Epifanía Monterroso por Carolina Espada
Cuando despertó, el dinosaurio ya no estaba allí. No estaba. Lo que había era una oveja que lo veía con cara de ¿y entonces?, y le dijo “Bee”.
Cuando despertó, el dinosaurio ya no estaba allí. No estaba. Lo que había era una oveja que lo veía con cara de ¿y entonces?, y le dijo “Bee”.