Sus casos son realmente espeluznantes. Cometieron homicidios de manera sistemática y a sangre fría. Aún se discute si su estado mental los hacía imputables de sus delitos.
Asesinos en serie: auténticos monstruos del crimen.
Psicólogos y psiquiatras han pasado décadas estudiando los cerebros de los asesinos en serie, en un intento por descubrir qué los motiva a cometer sus crímenes.
Muchos de ellos sufren de trastornos mentales. Eso nos llega a una pregunta de carácter moral: ¿un asesino con estas afecciones debe juzgarse?
Revimos casos de psicópatas que se convirtieron en asesinos en serie.
Asesinos en serie: Kristen Gilbert
Enfermera estadounidense de 33 años, madre de dos niños, divorciada. Era una mujer aparentemente normal.
En 1996 varios profesionales de la salud hicieron saber que algo raro estaría ocurriendo en el hospital donde laboraban, en Norhampton. Massachusets.
Dijeron que cuando los pacientes estaban al cuidado de Gilbert se producía un mayor número de ataques cardíacos.

Entonces, se realizó la exhumación de algunos cadáveres detectándose la presencia de epinefrina, un estimulante que puede causar un infarto.
A Kristen se le condenó por el asesinato de cuatro personas y por el intento de homicidio de otras tres.
Según las investigaciones, en el pasado había estrado recluida un tiempo por problemas psiquiátricos, diagnosticándosele trastorno límite de la personalidad, con patrones emocionales turbulentos.
También se supo que Kristen Gilbert quiso llamar la atención de un oficial de policía con el que había mantenido una relación.
Asesinos en serie: Ed Gein
La infancia y la adolescencia son claves en la vida de cualquier asesino en serie.
Ed Gein tuvo un padre maltratador y una madre fanática religiosa. El joven desarrolló un complejo de Edipo que derivó en afición por la sangre y la tortura.
A Ed Gein se le considera como uno de los peores asesinos en serie, guardando en su casa el peor de los escenarios: restos de cuerpos humanos e, incluso, el cadáver de su progenitora en la cama.
Los médicos determinaron que Gein padecía de esquizofrenia, por lo cual no estaba en condiciones de asistir a un juicio.
Fue internado en un manicomio estatal por tiempo indefinido.
Sus crímenes y el enfermizo vínculo con su madre inspiró la novela «Psicosis», de Robert Bloch, llevada al cine por el director Alfred Hitchcock.
Asesinos en serie: David Berkowitz
«Soy el Hijo de Sam. Adoro la caza», dejaba escrito Berkowitz en los escenarios de sus crímenes.
Satanista y vanidoso, aterrorizó con sus crímenes a Nueva York a finales de los años setenta del siglo pasado. El hombre mató a tiros a seis personas.
Durante una entrevista, David contó que la muerte de su madre lo había marcado de por vida.
Señalaba a Dios como culpable, lo cual lo llevó a leer libros demoníacos.

Aseguró que todo había comenzando cuando el perro de su vecino se convirtió en un diablo, incitándolo a matar gente.
Se dedicó, entonces, a dispararle a parejas que se encontraban en vehículos estacionados. Usaba un rifle calibre 44.
Tras ser arrestado, Berkowitz fue diagnosticado con esquizofrenia paranoide.
Al día de hoy sigue recluido en prisión, lamentando el daño que hizo.
Asesinos en serie: Jeffrey Dahmer
Jefrfey Dahmer es conocido como el «Carnicero de Milwaukee».
Cuando niño era muy vital y extrovertido, Uno de los primeros indicios de su conducta criminal fue un trato despiadado con los animales.
Aquel joven, estudiante modelo, sentía atracción por lo siniestro.
Las continuas mudanzas y el divorcio de sus padres generaron en él un miedo al abandono, característica que lo conduciría a perpetrar sus asesinatos.

