(Continuación)
Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo
Cada vez más, la situación sobre la disputa territorial sobre el Esequibo, se orienta hacia un cerrado cuadro bilateral entre Venezuela y Guyana, a pesar de los acuerdos derivados de la Reunión de Argyle, efectuada en San Vicente y las Granadinas el pasado 14 de diciembre del 2023. De hecho, los acontecimientos suscitados desde ese entonces, se han ramificado para el Estado venezolano en escenarios forzosos mas no sorpresivos, cuyo punto de origen parte ineludiblemente de la extraña y un tanto reactiva política exterior que se ha venido manejando, la cual ha desembocado hoy en día en aguas cuyos caudales corren por dos alternativas, siendo estas el avanzar con acciones beligerantes y escalonadas, partiendo de la tensión a la crisis, con franca apertura hacia el conflicto armado para la toma forzosa del Esequibo, o mediante la creación de condiciones adecuadas de entendimiento bilateral con el Gobierno de Guyana, cuyas políticas y acciones deben continuar esgrimiéndose en el tablero estratégico regional, con base al compromiso establecido el Acuerdo de Ginebra de 1966.
Por supuesto que el abordaje jurídico ante la Corte Internacional de Justicia no se ha dejado de lado, dado que por lo pronto como se ha indicado en artículos anteriores, la entrega de la Contramemoria venezolana para el 8 de Abril del 2024 reviste una acción de carácter obligatorio, a propósito de demostrar con pruebas irrefutables y no con mentiras, las fortalezas ineludibles de Venezuela que demuestran la titularidad de Venezuela sobre el Esequibo, así como también derribarían las falsas y manipuladas pretensiones guyanesas. Sin embargo, no debe olvidarse, que la participación del Estado venezolano en el proceso jurídico internacional, es una potestad del Ejecutivo Nacional.

Volviendo al punto de inicio, en una frontal y ajustada medición de los factores correlacionados con las dos tendencias ya señaladas, es necesario ampliar el análisis con realidades en mano, de manera que la Comisión Nacional Tecno-jurista y Asesora del tema, si así lo considera, tome en cuenta los puntos que se mencionan a continuación para avanzar en el proceso actual, en el que el tiempo sigue corriendo, y no constituye precisamente una variable que se maneje holgadamente e inclinada a favor del Estado venezolano, por lo siguiente:
- El manejo de un posible conflicto en la actualidad con Guyana, conllevaría a que el mismo se estaría manejando también con la participación de otros países del primer mundo, que apoyarían tecnológicamente al país vecino, por supuesto que con claros intereses creados (no hay puntada sin hilo), hecho que agravaría la situación si Venezuela recibiese en forma similar el apoyo militar internacional, lo cual transformaría negativamente una de las fortalezas actuales de la región, caracterizada hasta ahora como un espacio geográfico de paz. Toda forma de guerra representaría sensibles pérdidas tanto para Venezuela como para Guyana, hecho que terceros actores esperan que suceda para satisfacer sus propios intereses, a costillas de las pérdidas humanas y materiales que se pudiesen suscitar, además que ello conformaría un antagonismo total a la prédica de Venezuela en mantenerse ajustada al Acuerdo de Ginebra de 1966 y, al reciente dictamen de la Corte Internacional de Justicia, lo cual fue manifestado en su pronunciamiento antes del Referéndum Consultivo efectuado en Venezuela el pasado 3 de diciembre del 2023.
- Adicionalmente, el escenario del conflicto incidiría en el detrimento profundo de la economía del país, y por ende de los venezolanos, cuya recuperación sumada a las sanciones internacionales actuales, haría un tanto dificultosa la coyuntura socioeconómica actual, manteniendo al país prácticamente en el marco de una política internacional de aplacamiento y dura exigencia en cuanto a la incisiva y obligada moderación de sus actuaciones a raíz de las nuevas sanciones que se generarían, cuyo aprovechamiento se enlazaría con la excesiva absorción por parte de otros países con la crisis interna actual, cuyas consecuencias además de ser más profundas, incidirían con mayor intensidad para una justificada presencia de otros países en el área de conflicto, además de impactar en franco detrimento, la calidad de vida en la que viven hoy en día la mayoría de los venezolanos.
