#AndrésEloyEnCuradas por Mari Montes: Cumpleaños del ahijado Manolo

Rescatar nuestra esencia, lo que somos: alegría de vivir y cultura. Por eso en Curadas rendimos tributo a Andrés Eloy Blanco, uno de los más insignes poetas de Venezuela. Celebramos la inmortalidad de este sabio recordando su obra poética, que desarrolló junto a su quehacer político y humanista.

La periodista, activista por los DD. HH. y articulista de opinión Mari Montes se sumó a este homenaje que impulsó el poeta y abogado Jesús Peñalver para conmemorar los 66 años de la temprana muerte de nuestro Andrés Eloy Blanco. ¡Gracias!

Ahijado: ya tienes tres años de vida;

ya eres un viejo en horas,

un anciano en minutos,

casi un muerto en segundos.

Y ya has tenido un reumatismo,

que ya quisieran muchos

para sentirse hombres.

Ignoras el abecedario,

pero vas echando músculos.

Muy bien; un uppercut le aceita las bisagras

al postigo del mundo.

Me dicen que hablas bien, pero en malas palabras,

o que eres «mal hablado», en buen hablar;

el hociquito de pocas pulgas

lo tienes lleno de guijarros.

Usas un lenguaje radical

y eres un granuja, ahijado.

El azúcar de mis caramelos,

¿no te endulzó la lengua, lindo descamisado?

Aquí estoy, en la Cárcel;

somos varios.

Aquí estamos, más mal que bien,

pero es mucho decir: mal que bien, aquí «estamos».

Apunta esto: estamos aquí

para evitarte trabajo,

para que tú, mañana, no tengas que venir.

¡Qué feliz serás!

¡Qué feliz serás, ahijado!

con tus caramelos de libertad,

¡tan ricos! —según dicen, porque yo

nunca los he chupado—.

Sé bueno y vigoroso

y honrado.

No sé hablarte de otro modo:

no le quites a nadie su caramelo

y no le tengas miedo al Coco.

Ya sé que has preguntado

si soy poeta

y al decirte que sí, contestaste: —¡Qué lástima!

¡En Petare los queman!

Estás en un error; para quemar poetas

falta un poco.

«Cohetes», no «poetas» queman los de Petare;

los poetas no suben tan alto

ni suenan tanto cuando les pegan un fósforo.

Un poeta, cuando es un poeta, es un hombre,

un hombre que no roba y que se vuelve loco.

No quiero que seas poeta,

pero muy cuerdo o muy ladrón, tampoco.

En la palabra hombre, muy bien puedes estar:

ni para el seminario, ni para el manicomio.

Crece pensando en Venezuela.

(Venezuela es el espejo

en que tu madre se ve cuando se peina.

Si eres malo con Venezuela, es lo mismo

que si al espejo de tu madre lo quebraras con una piedra).

Siendo malo con Venezuela,

es posible que tengas mucha plata en el banco,

pero, por lo demás, serás un sinvergüenza,

o como tú dices: un ajo.

Si eres bueno con Venezuela,

serás feliz y cuando te mires

al espejo en que tu madre se peina,

te encontrarás tan guapo,

que le estarás agradecido al cristal del espejo

hasta el cristal de tu llanto.

Aprende a decir nobles palabras,

pero tus buenos ajos no los dejes del todo.

Echa músculos, quiere a tu madre,

que nunca esté el espejo ni roto ni empañado,

y con respecto al Coco, óyelo bien: el Coco

le tiene miedo a los muchachos.

#AndrésEloyEnCuradas

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