Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo, XV Fase, entrega 151

(Continuación)

Por: José Chachati Ata

Es menester continuar insistiendo en la mescolanza de factores que han venido escalando una posición prioritaria a nivel global, siendo estos derivados del juego estratégico manejado en este nuevo orden mundial, a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania, en el que resalta la acción emprendida por los Estados Unidos de América para atender la crisis energética que afronta hoy en día esta, tanto interna como externamente, la cual se enmarca sobre tres hechos fundamentales, siendo uno de estos el beneficioso descubrimiento de petróleo realizado por la empresa Exxon Mobil en la cuenca del Atlántico, precisamente frente a la costa esequibense, cuyo promedio de existencia oscila por condiciones geomorfológicas en un 80% perteneciente a Venezuela, y sin embargo, el Gobierno de Guyana concedió licitaciones indebidas sabiendo todo esto, permitiendo la extracción de dicho recurso y beneficiándose únicamente ella a través de la comercialización arbitraria que ha venido realizando con el país del norte; aunado a ello, el Gobierno norteamericano está gestionando la apertura hacia una mayor extracción de petróleo en Venezuela a través de la empresa Chevron Corporation, hecho que sigue latente y próximo a la firma del Acuerdo respectivo, pero con algunas discrepancias aún no resueltas del todo en materia política con el Gobierno venezolano; y todo ello se enlaza con el tercer factor en el que USA ha venido conformando un sólido posicionamiento tecno-militar, mediante la construcción de instalaciones militares en el área noreste del Esequibo, bajo la figura destinada a la realización de actividades humanitarias, hecho que de una forma u otra se orienta a la estructuración de un cerco para la recuperación estratégica de los espacios que ha ido perdiendo en el tiempo, y sobre todo en el continente suramericano, y que en este caso, junto al Plan Colombia, generan un efecto sándwich sobre Venezuela en el eje este-oeste.

En mi opinión desde el punto geoestratégico y geopolítico, ello ha sido un descuido en materia de seguridad fronteriza, puesto que no se le ha prestado la atención debida por parte de los actores responsables, pero que aún tiene potenciales salidas si el Estado venezolano se lo propone. Por otro lado, lo antes señalado adquiere mayor connotación para los venezolanos, dado que hemos concentrado la atención del tema en sí, dándole todo el peso a la reclamación territorial del espacio geográfico integral del Esequibo, basados sobre la demanda introducida por Guyana en la Corte Internacional de Justicia, pero no se le ha dado el debido peso a las acciones que el Gobierno de Brasil ha venido generando, al estructurar dominios sobre el espacio geográfico del Esequibo, en el que su Gobierno ya había manifestado desde principios de este siglo, su frontal apoyo a Guyana en materia de reclamación del Esequibo con Venezuela, y más aún, cuando ha venido conformando grandes inversiones en la carretera comunicacional norte sur desde Brasil hasta el océano Atlántico, atravesando el territorio en reclamación, a fin de lograr sacar sus productos al Atlántico por una vía más directa y expedita, siendo ello una de las aspiraciones de Brasil que se vienen manejando desde hace años. Y la presencia de su gentilicio se ha hecho tan prominente, que el mismo gentilicio esequibense que allí habita, ha manifestado su animadversión a este incremento poblacional brasileño, hecho que ya han comenzado a manejarlo como una irrupción a la soberanía territorial.

En este contexto, y teniendo Guyana el apoyo antes señalado, en el que habría que agregarle también las posiciones adoptadas por los países angloparlantes del Caribe Oriental, la Caricom, el Grupo de Lima y tácitamente la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte /OTAN), es obvio que el Gobierno de ese país tendrá que soslayar algunos desdenes y competencias para alcanzar lo que muchos han señalado, que a mi juicio ha sido proyectado equivocadamente, como el hecho de haberse exacerbado el futuro promisor de ese país en los próximos años, dado que la verdad basada en cómo se están moviendo las piezas estratégicas, la realidad comienza a apuntar a que esos años venideros le pertenecen a los venezolanos, y Estados Unidos de América buscará nuevamente ocupar el sitial al que aspira como socio principal en materia energética.

