La fuga del oro venezolano no solo ocurre por rutas del contrabando sino también por vías institucionales.
Valiéndose de sus competencias en la comercialización del oro y como custodio de las reservas internacionales, el Banco Central de Venezuela está dilapidando los recursos de la Nación hasta alcanzar mínimos históricos en un contexto de sequía financiera y de hiperinflación.
Hasta 2013, Venezuela estaba entre los primeros 30 países del mundo con mayores reservas de oro monetario, pero en cuestión de cinco años se han ido desvaneciendo gracias a los manejos del BCV. Controlado por figuras del entorno de Nicolás Maduro, el otrora organismo autónomo se ha convertido en el eje de un ecosistema sobre el cual pesan sospechas de lavado de dinero, sanciones y negocios millonarios que también han incluido recursos auríferos extraídos del controversial Arco Minero del Orinoco.
Vía RunRun.es