(Continuación)
Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo
Con las invalorables retroalimentaciones recibidas esta semana en torno al artículo anterior (192), relacionadas con el análisis presentado sobre Venezuela y su entorno, en el que no se le concedió aun al país el ingreso al Grupo BRICS, aunado a la correlación ineludible del tema con la recuperación del espacio geográfico integral del Esequibo, deseo expresar una vez más, mi elevado agradecimiento por el seguimiento que le han hecho varios lectores a través de las redes sociales, al igual que otros que se han ido incorporando, hecho que me permite sustentar el interés cada vez mayor, de venezolanos residenciados dentro y fuera del territorio nacional, que se mantienen atentos a los diferentes eventos
que se circunscriben en el día a día sobre este litigio territorial.

Realmente en el caso de Venezuela, no fue para nada sorprendente, el que aún no se aceptara el ingreso del país al grupo BRICS a partir de enero del 2024, como sí sucedió con otros seis (6) países, siendo cinco (5) del Medio Oriente (Emiratos Árabes, Arabia Saudita, Irán, Etiopía y Egipto) y Argentina. En el punto catorce (14) del artículo anterior, antes de iniciarse la reunión del Grupo BRICS, ya el suscrito le había enviado a curadas.com el artículo respectivo, señalando que no debía olvidarse que en materia petrolera, Brasil había ocupado espacios en el mercado energético, por lo que ya se había conformado un cuadro competitivo con Venezuela en el mercado petrolero, implicando que el posible ingreso del país al grupo BRICS mientras no se lograse diversificar verdaderamente la economía nacional, tendría sensibles limitaciones que difícilmente Brasil cedería, y menos aún con los intereses existentes en Guyana, específicamente en la región del Esequibo, en el que uno de los mayores beneficios existentes a su favor, pareciese apuntar a lo que ha estado buscando desde hace años el coloso del sur, y es precisamente su acortada salida geoeconómica al océano Atlántico, por lo que la carretera que se construye actualmente en el Esequibo, pese a la corresponsabilidad y reconocimiento de ese país a favor de Venezuela, representa hoy en día un punto transcendental al interés nacional brasilero.
A raíz de ello, el suscrito dejó la interrogante en el lector sobre ¿cuál había sido la posición nacional ante la extraña política exterior que se venía manejando en la actualidad, en la que se habían venido violando impúdicamente intereses que le atañen a la seguridad, defensa y desarrollo integral de Venezuela?
También, el suscrito exacerbó que Brasil, había firmado el Tratado de Límites y Navegación Fluvial con Venezuela del 5 de mayo de 1859, ratificado por el Protocolo de 1929, y por medio del cual, ese país había renunciado a favor de Venezuela todos sus posibles derechos en las cuencas de los ríos Orinoco y Esequibo, y a su vez Venezuela renunció a favor de Brasil, sobre todos los posibles derechos en la hoya de la Cuenca Amazónica, exceptuando una parte del río Negro; sin embargo, el Gobierno del país ubicado al sur, hasta hace poco olvidó su corresponsabilidad firmada en el citado Tratado, e inició en conjunción aprobada unilateralmente con Guyana, el fortalecimiento de la comunicación y modalidad estratégica a lo largo del Territorio Esequibo hasta los espacios acuáticos del Océano Atlántico, además de haber impulsado bilateralmente con el Gobierno del vecino país, el asentamiento de una colonia brasileña en dicho espacio geográfico.
Adicionalmente, es importante señalar que si el Gobierno de Guyana hubiese podido reunir las condiciones necesarias para ingresar al Grupo BRICS a través de la agenda energética que maneja en el plan petrolero 2023, no lo hubiese pensado dos veces, y en el caso de Brasil y de China, estos tendrían suficientes razones de peso geopolítico, geoeconómico y financiero, para inclinarse a favor de Guyana y no de Venezuela “por ahora”; sin embargo, el Gobierno del vecino país tiene un cuadrilátero de razones
que constituyen las bases fundamentales para refutar la solicitud (en caso de haberse dado la coyuntura), siendo estas la posición del Gobierno de los Estados Unidos de América al igual que la de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, los Gobiernos de los países que forman parte o alianzas comerciales de la OTAN, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas y la propia Corte Internacional de Justicia, que además de rendirle cuentas de su gestión directamente al Secretario General de la ONU, contempla en su organización, la presencia permanente de un juez perteneciente a los países del Consejo de Seguridad de la ONU.
Lo anterior constituiría un verdadero descalabro para Guyana, pero también lo sería en los actuales momentos para Venezuela. De allí puede entenderse también entre otras razones, el por qué el Gobierno de los Estados Unidos ha venido buscando la ampliación de los miembros permanentes en el citado Consejo de Seguridad de la ONU, en el que ingresarían países aliados a los intereses occidentales marcados por dicho Gobierno norteamericano. Un verdadero dilema que buscará ajustar sus piezas en el tablero estratégico mundial, y que, a raíz de esta nueva situación geoeconómica, abrirá caminos orientados a un nuevo rumbo en la rosa de maniobras geopolítica que se desarrolla hoy en día.
