Los traumas, las manías y los tics viajan en las maletas

Pasar el dedo por todos los botones de un cajero automático luego de hacer una transacción, no vestir de rojo, comprar productos en exceso previendo una escasez y esconderse el teléfono celular en lo más recóndito de la vestimenta son algunas de las costumbres que se llevó el venezolano al exterior.

Dos décadas de gobierno chavista y casi dos años de hiperinflación han provocado una serie de hábitos entre los venezolanos que, inclusive, se llevan pegados como un tatuaje a la hora de emigrar a otro país.

Voltear atemorizado cuando se escucha una motocicleta, comprar productos de más por si se acaban, recoger agua, esconderse el teléfono celular, llegar a un sitio con mucho tiempo de antelación por si hay cola y esperar siempre lo peor de los servicios públicos son algunas de las manías que arrastra el testigo de una Venezuela con una precariedad económica acentuada y altos índices de violencia.

“A mí me pasó bastante que iba al mercado y compraba cosas repetidas para almacenar por si no conseguía después”, dijo la venezolana María Angela Calabrese, quien emigró junto a su esposo e hijos a Zaragoza, España.

Haber sido protagonista y testigo de hechos de criminalidad también influyeron en la conducta de María Angela. “Compramos un carro usado y me costó mucho adaptarme porque no tenía alarma”, agregó.

“Recién llegada estaba trabajando con mi hijo en un reparto a domicilio nocturno, él se bajaba a entregar los pedidos a los apartamentos y yo me quedaba sola en la moto y cuando me pasaba algún hombre cerca en otra moto o a pie automáticamente escondía el celular y empezaban las taquicardias”, dijo María Angela.

“Lo de escuchar el sonido de una moto y asustarse es un clásico”, confesó Daniel Gómez desde Buenos Aires.

 

Vía RunRun.es

2 comentarios en «Los traumas, las manías y los tics viajan en las maletas»

Los comentarios están cerrados.