Venezuela rumbo a la recuperación del esequibo – 5ta. entrega

Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo (5to. artículo)

Por: José Chachati Ata

Mediante el enlace de los distintos eventos y análisis anteriormente realizados, es posible orientar el perfil de actuación en el contexto del poder estructural que han difundido Venezuela y Guyana ante la comunidad internacional en torno al derecho de la reivindicación integral del espacio geográfico integral esequibense; de allí, nacen las posibles acciones estratégicas integrales que deben desarrollarse en aras de salvaguardar la integridad territorial de la República Bolivariana de Venezuela.

La crisis de transición que ha manifestado la Nación venezolana de acuerdo con sus particularidades, toma en cuenta la pertenencia de esta al sistema histórico vigente y de los subsiguientes rasgos que comparte con los Estados y sociedades. En este contexto, la República ha exteriorizado señales de trascendencia que demuestran la insuficiente optimización que hubo en cuanto el manejo de los sistemas funcionales sobre el entorno político y la dificultad de estos en que vuelvan a retornar a su funcionamiento similar, salvo algunos ajustes y, esta realidad de carácter mundial ha venido amoldándose en forma acelerada sobre las naciones desde inicios del siglo XXI.

Adicionalmente, de la reflexión y revisión de las distintas variables que influyen sobre la defensa integral de la Nación, se originan lineamientos estratégicos hacia novedosos marcos de comprensión en el ámbito diplomático, con el propósito de obtener la reivindicación integral del espacio geográfico venezolano esequibense a través de la integración binacional, siendo esta variable fundamental para continuar avanzando en el proceso de lograr un verdadero entendimiento.

Esta puntual connotación origina la necesidad de ahondar sobre el enlace de distintos factores que conjugados en una relación sustentada, circunscriben el problema latente de todos los venezolanos no solo como variable del poder estructural situacional del Estado (particularmente el ámbito geográfico – extensión territorial) enmarcado en el contexto nacional e internacional, sino en esencia como medio de consolidar la solución que entraña la controversia sobre el espacio geográfico integral esequibense, basándose en la salvaguarda de la integridad territorial de la Nación.

Es por ello, que bajo esta óptica se trazarán opciones estratégicas dirigidas a la política exterior, a la mesa de entendimiento, a la política interna venezolana, a los guyaneses, a los venezolanos-esequibenses y a la comunidad internacional, a propósito de alcanzar la reivindicación integral del espacio geográfico venezolano esequibense, incluyendo el desarrollo sustentable en el territorio continental y el océano Atlántico, además de brindar un elevado enriquecimiento a las diferentes líneas de investigación estratégicas en materia de seguridad integral de la Nación que se manejan actualmente en el país.

Para comprender ampliamente lo señalado, es conveniente partir de los fundamentos existentes para el entendimiento sobre el litigio del espacio geográfico integral venezolano, siendo el primero de ellos el “Geográfico”, donde el Territorio Político conforma la primera variable a considerar, dado que evolucionar de  manera satisfactoria y concreta, implica que los procesos políticos deben apoyarse sobre un territorio bien definido. En este contexto, la frontera política sigue siendo “…por esencia, el perímetro espacial y legal del sistema político” (Sanguin, 1981, p.2).

El espacio político es escenario de un juego de fuerzas centrípetas y centrífugas. Las primeras tienden a promover la cohesión interna del territorio, mientras que las segundas impiden o disuaden la integración fecunda de un pueblo y su espacio. El territorio político se manifiesta por la conjugación de parte del espacio y de parte del pueblo, organizados según ideas particulares. Es en esta combinación espacio-pueblo donde reside la razón de ser lo político-territorial:

“…se fundamenta en los valores y deseos de primer plano de  población implicada en un territorio dado; es un aspecto importante de estabilidad y de la identidad de todo sistema político a nivel territorial, sea cual sea el grado de organización. Un sistema político se caracteriza por un control sobre los hombres, pero también por un control sobre el territorio” (Ibidem, p.4).

El territorio político incluye el suelo, agua, aire y el tiempo. Permite establecer un grado de consistencia susceptible de mejorar las terminologías de las dimensiones de los Estados, llegando a una escala muy detallada capaz de responder a todas las gamas posibles, dado que cuanto más se convierte en pequeña la dimensión de un Estado, más exactitud exige la nomenclatura (ver tabla No. 1):

La posición es la característica más geográfica de un territorio político. Es la característica más resaltante dentro de la política, puesto que la posición define el sistema de relaciones, situando este territorio, dentro de sus relaciones con los demás compartimientos con los cuales existen comunicaciones directas o no. Así lo considera Sanguin (1981):

“…la conectividad es el grado de vínculo directo entre posición territorial y otras posiciones territoriales en red de transporte. La nodalidad es otro corolario de la accesibilidad territorial, ya que es dimensión netamente posicional. Existe nodalidad político-geográfica para un Estado cuando la configuración fisiográfica y las corrientes de circulación humana forjadas por la historia hacen que la vida de la colectividad se concentre. Ello es el fenómeno que consiste en que la gran ciudad del Estado sea un núcleo de intercambio de ideas, de bienes y de mercado exterior” (p.32).

De las funciones primordiales en el espacio organizado políticamente,  resalta el integrar de manera efectiva sus componentes territoriales. La compacidad, la accesibilidad, la conectividad y la nodalidad, aparecen evidentemente como los soportes fundamentales de toda integración territorial.       Por otra parte, además del asentamiento terrestre, el segundo elemento esencial del territorio político es su población. Son siete parámetros cualitativos que definen políticamente a los habitantes del territorio: cultura, educación, salud, raza, lengua, religión y espíritu nacional. Particularmente, la comunidad de lengua no crea forzosamente la homogeneidad entre grupos humanos diferentes e inversamente, un Estado plurilingüe puede formar un pueblo muy unido: “…el espíritu nacional es sin duda el mejor test de la viabilidad de un país” (ibidem, p.41) (el subrayado es nuestro).

Esta especificidad fundamental, está unida a la proximidad, al conocimiento, a la homogeneidad, y a la interdependencia mutua. Gottman refiere que la actitud de los habitantes y su espíritu nacional con respecto al territorio han tenido siempre relación fundamental en geografía. De hecho, dicho autor conceptúa el territorio:

…como  noción material y espacial que establece los vínculos esenciales entre la política, el pueblo y el marco natural. El Estado es la manifestación de los habitantes del territorio en organizarse espacialmente y, es ahí donde surge el concepto de territorialidad y el sentimiento de pertenencia. (Sanguin, 1981, p.44) (el subrayado es nuestro).  

            Enlazando el espíritu nacional con el concepto del territorio presentado en el presente artículo, aunado a los factores que se enlazan con estos, valdría la pena preguntarse por qué la mayoría de los venezolanos hemos sido abiertamente indolentes ante esta situación que nos ha afectado durante más de un siglo, generando hoy por hoy, que manos extranjeras ejerzan unilateralmente la soberanía y exploten nuestros recursos provenientes de un territorio que histórica y jurídicamente le pertenece a la República Bolivariana de Venezuela?      

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