Histamina: un mensajero vital con doble filo para la salud

La histamina es una de las sustancias responsables por síntomas de alergias e intolerancias digestivas

En este video veremos justamente cómo reducir la histamina, que alimentos debemos consumir y cuáles debemos evitar si este es nuestro problema. Imagen superior de Corina en Pixabay.

Créditos al canal Dr. La Rosa en YouTube

La histamina es una amina biógena, es decir, una sustancia química producida naturalmente por nuestro cuerpo, que desempeña roles cruciales en diversas funciones fisiológicas. Actúa como un neurotransmisor en el cerebro, regulando el ciclo sueño-vigilia, el apetito y la memoria. Es un mediador clave en la secreción de ácido gástrico en el estómago; y, quizás su función más conocida, es un actor principal en las respuestas inmunitarias y alérgicas. Al ser liberada, la histamina desencadena una cascada de reacciones que, aunque protectoras, pueden resultar en síntomas incómodos o, en casos extremos, peligrosos.

Cuando una persona alérgica entra en contacto con un alérgeno (una sustancia inofensiva para la mayoría, como polen, ácaros, alimentos o caspa de animales), su sistema inmunitario lo identifica erróneamente como una amenaza. Esto desencadena la producción de anticuerpos IgE, que se unen a los mastocitos y basófilos. En una exposición posterior al mismo alérgeno, estos anticuerpos activan rápidamente las células, provocando la liberación masiva de histamina y otros mediadores inflamatorios.

Los antihistamínicos son medicamentos diseñados para bloquear los efectos de la histamina en sus receptores (principalmente H1), aliviando así los síntomas alérgicos. Más allá de las alergias, algunas personas pueden experimentar síntomas debido a una condición conocida como intolerancia a la histamina. Esta ocurre cuando hay un desequilibrio entre la cantidad que el cuerpo produce o ingiere (a través de alimentos ricos en histamina) y la capacidad del organismo para degradarla.

Los síntomas de la intolerancia pueden incluir dolores de cabeza, migrañas, problemas digestivos (diarrea, hinchazón), sarpullidos cutáneos, palpitaciones, rinitis, fatiga y ansiedad. Su manejo a menudo implica una dieta baja en histamina y, en algunos casos, suplementos de DAO.

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