- En el ámbito militar norteamericano, a raíz de los prolongados conflictos tanto afgano como iraquí, se intensificó el concepto sustentado sobre la guerra de cuarta generación, en el que se abarcó un nuevo abanico de estrategias no convencionales para abarcar diversas modalidades de la guerra, que en este caso se reflejarían sobre la guerra asimétrica, lo que conformaría un verdadero campo de batalla camuflado sin la presencia de ejércitos regulares, pero con inserción multifacética del factor sorpresa, dado que la utilización del instrumento militar no resultaría tan efectivo como podría esperarse, y menos cuando el Gobierno de Guyana se ha manejado a merced de instrucciones foráneas, siendo ellas quienes ejercen el verdadero control sobre el país vecino, y a pesar que Venezuela se ha ido preparando en el tiempo para este tipo de conflicto, cuyas prácticas se iniciaron desde el 2004, la actuación cívico-militar desplazada hacia un teatro de operaciones asimétrico no sería descartable, pero sí representaría un sensible desgaste socioeconómico y militar para ambas partes. En este contexto, la puesta en marcha de acciones reales bajo esta modalidad y en escenarios que revisten una natural y particular complejidad, no le serían convenientes a ninguna de las partes.
- De hecho, sin haber ido aún a la conformación de un conflicto bilateral asimétrico y combinado entre Venezuela y Guyana, se visualiza a pesar de las actuaciones realizadas en el año 2023 entre los Gobiernos venezolano y norteamericano, en el que se estableció un relativo alivio de sanciones internacionales para el país, una asimetría marcada por mutuos intereses que han abordado incluso espacios políticos y diplomáticos inesperados, que ya se han reflejado en el plano de una muy extraña política exterior entre ambos países, lo cual encaja claramente en unas relaciones asimétricas que han permitido alcanzar algunos objetivos, y además, satisfacen irregularmente intereses mutuos. ¿O es que ello también no ha sido comprendido bajo esta arista?
- De hecho, lo anterior resulta en que a pesar de las vicisitudes presentadas en el tiempo, ello no ha constituido un hecho novedoso, dado que ha sido necesario poner al relieve la situación real que ha mantenido esta progresiva fluctuación política y económica entre el Gobierno norteamericano y venezolano, cuya plataforma se ha venido sustentando sobre la necesidad de amalgamar una relación comercial en materia energética basada en la comercialización del petróleo y el gas. En efecto, la muy extraña política exterior puesta en práctica durante el año 2017 por el actual Gobierno venezolano, a través de la Comisión de Elecciones Federales (FEC, por su sigla en inglés), permitió de manera pragmática, que PDVSA en los Estados Unidos de América a través de Citgo Petroleum Corporation, aportase medio millón de dólares americanos, destinados a la ceremonia de asunción del Presidente Trump, tal como apareció en el reporte de donaciones aceptadas, hecho que coincidió en ese entonces con los cambios repentinos de los discursos del Gobierno venezolano a mediados del 2017. ¿Se critica o aplaude esta decisión?
- Citgo Petroleum Corporation como parte del interés geoeconómico del Gobierno del norte, logró en ese entonces, quedar exenta del conjunto de sanciones impuestas por el Gobierno norteamericano contra Venezuela, dado que la misma representaba una contundente respuesta a la economía estadounidense, mediante la producción continua de las tres refinerías allí existentes, aunado a las seis mil estaciones de servicio, hecho que exacerbó la interdependencia energética mediante la cual, Estados Unidos venía abarcando casi el 10% de las importaciones petroleras, lo que representaba un hecho fundamental que incidió en evitar el incremento de las sanciones contra el Gobierno de Venezuela, dado que ello podía incidir en el incremento de los costos a los contribuyentes, y a pesar de la continuidad de las sanciones establecidas, Venezuela continuó ejecutando el proceso de comercialización energética. ¿Y entonces, por qué continuamos en una continua diatriba que mece la situación geopolítica con un paso hacia adelante y otro hacia atrás, evadiendo la necesidad de llegar a un entendimiento mediante una relación diplomática sobre el asunto que nos concierne sobre el Esequibo, que en definitiva también le convendría a los Estados Unidos de América, y a mi juicio muy particular, conformaría también como única alternativa, la forma de encajonar y aliviar a la vez, las perversas manipulaciones del Gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte contra Venezuela?

- Y precisamente, hasta ahora, la inoportuna e imprudente actuación del Gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en haber enviado un buque de guerra con armamento convencional a Guyana, haciendo presencia éste en las aguas territoriales del Esequibo, y por ende, en los espacios acuáticos pertenecientes a Venezuela, en aras de apoyar al gobierno del país vecino luego de los acuerdos y compromisos establecidos con el Gobierno de Venezuela en la reunión de Argyle del 14 de diciembre del 2023, ha constituido además de un desafío e imprudente provocación en el campo de la diplomacia cañonera, una total irresponsabilidad e irrespeto no solo al país, sino también a la comunidad internacional, en especial a los países de la región. De hecho, dicho buque de guerra, HMS “Trent”, aún continúa navegando en los espacios acuáticos cercanos a la región del Caribe Oriental, pero también, en la zona económica exclusiva venezolana.
