienso.

»El elemento común más importante en todas mis obras es el manejo del color como puente entre las emociones del artista y las emociones del espectador. Busco, al menos por unos instantes, que el espectador pueda experimentar o digerir las mismas emociones que yo sentí al momento de crear la obra. Que, por lo general, es alegría, pasión, mucha conexión espiritual. No soy dado a hacer obras en donde demuestre tristeza, rabia, desesperanza, que es muy válido en el arte, pero no es lo que se parece a mí en mi creación artística.

»Y, por supuesto, tenemos otros elementos como el sol en forma de arepa, que a veces se transforma en otro tipo de símbolo; y los ovnis, que a veces están en muchas de mis obras, para representar que no estamos solos en el universo.

—¿Crees que existen seres extraterrestres?

—¡Estoy seguro! No porque haya vivido alguna experiencia, sino porque es un universo muy grande. Creo que hay muchos seres en este universo que quizás ni siquiera comprendemos, porque tienen formas de vida muy diferentes a las que vemos en nuestro. Tal vez no sean iguales que nosotros, pero son formas de vida. Es un tema que me parece fascinante.

—Hiciste una reproducción con tapas de La noche estrellada, de Vincent Van Gogh, que expusiste en París. ¿Sientes admiración por este artista o por algún otro que te haya influenciado de manera especial?

—Van Gogh es uno de los que más me ha inspirado, pero no el único. Van Gogh, de hecho, es uno de los primeros artistas plásticos reconocidos que toma el quehacer artístico como una labor espiritual. Mucho se critica a Van Gogh porque no vendía sus obras, decían que era un fracasado. Pero para él, el arte en sí mismo era su misión de vida, más allá de si era exitoso o no, y para eso se necesita mucha valentía. Por supuesto, tenía el apoyo de su hermano, Theo.

»Ver el arte como una labor espiritual es muy interesante, pero también te digo que no quisiera tener una carrera como la de Van Gogh. Vivimos en un momento histórico diferente para el arte. Ya no prevalece esa imagen del artista con una vida austera que crea sus obras a partir del sufrimiento. Creo que ya pasamos esos tiempos. Vivimos un momento en donde el artista puede ser exitoso por su inspiración y crear obras de arte interesantes y ser próspero económicamente.

»También admiro a Pablo Picasso, por crear una forma diferente de pintar en un momento que era sumamente necesario. Todos los impresionistas, porque fueron de los primeros en atreverse a ir saliendo del molde. Cuando aparece la fotografía, a finales del siglo XIX, esos pintores comenzaron a preguntarse ¿y ahora, para qué sirvo, si ya eso (la fotografía) va a representar la realidad? Ahí se entiende que el arte puede servir para mucho más que representar la realidad y también representar el mundo interior del artista. Pero todo esto se venía conectando desde mucho antes con el Romanticismo, el Realismo y otros movimientos artísticos.

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»Si nos vamos más atrás, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel son una gran inspiración. Son dos de los artistas más importantes de la historia de la humanidad. Antes de estos grandes creadores del Renacimiento, el artista era visto como un obrero, como alguien que iba a tu casa a repararte una tubería. Con Leonardo y Miguel Ángel el artista empieza a decir no, no quiero hacer eso porque no es lo que me inspira. Imagínate un obrero diciéndote eso en esa época, una locura, ¿no? Los artistas empiezan a ser individuales, a tener un estilo propio, diferente; empiezan a apasionarse por lo que es crear realmente, más allá de cumplir solo con lo que se les exige.

De nuestro país, Armando Reverón y Carlos Cruz-Díez son los dos artistas que más admiro. Cruz-Díez, por toda su investigación del color, que ha sido inspiración para mis murales, al entender que las tapas también son colores que se mezclan en la visión del espectador como puntos. Y, por supuesto, por su importancia no solamente en nuestro país, sino en el mundo. Armando Reverón, a pesar de tener la oportunidad de vivir en Francia, también, como me lo preguntabas a mí, decidió quedarse aquí.

