Origen del fin de semana, historia y futuro de los días de descanso

Cuál es el origen del fin de semana

El origen del fin de semana fueron tradiciones religiosas que consagraban un día al culto: para los musulmanes era el viernes, para los judíos el sábado y para los cristianos el domingo (data de los tiempos del emperador romano Constantino).

En su definición, el fin de semana incluye tres días: viernes, sábado y domingo. Estos días se fueron adoptando como período de descanso laboral desde finales del siglo XIX hasta el lapso como lo conocemos hoy.

Inclusive, en Inglaterra se adoptó en aquella época la práctica del «lunes santo» para imitar las fiestas religiosas, aunque era una costumbre secular.

Tradicionalmente se trabajaba intensamente a partir del martes para terminar los productos el sábado por la noche y contar con el domingo como un día feriado.

Pero resulta que también se tomaron los lunes libres para recuperarse del sábado por la noche y los excesos del día anterior. Estando aun en su origen, el fin de semana tomaba forma.

El exceso de trabajo fue el origen del fin de semana como días de descanso

El concepto de fin de semana comenzó a tomar forma con la Revolución Industrial epílogo de los años 1800, cuando los trabajadores comenzaron a quejarse pidiendo tiempo libre para estar con sus familias.

Esos reclamos se transformaron en huelgas, algunas con saldos cruentos.

Que los patronos de las fábricas concedieran el domingo como día libre fue tarea sencilla toda vez que la tradición cristiana acogía como festiva dicha fecha.

Pero luego, los trabajadores del culto judío hicieron la petición propia para los días sábados.

Con el tiempo, los propietarios de las fábricas se percataron de que sería idóneo dejar a los trabajadores sin acudir a sus oficios ni sábado ni domingo.

La visión de Henry Ford afianzó el fin de semana

La sociedad estadounidense responsabiliza en gran medida al magnate automovilístico Henry Ford la adopción del fin de semana a comienzos de 1900.

Ford comenzó a ofrecer a sus trabajadores dos días libres pues se dio cuenta de que sus propios empleados también eran clientes de sus vehículos.

Si quería vender más carros, sus trabajadores necesitaban del fin de semana para poder conducirlos y disfrutar de ellos, con lo cual, de paso, la economía recibía un impulso.

Religiones y sindicatos respaldaron dar un día más de descanso

Por su parte, auscultando lo que ocurrió al principio en Inglaterra, encontramos que las autoridades religiosas argumentaban que un descanso el sábado mejoraría la «cultura mental y moral» de la clase trabajadora.

Mientras tanto, los sindicatos también aportaban su cuota en esa cruzada que llevaría a establecer los fines de semana libres.

En 1842 se formó un grupo llamado Asociación de Cierre Temprano, que presionó al gobierno para mantener el sábado por la tarde libre para el ocio de los trabajadores a cambio de un día completo de trabajo el lunes.

El sábado por la tarde fue señalado como el día en que las clases trabajadoras podían disfrutar de recreación racional.

Se suponía que ese tiempo libre era para fomentar una fuerza laboral sobria y trabajadora. Para el descanso se recomendaba evitar el desarrollo de malos hábitos y procurar el desarrollo de actividades educativas y elevadoras.

Algunos negocios viven de los fines de semana

La industria del ocio también vio en esa media jornada libre una oportunidad de negocios.

Los operadores de trenes cobraban tarifas reducidas a los excursionistas. Los teatros y salas de cine cambiaron su entretenimiento de lunes a sábado por la tarde, y se realizaban partidos de fútbol los sábados por la tarde.

Hacia 1890 hubo un fuerte impulso para designar desde el sábado por la tarde y también el domingo como fin de semana. Así se iniciaron las bases para un fin de semana de 48 horas a partir de la década de 1930.

Los empleadores aceptaron que el descanso reducía el ausentismo y mejoraba la eficiencia.

El fin de semana de tres días

En la actualidad existe la propuesta de un fin de semana de tres días para mejorar radicalmente el medioambiente y la economía.

Se supone que al acudir menos gente a sus lugares de trabajo se reduce el consumo de energía y disminuyen las emisiones de carbono.

Repetimos: institucionalizar fines de semana de tres días podría ser la forma más sencilla de hacer que la economía sea más amigable con el medioambiente.

No son pocos los que han tomado conciencia de las horas redundantes en muchos días laborables. Algunos empleados son infrautilizados en sus lugares de trabajo, y hacen presencia improductiva en la oficina.

En lugar de trabajar más horas por escaso beneficio productivo, una semana laboral más corta podría ayudar a salvar tanto el planeta como el bienestar.

Curaduría Pedro Beomon. / Tomado de BBC News, El Plural.

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