En este artículo conocerás por qué mover las piedras de su sitio daña el ecosistema de las playas.
Una costumbre muy arraigada en el ser humano, es hacer del medio ambiente un lugar cómodo para su propia satisfacción; para ello, utiliza el ingenio y la fuerza que posee, con el fin de alterar el paisaje. En tal sentido, trata de obtener una serie de comodidades que favorezcan su vida, en detrimento de la biodiversidad que le rodea

Muchas veces, las modificaciones al paisaje se hacen para lograr el asentamiento humano, en edificaciones de catrácter permanente; la idea, es utilizar el espacio como vivienda, destruyendo todo el entorno ocupado por otras especies.
Es necesario señalar, que el litoral posee una biodiversidad sumamente delicada; ésta se adapta obedeciendo a los cambios que el viento, los ríos y la lluvia traen; y se suman a la serie de factores acumulados que transforman el paisaje.
Ultimamente, se ha creado la costumbre de mover piedras de su sitio original, y apilarlas en montones frente a la orilla de las playas. Al moverlas, se destruye el hogar de numerosas especies autóctonas que anidan, viven y se alimentan en esos lugares.
Son cada vez más los científicos y las administraciones públicas que solicitan medidas a las autoridades para poder acabar con esta práctica; que cada vez crece más en la población, por su propio desconocimiento

«De hecho, esta moda banal e importada de otras culturas constituye un grave atentado al medioambiente y al paisaje de las áreas naturales», afirmaba para los medios el año pasado la investigadora del CSIC Anna Traveset, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados del CSIC y la Universitat de les Illes Balears a la agencia SINC, que alertaban del crecimiento de estos montículos en playas y calas.
El objetivo de la campaña es denunciar públicamente y ante las administraciones competentes, las faltas y las atrocidades contra el patrimonio natural. No se deben mover las piedras de su sitio original
En los últimos días, la prensa se ha hecho eco de estos túmulos de piedras en muchos lugares del planeta; y como estas esculturas no son para nada obras de arte, se hace necesaria una acción inmediata para lograr la restauración del paisaje alterado.
¿De dónde salió la mala costumbre de movel las piedras de su sitio?
El auge de la cultura Zen y la moda incipiente de la meditación, han provocado, en gran medida, que muchas personas intenten replicar algunas de sus prácticas más usuales, como es el apilar piedras. Lo intentan acoger como un símbolo de las culturas budistas, que realizan estos montículos para representar el equilibro interno. Y no son los únicos, ya que la cultura americana también es conocida por realizar apilamientos en sitios sagrados. O incluso la cultura celta y escocesa guardan rituales similares.
Sin embargo, en la actualidad, estos montículos se realizan de forma masiva y en lugares donde se puedan encontrar muchas piedras y rocas; y no como algo excepcional. Esto se debe, como apuntan los científicos, a la moda impuesta por las redes sociales y a los efectos del turismo. Pero, ¿sabes por qué tiene un efecto negativo sobre el medioambiente?
Así perjudica apilar piedras al ecosistema

En una carta, enviada a la revista Human-Wildlife Interactions en el año 2020, los remitentes apuntaban que las personas olvidan que donde se elevan las esculturas, puede ser el medio ambiente de muchas especies autóctonas; insectos diminutos o de invertebrados endémicos, algunos no se pueden ni ver a simple vista, y solo pueden vivir en el ecosistema de esas piedras. Por lo tanto, si el ser humano manipula esas rocas y hasta las mueve de posición puede ponerlos en peligro y exponerlos a agentes externos e incluso depredadores.
Además, también hay muchas plantas que pueden verse afectadas, algunas por nacer y desarrollarse entre las piedras y rocas que se manipulan y otras porque puedan ser tapadas por las mismas, impidiendo su crecimiento. Y por otro lado, en las peores situaciones, se han detectado a personas que no contentas con no encontrar suficientes piedras para su apilamiento han destrozado algún monumento o incluso las han movido desde otros lugares, alterando el hábitat.
Fuentes WWW.ABC.ES – CADENASER.COM
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