Educar para liberar: el legado de Luis Manuel Peñalver en la juventud venezolana


Por Virgilio Ávila Vivas
Junio 29, 2025

En la historia contemporánea de Venezuela hay nombres que se elevan como luminarias permanentes, no por la ostentación del poder, sino por la profundidad de su legado. Uno de esos nombres es el del doctor Luis Manuel Peñalver. Educador insigne, médico excepcional e investigador de prestigio, como ministro de Educación desarrolló una gestión que marcó un antes y un después en la política educativa del país.

Nacido en San Antonio de Maturín, estado Monagas, Peñalver no fue producto de privilegios heredados, sino de su propio esfuerzo, inteligencia y sensibilidad social. Desde sus primeros pasos en el mundo académico hasta su consagración como figura pública nacional, su vida estuvo guiada por una convicción sencilla pero poderosa: la educación es la vía más noble y efectiva para transformar a un pueblo.

El educador por excelencia

Luis Manuel Peñalver entendió la educación como un acto de justicia, como una herramienta liberadora y como una misión de vida. En una época en que muchas regiones del país vivían sumidas en el olvido institucional, él apostó por democratizar el acceso al conocimiento. Fue un firme impulsor de la descentralización universitaria y cofundador y primer rector de la Universidad de Oriente, un proyecto visionario que llevó formación superior a miles de jóvenes que antes debían emigrar a Caracas para poder estudiar.

Asimismo, participó en la comisión fundacional de la Universidad Simón Bolívar, institución clave en el desarrollo científico y tecnológico del país. Su liderazgo en estos espacios no se limitaba a lo administrativo. Peñalver concebía la universidad como un centro de pensamiento crítico, desarrollo humano y responsabilidad social. En la Universidad Central de Venezuela, donde fue secretario general y posteriormente vicerrector académico. En nuestra gran alma mater dejó una huella profunda como académico, defensor de la autonomía universitaria y promotor de la excelencia docente.

El médico y el científico humanista

Luis Manuel Peñalver no solo brilló en las aulas. Su formación médica y su pasión por la ciencia lo condujeron a una labor investigativa notable en el Instituto de Medicina Tropical, donde trabajó al lado del renombrado doctor Félix Pifano. Allí, como médico e investigador, enfrentó los grandes retos de la salud pública tropical en Venezuela, en especial las enfermedades endémicas que afectaban a los sectores más vulnerables de la población.

Desde su bata blanca, contribuyó con conocimiento riguroso y una ética profesional intachable. No fue un médico de élite encerrado en consultorios privados, sino un científico al servicio del pueblo, profundamente comprometido con la medicina social, la salud preventiva y la investigación aplicada. Su visión estaba orientada por un pensamiento integrador entre ciencia, humanidad y toda su actuación pública guiada por la más estricta ética y responsabilidad, una constante a lo largo de su vida.

El gran ministro de Educación

La cúspide de su influencia nacional se alcanzó cuando asumió el cargo de ministro de Educación de la República. Desde esa posición, Luis Manuel Peñalver desplegó una de las gestiones más destacadas y respetadas de la historia contemporánea del ministerio. Impulsó un ambicioso programa de expansión de la infraestructura escolar, promovió la formación continua del docente venezolano y abogó por planes de estudio actualizados y pertinentes con las realidades del país.

Creía firmemente en la dignificación del maestro, en su capacitación y en su reconocimiento como pilar de la transformación social. Defendió con entereza la educación pública y gratuita, y fortaleció la institucionalidad educativa sin sectarismos ni mezquindades. Su despacho fue siempre un espacio de escucha, diálogo y acción, donde se les daba prioridad a las propuestas que beneficiaban a los estudiantes, sin importar su origen social ni su ubicación geográfica.

En medio de un panorama político agitado, Peñalver se distinguió por su equilibrio, su trato caballeroso y su simpatía natural, que le permitían tender puentes incluso con quienes pensaban distinto.

Un sembrador de futuro: confianza en la juventud

Luis Manuel Peñalver fue un ministro que sembró futuro, que abrió caminos a la juventud y que supo ver en cada niño y cada maestro a un constructor de nación. Ese fue uno de los aspectos más conmovedores y menos conocidos de su legado: su generosidad con la juventud venezolana. No solo impulsó políticas para facilitar el acceso a la educación y al deporte, sino que tendió la mano personalmente a jóvenes en quienes veía potencial, vocación y liderazgo.

Un ejemplo especialmente significativo ocurrió conmigo cuando era gobernador de apenas 31 años de edad. El doctor Peñalver me llamó directamente un día para hacerme una propuesta inesperada: “Virgilio, yo quiero que te vengas a trabajar conmigo. Me hacen falta jóvenes como tú aquí a mi lado. ¿Te gustaría ser presidente del Instituto Nacional de Deportes?”.

Ese gesto sencillo, pero profundamente humano y visionario, dejó una huella imborrable. No fue el cargo lo que me conmovió, sino la confianza, la generosidad y el estímulo que sembró en mi vocación de servicio público aún más firme. Como en tantos otros casos, Luis Manuel Peñalver vio antes de tiempo lo que podía llegar a ser un joven venezolano si se le daba una oportunidad verdadera.

Así era él: no solo abría caminos institucionales, también abría destinos personales. Con cada palabra, con cada oportunidad que ofrecía, sembraba futuro en quienes lo rodeaban. Su liderazgo no era autoritario ni distante; era una escuela viva de ejemplo, afecto, rigor y compromiso.

Un legado vivo

Luis Manuel Peñalver no fue un funcionario más. Fue un maestro de generaciones, un sembrador de valores, un hombre que hizo de cada espacio institucional una oportunidad para educar, dialogar y transformar. Quienes lo conocieron coinciden en que su personalidad inspiraba respeto y afecto. Su trato familiar, su cercanía sincera y su integridad moral lo convirtieron en un referente imborrable en la vida de muchos venezolanos.

Hoy, su legado vive en cada aula donde se promueve el pensamiento crítico, en cada universidad que abre sus puertas a nuevas generaciones, en cada maestro que enseña con vocación, y en cada ciudadano que entiende la educación como un derecho y una herramienta de progreso.

Luis Manuel Peñalver ya forma parte del panteón de los grandes educadores de Venezuela, junto a nombres como José María Vargas, Andrés Bello y Luis Beltrán Prieto Figueroa. Fue, en suma, un hombre íntegro y luminoso, cuya obra trasciende el tiempo y sigue inspirando a construir el país con sabiduría, amor y compromiso.

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