Uno de esos comentarios ácidos y con piquetes a los que nos tiene acostumbrado mi Teniente Coronel Darío Lozano Arias me provocó escribir algo sobre el tema por él tratado.
Me refiero a esos compañeros militares que sin pudor ni justa medida de la estética aparecen con sus uniformes repletos de «Chapas» y con pretendido orgullo lucen sublimemente sin poder apreciar las distorsiones ridículas de sus atuendos.
Sin entrar al antipático detalle de antropometría referida al tamaño, contextura, peso y todas aquellas variables que pudieran incidir en la marcialidad del porte que se espera debe acompañar al que usa un uniforme militar, no deja de ser verdad la comparación que utiliza mi Cmdte Lozano Arias haciendo referencia al folklórico y recordado personaje de Maracay apodado «Japa Japa» cuyo nombre era referencia a manera de jodedera cuando los uniformados no exhibian el porte ni la elegancia requerida o esperada.

¡Estás peor que Japa Japa ! era una especie de llamada de atención al uniformado desgarbado, sucio y desaliñado. Sin embargo; tratando de adornar mejor el ejemplo en lo referente al exceso de distintivos y condecoraciones, pareciera mejor la comparación de algunos militares venezolanos con aquella grotesca figura del Sargento de Uganda devenido en presidente de nombre Idi Amin.
En verdad, el problema de ver colegas militares con el uniforme lleno de chapas sin verdadero valor moral sumado al afán cuantitativo que desprecia la estética, no puede plantearse en forma aislada.
Ese desespero en acumular distinciones es consecuencia de un perverso sistema de evaluaciones y de ascensos que acabó con el orden moral que sostenía los valores institucionales y dió preponderancia a la cantidad sobre la calidad; a mayor cantidad de chapas mayor currículum y mayor mérito.

Una ética que fue mutando a pasos agigantados desde la década de los ochenta, y poco a poco fue apartando la razón de ser de los grados militares y de los cargos de comando.. Esto por supuesto arrastro en su rodada las condecoraciones y todos los demás símbolos que alguna vez dieron prestancia al ser militar.
Estos desaciertos convirtieron a las FAN en ese mamotreto que hoy nos avergüenza, ese mercado que describe Ramón Ortega en su triste poema » Verdades Amargas», un vulgar mercado dónde se venden y se negocian, méritos, cargos, voluntades y hasta conciencias. Allí se comercian soles, chapas ,estrellas y cargos sin importar nada más que la apariencia.
El grotesco error de hacer prevalecer a la actitud engañosa, lisonjera y acomodaticia, desplazando la aptitud intelectual, moral y física como única y verdadera fuente del mérito, fue el cancer que hizo metástasis en una Fuerza Armada dominada por la dupla vanidad – adulación como principios institucionales sazonadas de la complicidad como sustituto de lealtad.
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Rechazar condecoraciones y barras de honor al mérito inmerecidas, que ya en mis tiempos de activo se regalaban y negociaban como baratijas, era y es un asunto de conciencia y dignidad y eso está a la vista que es mucho pedir.
Particularmente lo hice muchas veces y las pocas que no pude evadir recibir, nunca las usé ni las envié a mi expediente. Por tal razón me puedo dar el lujo de afirmar que no existe alguna foto mía usando barras, distintivos o condecoraciones sin verdadera justificación moral.
Recuerdo que una vez siendo Capitán, en la Ciudad de Barinas con indignación observé como un Sr General, entonces Presidente de la Federación Polideportiva de la FAN, (FEDOFA) en un patio de bolas criollas lleno de militares y civiles alegres con los vapores etílicos, repartió como galletas de pasapalos, la Barra de honor al mérito deportivo de la FAN. El entonces Capitán Bellorin, aún deportista activo y ajeno al vicio del cigarro y del licor, campeón suramericano en Pentatlon militar, con tres suramericanos y un mundial en esa disciplina, además de varios interfuerzas representando al Ejército en Atletismo, nunca más utilizó esa barra que varios años antes en un acto formal le habían entregado en Caracas y que en su presencia perdió el valor que la sostenía.