En 1991 fue detenido por las autoridades, confesando haber matado a 17 hombres, de quienes abusó sexualmente y cuyos cadáveres descuartizó.
Además, reconoció prácticas caníbales y necrófilas.
Fue condenado a 936 años de cárcel, pero dos años después fue ultimado por otro preso.
Sufría de trastorno límite de la personalidad.
Asesinos en serie: Daniel González
«La pesadilla de Elm Street».
Fue un asesino en serie que mató a cuatro personas en un lapso de tres días en Londres y Sussex, Reino Unido, en septiembre de 2004.
Los periodistas han reseñado que fingió una enfermedad mental incluso antes de cometer los homicidios.
Pero su madre escribió una carta al Parlamento británico criticando que su hijo no había recibido ayuda sanitaria cuando la necesitaba.
González se basó en películas de terror de la saga «Pesadilla en Elm Street» o «Viernes 13».
Drogado, apuñaló a ancianos y enfermos. Escribía sus experiencias en cartas dirigidas a sí mismo.
El joven fue hallado muerto en el cuarto de un hospital donde estaba internado. Al parecer, se suicidó.
Albert Fish
A Albert Fish le decían el «Vampiro de Brooklyn».
Pocas historias son tan aterradoras como la suya.
Nacido en Washington en 1870, fue acusado de tres asesinatos y reveló haber violado a unos cien niños a lo largo de su vida.
La policía descubrió, asimismo, que era autor de actos canibalismo contra infantes.
Su familia tenía un largo historial de enfermedades mentales.
De pequeño, su vida se distorsionó a raíz del deceso de su padre y el haber sido enviado a un orfanato.
Cuando en 1917 su mujer lo abandonó por otro hombre, Fish aseguró que oía voces. Fue cuando comenzó a matar.
Ante la justicia trató de argumentar que estaba legalmente loco. Pero el tribunal dictaminó que tenía una personalidad psicopática sin psicosis, por lo que fue declarado culpable y ejecutado en la silla eléctrica.
Richard Chase
Richard Chase, el «Vampiro de Sacramento».
Nació en Santa Clara, California, en 1950. Al alcanzar la adolescencia, entró de lleno en el mundo del alcohol y las drogas.
Su desvarío se manifestó desde joven, con piromanía y crueldad con los animales.

Además. sufrió de abusos sexuales por parte de su madre.
En 1977 estaba convencido de que sus órganos se desplazaban en el interior de su cuerpo, que su corazón disminuía por falta de sangre y que su estómago estaba pudriéndose.
Comenzó a beber sangre de animales y a devorar sus vísceras. De los animales pasó a los humanos llegando a acabar con la vida de seis personas.
En su confesión dijo que había una conjura para asesinarle, en la cual estarían implicados Frank Sinatra y Hugh Hefner, entre otros.
James Holmes
A James Holmes lo bautizaron por sus asesinatos como el «Joker de Aurora».
El 20 de julio de 2012 Holmes ingresó a un cine de la localidad de Aurora, en Colorado, mientras exhibían una película sobre Batman.
Llevaba una mascara antigás y el pelo teñido de rojo. Detonó bombas lacrimógenas y disparó indiscriminadamente contra el público de la sala, matando a doce personas e hiriendo a otras 70.
Holmes se llamada a sí mismo como el «Joker».

Fue sometido a pruebas de inteligencia por las autoridades, determinándose que su coeficiente intelectual era superior al promedio.
Sin embargo, también fue diagnosticado con manía disfórica, un episodio depresivo grave acompañado por una psicosis maníaca.
Aún así el tribunal lo condenó a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Como hemos notado no todos los asesinos en serie tenían una una enfermedad mental diagnosticada.
Todos ellos han pasado a la historia como verdaderos monstruos.
Tomado de TopMan.
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Todos estos son niños de pecho al lado del colombiano Luis Garavito… Es que hasta en el tema de asesinos seriales a los latinoamericanos nos tienen subvalorados que nunca nos toman en cuenta y en el primer mundo se creen los mejores.
Aquí falta el asesino psicópata mayor de Latinoamérica: Ernesto «Che» Guevara.
Te lo tenemos:
https://curadas.com/2022/03/07/ernesto-che-guevara-y-su-sanguinaria-mania/
Saludos.