Cuando era un niño, era de gran tono irse a caminar los fines de semana por el Paseo de la Reforma, y concluir la larga marcha en los majestuosos jardines de Chapultepec. Hoy quisimos mi hija Carlota y yo hacer un tour por un espacio selecto, y le dimos a lo que hoy nos parece el distrito más encumbrado del new rich criollo, como paralelo de aquel pasado.
Entre vistosas edificaciones vacías que se buscan codiciosas unas a otras entre reflejos de vidrio y metal y a unas alturas que nunca alcanzan, con extravagantes fachadas inconclusas, somos turistas en este pequeño enclave de los sultanatos del Golfo Pérsico. Pero como veremos, sin mucha clase.

Iniciamos el recorrido en cuatro ruedas. Verificamos que todo espacio para estacionar ha sido confiscado por una tropa de zopilotes civiles irregulares que aseguran su posesión mediante unos conos plásticos, ahí donde establecen reglas y costos.
En medio del tráfico infernal, con estranguladora en cada esquina, surge una mugiente máquina negra de dos ruedas y contundente cilindrada – las más temidas especies de la ciudad-con un jenízaro totalmente embalsamado en negro del casco hasta las pezuñas, y que en un giro acrobático atraviesa su basilisco a todo lo ancho de la calle y gesticula como un poseído.

Ordena detenerse a todos los que se apiñaban tras de él y señalando a brazo batiente a una seguidilla de seis o siete “Cuatro por cuatro” blindadas y similares a que pasen rápido. Esas caravanas insolentes están convirtiéndose en un repulsivo símbolo de la procacidad del poder.

Lo que resulta trágicomico de esta escena es que a cincuenta metros más adelante, una macilenta alcabala de la policía municipal contempla impávida el episodio.
A pocos metros de ese paradigmático abuso está la sede de Salud Baruta , y positivamente hay la vacuna que busco .
Me bajo y mi diligente conductora se dirige a la cercana sede de Farmatodo.
En seguida, resumo su poco risueña incursión:
Primero está buscando un cosmético en un estante, y a su lado un dependiente, que se dedica a acomodar cepillos dentales en el mismo espacio, la desplaza una vez, y no se excusa.
Ella se rueda unos metros más; el trabajador arrima su caja mas cerca, se interpone entre ella y el anaquel, y ahora la obstaculiza.
A la tercera vez que la tropieza , Carlota lo increpa. “Van tres veces que me tropiezas y ni siquiera pides disculpa”.
El tosco la mira, e increíblemente agarra los cepillos, los tira al suelo, y se va airado. Mi hija no pudo evitar la risa, “estoy muy sentida por los cepillos”.
Acto seguido , busca unos hisopos, o “Q-tips”, y pregunta a otra empleada que arrastra un carrito por dónde los puede hallar. La fulana, sin voltearla a ver, le ruge “En las cosas de bebé, donde más”.
Y por ultimo, a la hora de pagar da su cédula ,y luego le dice a la cajera que para la factura, ponga otro número, que es la cédula de su hermana. La cajera, con un gesto de gran disgusto, y un chasquido vocal, demuestra su molestia.

Tres señales de que a Farmatodo le urge subirle el sueldo a sus energúmenos, o cambiar de personal urgentemente. Y para cerrar con broche de oro, recuerdo que hace dos semanas, en esa misma ominosa farmacia-quincalla compré unas medicinas y mascarillas , y al salir se me ocurrió comprar una arepa en el expendio sobrepreciado que está a 30 metros, y cuando voy cruzando la calle, el que supongo que es cuidador autorizado del estacionamiento me sigue y me dice : “Te estamos cazando” “Te vas a ir a otro negocio y eso está prohibido”. Le respondí “seguro que tu me vas a cobrar estacionamiento” Esto lo indignó y me amenazó con llamar a “Vigilancia”, que no sé qué significará en medio de esta incoherente jerarquía.
Al final, puedo dejar algo positivo de esta mefistofélica experiencia por la “Zona Rosa” caraqueña: El magnífico operativo de vacunación en Salud Baruta, bien atendido, eficaz y rápido.
Luis Felipe Blanco Iturbe. Médico, escritor y profesor universitario
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Si los jefes no hacen curso de mejoramiento profesional, que le puedes pedir al resto, además están mal pagados, farmatodo de él edif Ararat en Petare son especiales muy atentos