Cómo potenciar su memoria. Prevenir la pérdida – Aumentar su capacidad

Evalúe su Memoria (Primera parte)

Woody Allen dijo una vez que el cerebro era su segundo órgano favorito. A pesar de que, realmente, el cerebro puede que sea la elección número dos para muchos de nosotros es, de lejos, nuestro órgano más importante y la memoria es una de sus funciones más críticas.

En este artículo, aprenderá usted a evaluar su memoria y a determinar si es normal o anormal. También se enterará de los procesos básicos que subyacen en la formación de la memoria y su recuperación en el cerebro, y la manera en que el envejecimiento afecta a estos procesos.

Esta información le ayudará a comprender completamente el razonamiento que se encuentra detrás de los diferentes elementos del programa para la memoria.

Pensemos…

«Un buen cuentista es una persona que tiene una buena memoria y espera que los demás no la tengan».

Irvin S. Cobb, humorista norteamericano

Todo el Mundo Olvida

Algunos olvidamos nombres; otros no pueden recordar lugares en los que han estado antes. Nuestra capacidad para asociar nombres, caras y lugares en el contexto del tiempo nos ayuda a reforzar nuestros recuerdos. Recuerdos perdidos que aparecen repentinamente indican que nuestros cerebros almacenan mucha más información de la que nos damos cuenta, en la vida diaria.

Sigmund Freud estaba convencido de que la causa de raíz del «olvido» es un conflicto inconsciente que crea un bloque mental cuando intentamos recordar de forma consciente.

Aunque esta teoría puede aplicarse a algunas personas, a medida que nos vamos haciendo mayores existe un tipo diferente de pérdida de memoria que afecta a la mayoría. Esta pérdida de memoria es un resultado directo del proceso de envejecimiento.

Pérdida Benigna de Memoria Versus Pérdida Maligna

En los años sesenta, V. A. Kral, un médico canadiense, acuñó el término «Olvido Benigno Senescente» para describir la pérdida leve de memoria que observaba en los ancianos y que diferenciaba de la pérdida de memoria más maligna, que es una señal precoz de demencia.

La terminología de Kral ha sido sustituida por la «Deficiencia en la Memoria Asociada a la Edad» (AAMI en inglés) y el «Deterioro Cognitivo Relacionado con la Edad» (ARCD en inglés).

Cognición es una palabra utilizada para describir una amplia gama de funciones intelectuales, incluyendo la de la memoria. El término «Deficiencia Cognitiva Leve» (MCI en inglés) define a un amplio grupo de personas que tienen déficits cognitivos y que se hallan en alguna parte entre las categorías de «Normal» y «Demencia».

A pesar de que la descripción original de «Olvido Benigno Senescente» está desapareciendo rápidamente de este campo, todavía sigue siendo útil reconocer que la pérdida de memoria durante el envejecimiento es frecuente que sea «Benigna» ya que no empeora notablemente con el tiempo, especialmente si se utilizan medidas preventivas seguras.

Mi paciente David Finestone fue un ejemplo de ello: adoptó un programa sistemático que mejoró su memoria así como el nivel general de su funcionamiento.

Olvidar Nombres

Siempre he tenido tendencia a olvidar los nombres de las personas que me presentan por vez primera.

Estoy seguro de que muchas de las personas a las que conozco están convencidas de que me he olvidado de sus nombres porque en realidad no me importan nada. En algunos casos es cierto, pero incluso cuando hago un esfuerzo consciente por recordar un nombre, es frecuente que no pueda hacerlo a menos que me lo vuelvan a repetir.

Y lo que aún me causa más bochorno es cuando me encuentro con alguien a quien conocí hace unos cuantos meses o años y descubro que no tengo ni la menor idea de cual puede ser el nombre de esa persona. No me sorprendería en absoluto que alguno de ustedes hubiera tenido experiencias similares, a pesar de que confío que no haya sido con tanta frecuencia como me sucede a mí.

Antes de que empezara a estudiar la pérdida de memoria, yo prefería olvidarme de este defecto personal. Sin embargo, en algún lugar recóndito de mi mente estaba el recuerdo de la manera en que mi madre acostumbraba a hacer bromas, constantemente, respecto a la incapacidad de mi padre para recordar nombres.

Mi padre…

Yo crecí en Calcuta, en la India, y mi padre acostumbraba a llamar al señor Chatterjee por el nombre de señor Banerjee, mientras que el señor Gosh se convertía en el señor Das. Mi padre otorgaba a unas cuantas almas desafortunadas, cuatro o cinco nombres en ocasiones diferentes. En contraste sorprendente, mi madre siempre tuvo un recuerdo agudísimo de los nombres.

Esta facilidad no hacía más que duplicar su diversión ante las pifias de mi padre, que con frecuencia conseguían que se riera de sí mismo. Pero al observar estos patrones en mi familia me pregunté si es que la capacidad para recordar nombres se debe, principalmente, a la genética.

Si fuera así, yo tendría una excusa estupenda para mi pobre memoria para los nombres, a pesar de que dar la culpa a los genes de mi padre de este déficit me parece una excusa muy pobre.

Olvidarse de los nombres es un fenómeno ampliamente difundido y casi universal. Es posible que algunos de ustedes no estén de acuerdo con mi explicación que a mí me va muy bien de que existe un fuerte componente genético.

Sin embargo, olvidar nombres no es en sí mismo un síndrome clínico y son pocos los investigadores que hayan invertido mucho tiempo o energía para llegar a la raíz de este problema, ya sea genético o no. Sólo ha existido una excepción notable: Albert DaMasio, un neurólogo que es un gigante en su campo.

El Fenómeno de Tener Algo en la Punta de la Lengua

En un trabajo, cuya lectura creo que es obligatoria, publicado en la revista Nature, DaMasio y sus colegas demostraron que las áreas del cerebro que codifican y almacenan los recuerdos de los nombres propios son diferentes de las responsables de otras clases de nombres, a pesar de que estas regiones se hallan muy próximas las unas de las otras y están cerca del hipocampo, que forma parte del lóbulo temporal del cerebro.

Su trabajo nos ha enseñado muchísimo respecto a la manera en que se almacenan elementos diferentes de la memoria y ayuda a explicar el fenómeno de tener algo en la punta de la lengua.

Si los recuerdos de diferentes tipos de palabras están almacenados en grupos diferentes de células nerviosas, éstas necesitan comunicarse entre sí para producir un recuerdo compuesto de todo el objeto o persona que sea rico en detalles. Si esta comunicación no se produce, es posible que recuerde un elemento del recuerdo pero no otro y que al componente que falta se quede en la punta de su lengua.

Este proceso de recuperación no es completamente consciente, porque el «eslabón faltante» puede volver a aparecer de improviso cuando su mente esté preocupada por otra cosa, lo que de algún modo concede a las células nerviosas una oportunidad mejor para comunicarse.

 

 

Tomado de: «Evalúe su memoria» por: D.P. Devanand. En: Cómo potenciar su memoria de la Editorial AMAT, Barcelona -España, 2008.

Wikipedia

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