Los caníbales de las redes – Jeanette Ortega Carvajal

LOS CANÍBALES DE LAS REDES por Jeanette Ortega Carvajal

Hoy en día, lo bueno y lo malo, lo recibimos a través de las redes sociales. La realidad se confunde con la ficción frente a la mirada atónita y desconfiada de un usuario, ahora escéptico, ante el poder que podría tener la inteligencia artificial.

La IA, a través de diferentes aplicaciones, logra involucrar a seres conocidos o no, reales o inexistentes, en situaciones que no han ocurrido o quizás, sí. Así de difícil se ha puesto nuestro mundo.

La inmediatez de la información y de los sucesos, abruma. La velocidad con la que se difunden, es vertiginosa. La cantidad, avasallante.

Ya nuestros ojos y nuestros oídos no son de fiar. No sabemos qué creer. Ya no sabemos qué es verdad. Incluso, muchos ya no saben cómo pensar porque existe “algo” que está intentando pensar por nosotros y, a veces, hasta se manipulan sentimientos y pensamientos a través de ciertas plataformas. En nuestras manos está permitirlo o no.

Un suceso cubre a otro de forma instantánea. Lo bueno, lo malo y lo sin importancia, sucede al mismo tiempo en un país o en diferentes partes del mundo y, muchas veces, frente a la pantalla, queda un usuario desconcertado, pero con ganas de ser juez.

Ante malas noticias o sucesos, aparecen la indignación y la rabia que, con suerte, terminan olvidadas al generarse un acontecimiento nuevo. A su vez, se producen comentarios buenos, malos, destructivos, perversos y burlescos, que permiten a cualquiera, poseedor de un celular o de un ordenador, enaltecer, perjudicar o destruir la imagen pública de personas cuyas trayectorias, durante años, han demostrado ser impecables.

No importa la fidelidad por todos conocidos. Tampoco importa la lucha perenne, comprobable y constante hacia un objetivo en común. No importa la postura correcta, de derecha o de izquierda, a todo nivel, político, religioso o cultural. Por integro e intachable que haya sido alguien, siempre existirán caníbales del otro lado, que serán contrarios a sus dogmas. ¡Nada importa! Con qué facilidad se desprecia a quien antes se amaba. Duele ver cómo permitimos que se destruya a alguien que entregó todo a sus principios democráticos. ¡Qué falta de criterio!

Comentarios irresponsables y sin respaldo, alimentan odios que, a través de las redes, se propagan como un efecto dominó que pareciera no parar nunca. Comentarios irresponsables que buscan destrucción, seguidos de burlas, rechazos e indiferencia. Como si la vida entregada desde la juventud fuera un juego. Como si la lucha por ideales también lo fueran. O como si hablar o escribir desde el extranjero o desde cualquier sitio, diera derecho a juzgar y condenar a quienes se la juegan en el terreno en donde todo está ocurriendo. Como si proponer alternativas de buena fe, dan derecho, a quienes dicen luchar por lo mismo, a tomar un dardo, apuntar hacia la frente de otro que tiene otra propuesta, y lanzarlo. Todo para acabar con pensamientos e ideas que suenan diferentes, porque hasta entre nosotros, hay que colocarse un bozal.

La irracionalidad, el odio, el resentimiento, la frustración y la ceguera, transforman a buenas personas en caníbales de las redes, en depredadores sociales, aún siendo del mismo bando.

La humanidad no aprende. La humanidad parece no darse cuenta que es partícipe activo de una guerra sin número ordinal. Una guerra que no es nuclear, pero que, sin embargo, como todas las guerras, devasta.
Escribir sin ética, opinar sin razonar ni medir consecuencias, destruir reputaciones de personas intachables a través de las redes, es triste. Es un acto de injusticia e ingratitud.

Carl Jung, dijo: “ningún árbol crece hasta el cielo sin que sus raíces alcancen el infierno”. ¡Qué gran verdad!
Lo bueno es que, en las redes sociales, también existe gente justa. Las redes pueden utilizarse para el bien, para construir, crear, difundir belleza y conocimientos, para ayudar a los más desvalidos … para soñar, alimentar la nobleza del alma, unir y encaminar la luz hacia un objetivo tan bonito, como lo es alcanzar la felicidad para los seres que amamos.

@jortegac15

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