- Es obvio que Gran Bretaña está buscando a su conveniencia, reavivar el escenario ajustado para un conflicto entre Venezuela y Guyana, de manera de crearle el cerco contundente internacional a Venezuela sobre la región del Esequibo y sus espacios acuáticos. Venezuela debe abstenerse de caer en esta burda provocación, que solo favorecería los intereses de terceros países, y de hecho, esa ha sido la intención confabulada con Guyana y sus aliados, en la que en definitiva, el país vecino es simplemente un títere que estaría a merced de instrucciones foráneas, por lo que un conflicto asimétrico estaría inclinado a la confrontación del Estado venezolano con terceros países, como lo ha pretendido el Gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña, quien ha revivido las líneas de tensión geoestratégicas, y cual lastre que ha vivido invadiendo territorios durante la geohistoria de ese país, defenderá a como dé lugar el territorio que le garantizará el suministro energético, minero, hídrico, forestal y ambiental. ¿O es que esta coyuntura geoestratégica asimétrica requiere de mayor explicación?
- Se ha mencionado repetitivamente en distintas situaciones y por varios voceros del Estado venezolano, que el país ha sido identificado como una amenaza por el respaldo recibido de potencias ubicadas en el Continente asiático, países que han conformado fluctuantemente una actitud retadora ante el cerco geoestratégico creado por los Estados Unidos de América en la región correspondiente al Lejano Oriente, por lo que se ha visualizado que la historia es repetitiva, dado que la acción geoestratégica norteamericana ha venido apuntando hacia una actuación que se enmarca en el mismo esquema anterior, abarcando en esta oportunidad la región correspondiente al Caribe y los países del norte de la América del Sur.
- La continua presencia militar a través de la ejecución del Plan Colombia, aunado a la presencia del Comando Sur, incluyendo la reciente visita del representante del Departamento de Defensa de los Estados Unidos de América a Guyana, ha venido conformando sistemática y escalonadamente un cerco que perimetralmente, se ha centrado sobre un área geográfica única que obviamente es Venezuela. Y si el Estado venezolano está claro con esta situación que ha venido incidiendo sobre la seguridad de la Nación, en el que está consciente que lanzar agresivos discursos no ha sido ni será suficiente, ¿por qué entonces no se ha buscado incrementar el entendimiento gubernamental bilateral y pragmático con el Gobierno del norte, mediante el uso de las relaciones diplomáticas tal como se ha venido haciendo con otros asuntos recientes e inesperados, de manera de mermar estas amenazas y atender frontalmente, y no reactivamente, la recuperación del espacio geográfico integral del Esequibo, en el que los Gobiernos de los Estados Unidos de América y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte tienen una frontal corresponsabilidad desde la firma del Tratado de Washington y el Tribunal de París que sentenció nefastamente en 1899 el fallo contra el legítimo dueño del Esequibo, que precisamente es Venezuela?
- A pesar de la influencia que habría podido ejercer la CARICOM y la CELAC, quienes no han apoyado nunca a Venezuela en la disputa con Guyana, al igual que otros países llamados “supuestos aliados”, mientras que estos se han favorecido de los generosos recursos que les pertenece a todos los venezolanos, es conveniente entender que la raíz de sus inclinaciones ha obedecido también a políticas propias dictaminadas por otros Gobiernos, mientras que la muy extraña política exterior venezolana, a pesar de haber generado en el caso del Esequibo fuertes y conflictivos discursos desde hace pocos meses atrás, no se ha correspondido con la situación geopolítica ni con las acciones que se han debido adoptar, razón por la que “la moderación y el aplacamiento asimétrico” siguen de la mano como pilar principal contra el país, acompañando al marco de actuación integral y multidisciplinario de Venezuela sobre la disputa territorial.
- Es por ello que no se vislumbra aún en el terreno político o diplomático, un posible ganador o perdedor, sino que más bien, continúa resaltando a flor de agua la idea de un posible empate alineado con base al entendimiento derivado de las directrices del Acuerdo de Ginebra de 1966, variable fundamental que abriría las puertas a una nueva realidad regional, en la que dos fuerzas en disputa tienen la capacidad y el potencial para frustrar las acciones llevadas a cabo por la otra parte, pero ninguna ha logrado por sí sola reunir los medios necesarios para ejercer contundentemente el ejercicio de sus proyectos políticos, económicos, sociales, militares, geográficos o ecológicos en el propio Estado Esequibo. Ante este vacío que pretende camuflar Guyana con Gran Bretaña y sus aliados, el Gobierno de Venezuela debería transformar su asimetría internacional mediante un proceso incisivo de entendimiento con el Gobierno norteamericano, dejando de lado la centricidad ideológica, e impulsando una diplomacia de altura que invierta la hornaza tanto del Gobierno de Gran Bretaña e Irlanda del Norte como de Guyana. Una y otra vez, no hay peor ciego que quien no quiera ver.
