Ortorexia Nerviosa: cuando la comida sana nos obsesiona

La ortorexia nerviosa, una obsesión patológica por la alimentación considerada «saludable» o «pura», emerge como un trastorno alimentario actual y de creciente interés. A diferencia de la anorexia y la bulimia, donde el foco reside en la cantidad y el peso

La ortorexia nerviosa se centra en la calidad percibida de los alimentos, conduciendo a restricciones dietéticas severas y potencialmente perjudiciales para la salud física y mental. Esta fijación por la «comida correcta» puede enmascararse inicialmente como un comportamiento saludable, pero gradualmente domina la vida del individuo, afectando sus relaciones sociales y su bienestar general.

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La delgada línea entre cuidado y obsesión alimentaria

Distinguir entre una preocupación razonable por la calidad de los alimentos y la patología de la ortorexia es crucial. Mientras que una persona consciente de su alimentación puede optar por productos orgánicos o limitar los ultraprocesados, alguien con ortorexia desarrolla un sistema de reglas dietéticas rígidas e inflexibles.

La transgresión de estas normas genera una ansiedad significativa, no centrada en el aumento de peso, sino en la «impureza» o el daño percibido del alimento «incorrecto». Esta obsesión consume una cantidad desproporcionada de tiempo y energía mental. Así, interfiere con la vida social debido a la dificultad para comer fuera o compartir comidas, lo que a menudo lleva al aislamiento.

Consecuencias paradójicas para la salud integral

Irónicamente, la búsqueda de una salud óptima a través de una alimentación «pura» en la ortorexia puede acarrear graves consecuencias para la salud física. Las restricciones dietéticas extremas pueden provocar deficiencias de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales, resultando en problemas como anemia, osteoporosis, desnutrición y desequilibrios hormonales. Simultáneamente, la ansiedad constante y el aislamiento asociados con esta obsesión, deterioran la salud mental. Se incrementa el riesgo de depresión, ansiedad y otros trastornos psicológicos. La intención inicial de bienestar se transforma en una fuente de sufrimiento y enfermedad, revelando la naturaleza paradójica de este trastorno.

Factores de vulnerabilidad y perfiles de riesgo

La investigación sobre la ortorexia aún está en sus etapas iniciales. Sin embargo, se han identificado ciertos factores de riesgo y poblaciones que parecen ser más susceptibles. Individuos con rasgos perfeccionistas, altos niveles de ansiedad, antecedentes de otros trastornos alimentarios o una marcada preocupación por la salud y el bienestar podrían tener una mayor predisposición. Profesionales de la salud, atletas y personas inmersas en comunidades con un fuerte énfasis en la alimentación «saludable» también podrían ser más vulnerables debido a la presión social y a la información dietética a menudo no regulada.

ortorexia nerviosa
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Desafíos en el diagnóstico y las estrategias de tratamiento

La ortorexia nerviosa aún no figura como una categoría diagnóstica independiente en los principales manuales como el DSM-5. Esto representa un desafío para su identificación y tratamiento. Sin embargo, la creciente conciencia de su existencia ha impulsado el desarrollo de criterios diagnósticos y enfoques terapéuticos.

El diagnóstico se basa en la evaluación de la rigidez de las reglas alimentarias, el nivel de angustia ante las transgresiones, el impacto en la vida social y la presencia de consecuencias físicas y psicológicas.

El tratamiento comúnmente implica la terapia cognitivo-conductual (TCC) para abordar las obsesiones y compulsiones alimentarias. Adicionalmente, se complementa con educación nutricional para fomentar una perspectiva más equilibrada y flexible sobre la alimentación.

La urgente necesidad de conciencia e investigación adicional

La ortorexia nerviosa representa un desafío contemporáneo significativo en el ámbito de los trastornos alimentarios. En una sociedad cada vez más enfocada en la alimentación y la salud, es crucial discernir entre una preocupación saludable y una obsesión patológica. Se requiere una investigación más exhaustiva para comprender su prevalencia real, los factores de riesgo subyacentes, los mecanismos de desarrollo y las estrategias de prevención e intervención más efectivas. Aumentar la conciencia sobre la ortorexia entre los profesionales de la salud y el público en general es fundamental para la detección temprana y la provisión de ayuda a quienes sufren esta condición, evitando que la búsqueda de una salud óptima se convierta en una fuente de angustia y enfermedad.

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