Por otro lado, hoy por hoy, y a pesar de su alianza ideológica con Venezuela, Brasil no ha manifestado aun su posición geopolítica sobre este litigio en particular, ni su posición geoeconómica respecto al tema energético, en el que es indudable que tenderá a opacar la actuación de Venezuela en esta nueva etapa petrogasífera, aunado a que no le ha explicado al país, todo cuanto gira sobre este complejo tema sobre el Esequibo, sino que se ha manejado en un terreno que exacerba dualidades de discursos y posiciones, así como de enfoques acomodaticios para beneficiar intereses propios y de terceros aliados, pero no hay que ser un letrado en la materia para entender que precisamente Venezuela no se encuentra encajada en el marco de esas prioridades.
Adicionalmente, los avances que había logrado el Estado venezolano en las lógicas geoeconómicas y geopolíticas con el Gobierno norteamericano, podrían redimensionar nuevos ruidos y posibles niveles de desconfianza en las relaciones diplomáticas bilaterales, por lo que al encontrarse el país ante el silencio ensordecedor de los supuestos gobiernos aliados, que se han venido beneficiando continuamente de Venezuela y sus recursos, sin una reciprocidad ni confiabilidad ajustada a un firme equilibrio que no sea el de los repetitivos discursos no materializados en hechos concretos, y mucho menos por el litigio territorial del Esequibo, se hace necesario “a Dios rogando y con el mazo dando”, hecho que obliga a que el país no debe permanecer inmóvil ante el escenario actual.

Por supuesto que en el contexto antes señalado, Venezuela debe plantarse de manera equilibrada ante el Gobierno norteamericano, a propósito de reorientar las relaciones bilaterales en términos de igualdad y de acoplamiento hacia un constructo multipolar, en el que el respeto por la soberanía y la autodeterminación sean puntales regidores de las relaciones internacionales, pero también, con actuación recíproca de todas las partes que se involucren en el marco señalado, dado que aun cuando pareciese que lo sucedido podría incidir negativamente hacia el Estado venezolano, la realidad estratégica es totalmente diferente como se indicará más abajo. Ello no implicaría dejar de lado las relaciones bilaterales que mantiene actualmente Venezuela, pero sí comprender que los países llamados aliados, una vez más, han demostrado su tendencia y su baja consideración con el Estado venezolano, y en particular sobre el caso del Esequibo es obvio que, en el mejor de los casos, mantendrán una posición neutral, más nunca a favor de Venezuela. No hay peor ciego que el que no quiera ver.
Mientras tanto, Guyana, con menos de un millón de habitantes, está fortaleciendo ilegítimamente su condición energética a costillas de Venezuela en el Esequibo, a propósito de convertirse en un exportador potencial de petróleo, mediante la participación de la empresa ExxonMobil, quien ha venido desarrollando diferentes bloques off shore, incluyendo el “Stabroek”, mediante la concesión ilegítima otorgada por el Gobierno de Guyana, hecho que por la propia naturaleza del Gobierno actual, el cual se ha manejado con base a sensibles limitaciones financieras, tenderá por su propia debilidad a una verdadera disfunción política y económica que se sustentará sobre alarmantes niveles de corrupción, violaciones e incrementos de conflictos internos, en el que Venezuela, será en diferentes momentos a raíz de la reclamación sobre el Esequibo, una de las válvulas de alivio al buscarse desviar las tensiones internas de ese país, y elevar los niveles de cohesión nacionalista, tal cual sucedió como pretexto del Gobierno de Colombia a raíz de su situación interna en agosto de 1987, al producirse la penetración de la Corbeta Caldas en el Golfo de Venezuela, razón por la que el Estado venezolano debe estar muy atento a
estas arremetidas que están a flor de agua, tanto de parte de Guyana como de Colombia con el nuevo trazado que ha presentado éste último como parte de su obcecada pretensión totalmente alterada sobre las aguas del Golfo de Venezuela, luego del pronunciamiento generado por la Corte Internacional de Justicia en el litigio con Nicaragua.

Por otra parte, la hegemonía del petrodólar, que iniciará su cambio a raíz del ingreso de los nuevos países al Grupo BRICS, ha demostrado también que la política exterior de Brasil ha sido un tanto inteligente y equilibrada, al mantenerse en una frontal actuación hacia los dos frentes (occidental y la asiática), por lo que a pesar que occidente no esperaba este enrosque, en el que el Grupo BRICS tendrá prácticamente el monopolio petrolero mundial con el manejo de la producción petrolera en un 80%, superior a la OPEP, con el manejo del 12% del comercio mundial y 10% de comercio petrolero que transita por el Canal de Suez.
