Jesús Peñalver lee el poema «Congreso» de Andrés Eloy Blanco

Congreso

El diputado de los mineros había hablado con una lenta voz tapadora.

El diputado de los tejedores dijo cosas sutiles con lengua de telar.

Un diputado agrario abogó por las tierras olvidadas y su oración se hincaba en sustantivos jugosos con desguace de reja.

Y se alzó el diputado de los jardines de infancia, un compañero de 10 años con rizos hasta los hombros y ojos anchos como dos sustos.

Dijo el derecho de las mariposas, pidió el desarme de la cometa pirata y reclamó el sueño de 10 horas.

Su voz era una niña que saltaba la cuerda, daba patadas en el suelo y terminó pidiendo para los jardines, ancianos con cuentos nuevos.

El compañero se sentó bostezando y su moción se aprobó sin reservas.

Las derechas socialistas estuvieron dos horas tirotiando el congreso.

El diputado del mar salpicaba de sal al diputado del cielo.

El diputado de los jardines de infancia dormía.

Ya al oscurecer, un bravo campesino exclamó ¡Compañeros! ¡El diputado de los niños se ha orinado en su asiento!

Todos callaron respetuosamente y una canción de madre atravesó el congreso.

Andrés Eloy Blanco
Poema «El congreso» leído por Jesús Peñalver

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