- La postergación de la Ley Orgánica sobre el Esequibo por parte del Estado venezolano, luego de haber manifestado una y otra vez la crítica a las acciones amenazantes de Guyana y sus aliados en contra de Venezuela, constituye una delineación errónea que no encaja en la racionalidad de las operaciones que continúa efectuando el Gobierno del país vecino, hecho que corrobora una vez más, en que el replique continuo que realiza el Estado venezolano aún se mantiene en el plano reactivo, dado que urge actualmente una respuesta contundente de parte del Gobierno Nacional, que de lo contrario, reafirmaría lo analizado en el presente artículo, exacerbando que la política exterior venezolana a pesar de sus vehementes discursos, continúa enmarcando la misma en una posición algo obsecuente, lo cual lejos de criticar esta posición, más bien sugiero que se abra un franco y abierto compás de entendimiento con quien se debería negociar, que precisamente NO es Guyana. Éste último continúa realizando los ilícitos actuales en el espacio geográfico integral de nuestro Estado Esequibo, porque se lo permite el Gobierno del país que debería ser la prioridad de Venezuela para buscar la negociación y decisión definitiva, que por cierto, le ha generado reciente y coyunturalmente algunas fortalezas al país que antes no existían. De lo contrario, el títere y domesticado Gobierno de Guyana jamás hubiese continuado con las ilegalidades que realiza contra Venezuela. ¿O es que esto tampoco es cierto y no está claro?
Mientras tanto, el hecho de no haberse motivado jurídicamente el Laudo Arbitral de París de 1899, en el que SÍ existe jurisprudencia en el Derecho Internacional Público de la época, sustentado con la actuación del mismo Juez Principal del Tribunal de París, el Profesor ruso Frederic De Martens, y que ello ha conformado una de las principales exigencias de la propia Corte Internacional de Justicia, conlleva a que Venezuela además del Principio del Uti Possidetis Juris a su favor, tiene respuestas contundentes que no dan cabida a dudas sobre la legitimidad del Territorio Esequibo como parte del espacio geográfico venezolano, mientras que Guyana continúa acusando a Venezuela de país imperialista que se ha valido de su poder militar para amedrentar y agredir a Guyana, lo que converge en un absoluto absurdo, dado que al realizarse una retrospección y encontrar que de ser ello cierto, en tal caso sería similar a la actuación de Gran Bretaña contra Venezuela en el siglo XIX, lo cual no privó en absoluto para llevar a cabo el despojo insolente que se le efectuó al país. ¿Con qué moral reclama Guyana lo que ayer fue una grotesca realidad, y hoy en día se falsea la verdad con manipulaciones no apuntaladas sobre ninguna plataforma jurídica que pudiese demostrar?
Guyana necesita coloquialmente “dar patadas de ahogado” para justificar las irregularidades que ha venido realizando y sigue cometiendo hoy en día, valiéndose de empresas y corporaciones trasnacionales, mientras que continúa torpemente el proceso de la demanda introducida contra Venezuela en el Tribunal Internacional de La Haya, acción repetitiva de ese Gobierno en recostar sus problemas en manos de terceros.

Paralelamente, el sistema político de las potencias aliadas con los Estados Unidos, también tiene sensibles debilidades que proceden de sus respectivos gobiernos, por lo que tomar la iniciativa en aras de lograr un mayor entendimiento por la vía diplomática y de manera directa como se ha explicado, ajustado al Acuerdo de Ginebra de 1966, constituye la potencial estrategia que el Estado venezolano debería evaluar, atender y actuar ante el vacío del pasado, y la coyuntura actual que necesita atender con premura el Gobierno de los Estados Unidos, cuya respuesta la tiene con reciedumbre y pujanza en sus manos el Estado venezolano, y que de ser atendida debidamente sin limitarse exclusivamente a discursos sin alcances concretos, coadyuvaría a aliviar la presión regional del cerco táctico que en materia de Seguridad de la Nación se ha ido conformando alrededor del país, además de abrir las puertas para abordar y lograr con firmeza, las posibles soluciones que conlleven a debilitar la cómoda posición guyanesa, en utilizar el poder estructural ajeno y actual que en gran parte le pertenece a Venezuela, sumatoria de aciertos que enarbolarían la clara tendencia de recuperar el espacio geográfico integral que por excelencia empuña con el mayor orgullo posible, que “el sol que brilla sobre Venezuela, nace en nuestro Estado Esequibo”.
Por: C/A (r) Dr. José Chachati Ata
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