Brasil y Guyana impulsarán la enorme explosión de producción de petróleo en América Latina, el primero por ampliación y ocupación de una parte del mercado petrolero que perdió Venezuela a raíz de los diferentes hechos conocidos por los venezolanos, y el segundo por explotación y comercialización de un recurso ubicado en los espacios acuáticos del Esequibo, de cuya cuenca que en un 82%, el petróleo allí existente le pertenece a Venezuela. De hecho, ya Brasil tiene previsto en los próximos meses, una reunión con el Presidente de los Estados Unidos. A buen entendedor, pocas palabras.
A criterio del suscrito, Venezuela tiene en la actualidad la excelente oportunidad de fortalecerse acorde a sus intereses y no como siempre en prioridad hacia el beneficio de terceros, y para ello, su política exterior podría dar un sensible giro que se sustente sobre una plataforma equilibrada tanto con Asia como con Occidente, en el que la nueva etapa petrogasífera que se ha ido fortaleciendo lenta pero escalonadamente en positivo, podría abrir las puertas con mayor celeridad, dado que para los Estados Unidos de América y algunos países europeos, Venezuela ha escalado hoy en día nuevos posicionamientos estratégicos de primer orden, en el que entre Venezuela y Guyana “por ahora”, ocupan indudablemente una prioridad y una solución de primer orden en el campo energético, más ello, estaría sujeto a cambios obvios en el mediano plazo, en el que la ventaja estratégica indiscutible estaría a favor del país.
Sumado a lo anteriormente señalado, si Venezuela logra encauzar dicha política exterior como lo ha venido haciendo hoy en día, consustanciando la Contramemoria a entregarse ante la Corte internacional de Justicia en abril del 2024 con la documentación requerida sobre la legítima titularidad del Esequibo, y desenmascarando a Guyana ante la sarta de mentiras que conformaron la vil demanda introducida en contra del país, además del inteligente manejo mediante estrategias indirectas de las relaciones internacionales ONU-OTAN-CIJ, y de manera equilibrada se maneja también con los países “amigos” de hoy en día, el cambio que se vislumbra para Venezuela, proporcionará las herramientas necesarias para convertir al país en el verdadero potencial del continente suramericano, de occidente y de organizaciones de primer orden en el contexto del nuevo orden mundial, obviamente impulsado todo ello por las coyunturas internacionales que se avecinan por sí solas y que requieren afianzar alianzas geopolíticas y
geoeconómicas.
Entre tanto, la Corte Internacional de Justicia en su firme posición jurídica, aunque algo retorcida a criterio de varios juristas por los pronunciamientos emitidos anteriormente, ajustada obviamente a intereses tácitos fluctuantes de las organizaciones afines, en el que se obvió desafiada y abiertamente al Acuerdo de Ginebra de 1966, se encuentra en continua observación y espera de la documentación requerida de parte de Venezuela, así como de las instrucciones ajustadas a la coyuntura del momento, pero lo que no podrá hacer, es desentenderse del hecho geohistórico en el que España defendió coherentemente sus espacios geográficos en aquel momento, siendo reconocido que sus dominios llegaban al este del río Esequibo, cuyo soporte se aprecia en el Tratado de Münster de 1648 suscrito con el Reino de Holanda, y esta última reconoció las propiedades españolas al oeste del mismo, siendo ello ratificado posteriormente en el Tratado de Utrecht de 1713, suscrito con Inglaterra, razón por la cual se invoca el principio del Uti Possidetis Juris para aducir que el territorio de la nueva República es el correspondiente a la Capitanía General de Venezuela creada en 1777, cuyo reconocimiento anularía ineludiblemente la sentencia del Laudo Arbitral de París de 1899, y la aceptación definitiva por la que “el sol que brilla
sobre Venezuela, nace en nuestro Estado Esequibo”.
NOTA:
Saludos a todos, manifestándoles que habiendo culminado la elaboración de esta cuarta obra, ayer Kindle Paperwhite International, me notificó formalmente la aprobación y exposición pública a través de Amazon de este libro, para lo cual envío si es del interés personal, el contenido del mismo. Este escrito constituye la actualización del litigio actual entre Venezuela y Guyana sobre el Esequibo, en el que la actuación de la Corte Internacional de Justicia, la OTAN y la ONU, han generado cambios que por un lado le dan mayor complejidad a la ecuación matriz de la controversia, y por el otro, han colocado a flor de agua variables geopolíticas geoeconómicas y geoestratégicas, que bien manejadas, constituyen un frontal touché de Venezuela sobre Guyana, para la recuperación definitiva de nuestro territorio continental usurpado desde 1899, incluyendo los espacios marítimos en el Atlántico.
La Corte Internacional de Justicia en el nuevo orden mundial a raíz de la Excepción Preliminar venezolana https://a.co/d/ehN29NA
Por: C/A (r) Dr. José Chachati Ata
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