Macho alfa: ¿Es mito o verdad?

Quienes hablan de la jerarquización recurren a este término para referirse a la relación de poder que un individuo ejerce sobre sus semejantes o su pareja. La verdad es que es un tema de inagotable discusión.

Macho alfa: ¿Es mito o verdad?

Muchos afirman que ser el hombre más fuerte y agresivo lleva a la cúspide de la jerarquía.

Se dice que el alfa es quien se queda con todas las mujeres y que tiene muchas ventajas.

Pero, ¿y si todo se tratara de un mito?

Macho alfa: Historia del concepto

El etólogo Rudolf Schenkel, de la Universidad de Basilia, en Suiza, inventó el término en 1947, siendo popularizado en los años 70 en un libro del biólogo estadounidense Lucyan David Mech.

La idea le vino a Schenkel tras observar manadas de lobos grises. Percibió que un par de estos cánidos dirigían a los demás y que solo ellos se apareaban.

Los machos luchaban por ocupar el puesto del líder, del alfa, del primero.

El asunto curioso es que el investigador más que a un macho había descrito a un macho y una hembra: la pareja alfa.

Y como un error no se había fijado en que se trataba de los padres de los demás lobos.

Es decir, que las manadas constituían una familia.

En la vida silvestre no había peleas por el control. Simplemente, un lobo se separaba a veces de la manada para buscar pareja y formar otra familia.

Las peleas se suscitaban con lobos en cautiverio, con animales que no estaban emparentados.

Cuando Mech corrigió el error ya todo el mundo hablaba de machos alfa para justificar diversas conductas, comenzando por la infidelidad.

Macho alfa

Macho alfa: Además de los lobos, otras especies

El psicólogo clínico canadiense Jordan Peterson usó como ejemplo las langostas.

Después de contender por dominancia las ganadoras segregan serotonina, lo que las hace expandirse; y las derrotadas pierden tal neurotransmisor, lo que las lleva a encogerse.

La serotonina tiene efectos similares en los humanos.

El problema es que Peterson afirmó que las jerarquías, la lucha por el poder y la desigualdad son necesarias para las sociedades humanas.

Pero, ¿por qué poner como ejemplo a las langostas y no a las mantis? En el caso de ese insecto las hembras se comen a los machos.

¿O a los hámsteres, que devoran a sus crías cuando se estresan demasiado?

Es cierto que las especies animales tienen modos de organización que contemplan jerarquías.

Los clanes de los chimpancés tienen machos alfa; suele haber despliegues de poder de su parte y de sumisión de los subordinados.

Macho alfa

Macho alfa: No solo por fuerte sino por suave

Pero también es verdad que el macho alfa no siempre es el más fuerte y agresivo, sino que a veces es el que más acicala a los demás o que más regala comida.

Puede compartir posiciones de poder con otros congéneres, machos o hembras.

Igual de cercanos a los humanos son los bonobos, que también manejan jerarquías, pero siendo las hembras las alfa.

Estos primates resuelven sus conflictos con intercambios afectivos y sexuales.

Sociedades en la lupa

Al contrario de lo que piensa Peterson, las jerarquías humanas no proceden directamente de la naturaleza.

Si fuera así, serían iguales a través del tiempo y en todas las culturas.

El modo de organizarse el hombre tiene un fundamento social y cultural, que cambia con los lugares y momentos.

El antropólogo norteamericano Chris Boehm indica que las sociedades humanas fueron durante mucho tiempo igualitarias y matrilineales.

Cuando surgieron la agricultura y la acumulación de recursos aparecieron las sociedades patrilineales y las jerarquías verticales.

Con ellas vino un gran desarrollo tecnológico, aunque también la explotación y la guerra.

Es cierto que los hombre tienen veinte veces más testosterona que las mujeres, lo cual se refleja en mayor crecimiento muscular y óseo.

Asimismo, exhiben comportamientos más arriesgados.

Macho alfa

La testosterona se asoma

Un estudio demostró que criminales tenían niveles de testosterona más altos que el promedio, pero también eso ocurría con deportistas y bomberos.

Otra indagación determinó que tienen altos niveles de testosterona después de un fracaso en una competencia era más probable que lo intentaran de nuevo.

Entonces, sí hay una base biológica para las ganas masculinas de ser mejor. Mas, eso no está construido sino que se aprende a ser hombre.

La noción del macho alfa está vinculada con el hipermasculinidad. Eso involucra fuerza, independencia, resistencia, agresividad o iniciativa sexual.

Estas características se exageran en musculosidad, soberbia, insensibilidad, violencia y promiscuidad.

No todos los hombres quieren encajar en ese estereotipo que resulta dañino para los demás y tóxico para sí mismos.

Si alguno cree que siendo así encontrará pareja está equivocado.

Cualidades que definen

Las encuestas señalan que a diferentes mujeres les gustan distintas cualidades masculinas, y que características como la amabilidad, el apoyo, inteligencia, educación y autoconfianza son factores muy atractivos.

Hay quienes sostienen que a pesar de todo esto los machos alfa existen y les va bien.

La verdad es que las sociedades humanas son muy complejas.

Un jefe puede tener poder sobre un empleado en el trabajo pero en una cancha, con la práctica de deportes, es posible que eso sea a la inversa.

Ni se quiere ni se puede que haya alguien que domine todos los ámbitos.

Es fácil distinguir cuando alguien quiere ser el alfa a toda costa fingiendo seguridad en situaciones sobre las cuales no manda.

Entonces, ¿es posible ser fuerte y al mismo tiempo sensible? ¿Seguro de uno mismo sin ser arrogante? ¿Tener seguridad sin ser agresivo?

¿Es posible ser hombre sin ser un macho alfa?

Son los conceptos socioculturales los que responden a dichas interrogante.

Mientras. en el vocabulario, se seguirá empleando la palabra macho alfa para tipificar a una conducta en extremo común.

Tomado de CuriosaMente, Muy Interesante, Wikipedia.

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