»Más allá de su locura, sabía que él quería pintar la luz y eso no lo iba a encontrar en Europa, por eso prefirió quedarse en Macuto. En Europa podía conseguir los mejores lienzos, los mejores materiales, las mejores escuelas, pero no la luz del Caribe, ni siquiera en el verano más increíble. Entonces, estar en Venezuela tenía un propósito para él, y ese propósito lo convirtió en el artista venezolano quizás más importante del siglo XX.

—Además de tu talento innato y de tu gran empeño, dos factores importantes para alcanzar el éxito, también has tenido suerte. Por ejemplo, la idea de los murales no fue tuya, te la plantearon. A partir de esa propuesta empezaste a pensar cómo ponerla en práctica y resultó en una obra maravillosa que te ha dado fama mundial.

—Ha habido buena suerte, pero también ha habido mala suerte. Lo que pasa es que lo que se ve públicamente son las cosas que se dan; pero las que no, la gente no las conoce. Por cada oportunidad que se ha logrado, ha habido por lo menos quince rechazadas.

—Cuéntanos alguna de esas experiencias…

—A principios del año pasado hice una postulación a una compañía de cruceros muy importante. Presenté una propuesta increíble, algo prácticamente imposible de rechazar desde todos los puntos de vista. Incluía una galería de murales hechos con tapas en un crucero, que la gente que va al crucero participara… Una de las normas de la compañía era que el artista participante viviera en el Caribe. Pero ellos consideraron que Venezuela no forma parte del Caribe porque nuestro país no es uno de los destinos del crucero. Era una propuesta muy ambiciosa, muy buena, pero fue rechazada por este motivo.

»He expuesto en París. Pero para tener esa oportunidad tuve que contactar a por lo menos veinticinco galerías de arte en esa ciudad. Pero si no contacto a esas veinticinco, quizás no llego a esa que me acepta.

—¿Tienes un lugar especial donde pintas, un taller o algo así?

—Mi habitación es muy amplia y aquí mismo tengo mi estudio. Aquí duermo, pinto, leo, tengo muchos libros en mi biblioteca, y tengo mi escritorio. Sin embargo, un cambio tremendo, quizás el más importante para mí, fue cuando empezamos a hacer los murales. Eso cambia por completo mi estilo de vida. Paso de estar completamente encerrado en mi cuarto para crear una obra, a tener que viajar a otra ciudad o a otro país para crear la misma obra que habría creado encerrado en el cuarto. Entonces, es un cambio de estilo de vida tremendo, un cambio de alimentación; es un cambio que me obliga a estar más activo físicamente, a pasar más tiempo lejos de mi familia y mis amigos. Es un cambio radical en mi estilo de vida y en mi forma de manejar todo.

—¿Cómo ha cambiado tu vida desde 2011, cuando te diste a conocer como el primer dibujante del fútbol venezolano?

—Ha cambiado tremendamente. Por supuesto, entonces era apenas un niño y ahora crecí, maduré. Ha cambiado mucho no solo en el ámbito personal, sino también familiar. Mi mamá, por ejemplo, trabajaba en empresas como contadora y analista financiero y decidió dejar ese empleo y empezar a trabajar directamente conmigo. Eso fue una decisión muy importante de parte de ella. Con el pasar del tiempo empecé a tener cosas con las que soñaba y que a mi mamá le resultaba difícil dármelas, por razones económicas.  Por ejemplo, gracias a mis dibujos pude comprarme a los dieciséis o diecisiete años mi primera consola de videojuegos, que para mí era algo del otro mundo.

»Sin embargo, el propósito más importante de mi vida no ha cambiado, que siempre ha sido dibujar. Al principio pensaba que toda la vida iba a dibujar sobre fútbol nada más, pero en esto sí he cambiado. Lo mismo les pasa a muchos chamos cuando están empezando a dibujar, que creen que toda la vida van a dibujar lo mismo. Los años nos van demostrando que hay que abrirse a otro tipo de posibilidades.

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