Siempre ví con desagrado esa exageracion en compañeros militares de llenarse y recargarse abusivamente el pecho de distintivos obtenidos sin esfuerzo ni verdadero valor diferenciador y por tal razón, en mis pocas fotos uniformado siempre porté con orgullo pocos distintivos y condecoraciones apreciadas por su incuestionable valor .
No voy a entrar al detalle de mis «Chapas», ya que estoy conciente que en las guerras de egos a nadie le gusta ver ojos bonitos en cara ajena, y cada quien defenderá con esmero las suyas.
Recuerdo con claridad compañeros de promoción que durante nuestro paso por los cazadores tuvieron encuentros y fueron heridos convirtiéndose en nuestros primeros condecorados de la promoción MacGregor 1977 y eso por supuesto nadie puede objetar.
En esa época obtuve mi primer distintivo, la Barra de honor al mérito del Batallón de Cazadores Vicente Campo Elías qué por mucho tiempo porté con orgullo hasta que el tiempo la deterioró y me ví obligado a sustituirla por la última obtenida como ordenaba el reglamento.
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El tiempo pasó y otras «chapas llegaron pero debo asegurar que hay las favoritas, esas que por su significado se llevaban con preferencia en un pecho erguido de orgullo, en mi caso el distintivo amarillo de máximo mérito en el curso de Infanteria, la Cruz al mérito deportivo, la Cruz de las fuerzas terrestres por ocupar el primer lugar en un curso válido para ascenso, el Discobolo que representa el Curso de instructor de Educación Física en Brasil dónde egresé con honores o el distintivo de Oro III «Combatiente entrenado» como único profesional que llegó a ese nivel y último entregado en el Ejercito antes que en 1991 el egoísmo y la mediocridad eliminará ese maravilloso programa.
Hay otras que también tienen ese valor que otorga la dignidad, pero las que señalé son sólo una prueba que, a pesar de no haber estado en guerra convencional, existen algunos distintivos que satisfacen las expectativas del que las porta y representan el valor real de un merito inobjetable y diferenciador que gran cantidad de civiles desconocen y muchos militares que si los conocen no se atreven a reconocer.
El sistema promovió y estímulo los ascensos de muchos japa japa y varios Idi Amin criollos .
Angel Alberto Bellorin. Caracas, 14 de junio de 2022
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Para los interesados el documento original y otros pueden leerse en la siguiente dirección:
Total y completamente de acuerdo con su artículo Sr Bellorin. Mi padre (QEPD) fue médico asimilado de la Guardia Nacional. Abuelo y tíos con herencia militar de carrera y ya en aquellos tiempos había mucho resquemor y duda en esas «condecoraciones» que se otorgaban por amiguismo y mayormente por jala jala.
Mi padre como médico militar estuvo como tal, asignado en zonas donde la guerrilla de aquellos años era cruel y asesina, los mismos que vemos hoy en día investidos y dándose golpes de pecho. Eran días de insomnio en mi casa pues los sucesos eran a diario. JAMAS «premiaron» ni a mi papá ni a otros médicos o enfermeras en la misma situación.
Igual cuando aquel terrible terremoto en Managua, Nicaragua en 1972 donde hicieron presencia en terribles condiciones. Es lo que más recuerdo porque mi padre lo mencionaba y los méritos se los daban a los menos indicados. Y así docenas de historias de injusticias que escuchábamos de nuestro abuelo y tíos militares.
Gracias por leer y comentar
Excelente reflexión
Hoy los méritos o condecoraciones en el estamento militar, no se obtienen por méritos si no por jalar al «gobierno» de turno.
Solo basta recordar al general japonesito aquel… Con sólo dos estrillitas en su pecho…
«Plimela y segunda guela mundial» jajajaja
Una vez más por aquí y escribiendo en serio…
Tomando en cuenta su reflexión y la de su teniente coronel…
Lo primero que hay que hacer al liberarnos de estos satrapas narco dictadores terroristas es eliminar las ff aa nn…
Y esos enormes presupuestos dedicarlos a Educación, Ciencia y tecnología…
Así de simple
Así de sencillo
Cabe resaltar y lamentablemente puede sonar desagradable. Pero ya las fuerza Armadas que en un momento fueron el Bastion y Símbolo de la Moralidad, Respeto y Educación con Caracter. Se ha convertido en Un Prostíbulo de los Civiles que se encuentran en las cupulas gobierno, con toda propiedad planteo está opinión ya que con mi rango de oficial de tropa muchas veces tuve que llevar las Coimas que ofrecían a los Oficiales por favores recibidos y/o sus respectivas piochas con sus certificados.
Escriben de más, porque no saben de que hablan.