Resfriado: ¿qué alimentos debemos comer o beber?

Sopa de pollo, bebidas calientes, miel. Esto es lo que dicen los expertos sobre lo que puedes tomar para el resfriado.

¿Cuáles son los mejores alimentos o bebidas para consumir cuando tengo un resfriado?

Si buscas las respuestas en línea, encontrarás muchos artículos que afirman que ciertos alimentos y bebidas que “fortalecen el sistema inmunitario” —como el ajo, los cítricos, los arándanos, los chiles y el jugo de granada— pueden aliviar los síntomas o ayudar en la recuperación del resfriado común.

Pero “no tenemos información lo suficientemente sólida que sugiera que todos deberían comer ciertos alimentos durante una infección viral”, afirmó Colleen Tewksbury, profesora adjunta en ciencias de la nutrición en la Facultad de Enfermería de la Universidad de Pensilvania.

Dicho esto, Tewksbury aseguró que es importante alimentarse bien. Un resfriado —sobre todo si afecta tu sentido del gusto y el olfato— a veces hace que no tengas apetito, pero tu cuerpo de todos modos necesita calorías y nutrientes para funcionar y luchar contra la infección, afirmó. “Cualquier cosa que hagas que te ayude a sentirte más cómodo y a estar bien alimentado en esos momentos será de gran ayuda”.

Resfriado

Tewksbury sugirió alimentos y bebidas que hidraten y nutran, pero que también nos reconforten, como los platillos que te daban cuando estabas enfermo de niño o los que se usan para esos casos en tu cultura.

La sopa reconforta, y cuenta con cierto respaldo científico

“La sopa suele ser buena para esto”, comentó Tewksbury, sobre todo si incluye un equilibrio sano de nutrientes, es decir, proteína (como pollo o legumbres), carbohidratos (arroz, fideos o papas), algo de grasa (de la carne, aceite o lácteos) y “vegetales que aportarán más potencial mineral y vitamínico”.

Una sopa “te llena y te nutre, ayuda con la ingesta de líquidos”, concluyó Tewksbury.

Y de hecho, según Stephen Rennard, catedrático de medicina pulmonar, de cuidados intensivos y del sueño del Centro Médico de la Universidad de Nebraska, hay un poco de ciencia de laboratorio que la respalda.

En el año 2000, Rennard y su equipo publicaron un estudio en el que investigaban cómo afecta el caldo de pollo a los neutrófilos del organismo (células inmunitarias que se desplazan al lugar de la infección e inician la inflamación, contribuyendo a síntomas como el dolor de garganta y la tos). En el laboratorio, los investigadores colocaron neutrófilos en pequeños pocillos de plástico y les añadieron una sustancia que suele atraerlos, algo similar a lo que ocurre durante una infección. Pero cuando bañaron las células en caldo de pollo, migraron mucho menos hacia la sustancia.

En teoría, según Rennard, este menor movimiento de neutrófilos podría traducirse en una menor inflamación y menos síntomas. Pero unas células en una placa de laboratorio no pueden explicar lo que ocurre, si es que ocurre algo, con las células de un organismo. Y comprender cómo, o incluso si, el caldo de pollo podría influir en los síntomas del resfriado requiere ensayos clínicos costosos y largos, que no se han realizado, dijo Rennard.

Aun así, Rennard cree en el valor terapéutico del caldo de pollo, que ha sido un remedio recomendado durante cientos de años. Cree que algunos de los beneficios del caldo de pollo pueden deberse a la experiencia emocional, más que a la física. Si “alguien te prepara un caldo de pollo, sobre todo si te gusta su sabor, te sentirás mejor porque te está cuidando”, afirma. “Y eso es independiente de si hay algo medicinal en la sopa”.

En el estudio, Rennard utilizó una receta de la familia de su esposa, Barbara, coautora del estudio: es un pollo entero que se pone a hervir a fuego lento con zanahorias, apio, chirivías, cebollas, nabos y camotes, servido con bolas de matzo. Rennard también probó 13 sopas enlatadas o instantáneas en el estudio, incluidas algunas opciones vegetarianas, y la mayoría ralentizaron el movimiento de los neutrófilos hasta cierto punto.

Un par de estudios pequeños con humanos también han sugerido que beber un caldo o bebida caliente, incluso solo agua caliente, a veces ayuda a aflojar la mucosidad nasal y facilita la respiración. Y, por supuesto, cualquier líquido proporciona fluidos, y “la hidratación facilita la eliminación de secreciones”, explicó Rennard.

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Fuente THE NEW YORK TIME

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