La presión actual sobre Venezuela es significativamente alta en cuanto a lo delicado del tema y sobre todo, por los intereses que se manejan en materia energética a nivel de grandes empresas y algunos Gobiernos, por lo que luce muy claro, que muchos están apostando al fracaso de Venezuela ante la Corte Internacional de Justicia, hecho que los cambios suscitados, ha comenzado a generar preocupaciones tanto del Gobierno de Guyana como de las empresas petroleras internacionales que participan en la exploración y explotación del crudo en los espacios acuáticos del Esequibo, dado que aprobar la validez de la sentencia del Laudo Arbitral de París de 1899, desconociendo todo cuanto ocurrió anteriormente en dicho tribunal, aunado a las bases sólidas probatorias a favor del marco geohistórico venezolano, además de la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966, en el que se reconoció obviamente la nulidad de la citada sentencia, va a ser prácticamente imposible sustentarlo por parte del mencionado organismo jurídico internacional, por lo que se deberían estar evaluando las próximas negociaciones, entendimientos y Acuerdos que deberían manejarse sobre el tema energético, ecológico, climático y de seguridad, con el Gobierno de Venezuela.

Venezuela valiéndose del procedimiento establecido a través de las Excepciones Preliminares, generó desde el mes de junio de este año, su pronunciamiento sobre la inadmisibilidad de la demanda, aunque no debemos olvidar que en el año 2020, la Corte Internacional de Justicia por decisión de su mayoría, le dio la razón a Guyana en cuanto a la aceptación de la demanda introducida, obviando la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966, y sin emitir ninguna medida cautelar a las acciones económicas que está generando dicho Gobierno a costillas de todos los venezolanos. Venezuela reafirmó ante el citado organismo jurídico internacional, que este no tiene competencia sobre el caso, dado que Guyana acudió sin la consulta debida a Venezuela, omitiendo su corresponsabilidad establecida en el Acuerdo de Ginebra de 1966.

Fue así que se fijaron los plazos respectivos a fin de que el Gobierno de Guyana presentase el escrito contentivo de sus observaciones y conclusiones a través de las Excepciones Preliminares, siendo fijada como fecha el pasado 7 de octubre del 2022; ahora bien, el próximo 17 de noviembre y hasta el 22 del
mismo mes, ambos Gobiernos (Venezuela y Guayana) deberán estar presentes en dicho Tribunal Internacional, en audiencias públicas, donde cada uno de éstos presentará los soportes y argumentos jurídicos requeridos con base a las Excepciones Preliminares que presentó el Gobierno de Venezuela en su momento. Ello es preocupante para Guyana, porque el Gobierno de ese país nunca manifestó el por qué la sentencia del Laudo Arbitral de 1899 debería ser válida, además de haber mentido abiertamente, mientras que el Gobierno de Venezuela tiene la oportunidad de presentar el sustento indiscutible y fehaciente de su posición tanto jurídica como política en todas las instancias internacionales, en el que estaría corroborando la verdadera titularidad del espacio geográfico integral del Esequibo, demostrando todo cuanto ocurrió para afirmar la nulidad del Laudo Arbitral de París de 1899, y el compromiso adquirido tanto por Gran Bretaña como por Guyana en conjunto con Venezuela, mediante la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966, para llegar a una solución aceptable, práctica y satisfactoria para ambas partes.

Adicionalmente, es necesario exacerbar que la Corte Internacional de Justicia no puede someter un diferendo entre Estados de manera unilateral, tal como hizo el Gobierno de Guyana impulsado por la decisión tomada por el propio secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, además de
recordarle al lector una vez más, que ni Guyana por razones de fecha de su independencia, ni Venezuela, son firmantes del Pacto de Bogotá, también conocido como Tratado Americano de Soluciones Pacíficas de 1948.

Es por todo ello, que las acciones asumidas por la contraparte, y las adoptadas por Venezuela, merecen la intervención al más alto nivel de todos aquellos quienes manejan el tema en cuestión, porque en este juego de intereses, no se trata solo de generar inclinaciones a favor de un país o de otro por simple conveniencia, sino se trata de sustentar con la verdad jurídica todo cuanto le asiste a este caso, y en esta ocasión, es Venezuela sin duda alguna e ineludiblemente, quien tiene todos los argumentos verdaderos, mientras que el Gobierno de Guyana debe sustentarse sobre manipulaciones e interpretaciones jurídicas a conveniencia, para intentar crear una matriz de convencimiento a su favor.

Esta oportunidad única que tiene el Estado venezolano en la actualidad es la que dará los cimientos necesarios a partir de este momento para reconfirmar que “el sol que brilla sobre Venezuela nace en nuestro Estado Esequibo”.

Por: C/A (r) Dr. José Chachati Ata

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