Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo, Fase XXI, Entrega 221

(Continuación)

Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo

A través de la prensa internacional y nacional se pudo conocer recientemente, que el ex primer ministro británico Boris Johnson, viajó en el mes de Febrero del 2024 a Venezuela, para negociar con el Gobierno Nacional según “The Times”, en nombre de algunas empresas del Reino Unido que se manejan en el ámbito petrolero y gasífero, para su posible ingreso y participación en actividades económicas del país, a cambio de una posible intervención inglesa con el Gobierno de Guyana en torno a la disputa por el espacio geográfico integral del Esequibo. Sin embargo, en el informe emitido por “Sunday Times”, éste manifestó que el encuentro se centró sobre el conflicto actual entre Ucrania y Rusia, y las condiciones establecidas para la normalización de las relaciones entre ambos países. En este contexto, es importante recordar de entrada, que dicha reunión se realizó en el marco del no reconocimiento sobre el actual Gobierno venezolano por parte del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

Indudablemente, “no existen almuerzos gratuitos ni se dan puntadas sin hilo”, razón de peso para entender que conociendo la actuación británica de ayer y hoy, una visita de esta naturaleza manejada de la forma en que se hizo, no tendría como prioridad en la agenda bilateral, manejar con Venezuela precisamente el
tema del conflicto entre Ucrania y Rusia, o el del posible apoyo al Gobierno de Rusia en el aporte del supuesto armamento para la continuidad del conflicto, sino que ello sería más bien un punto muy importante, pero complementario a la razón de fondo que impulsó la citada reunión, y precisamente el tema energético tanto petrolero como gasífero, conforma en la actualidad la prioridad que se maneja en
el tablero estratégico del nuevo orden mundial, en el que la región venezolana, continental y marítima en el océano Atlántico, lo que incluye legítimamente al Esequibo, constituyen áreas que por excelencia atenderían las deficiencias existentes hoy en día, aunado a posteriores negociaciones que podrían abordarse sobre otras áreas adicionales, como la minería multifacética que posee Venezuela, la forestal, hídrica, etc., entre otros.

En el marco analítico visualizado por el suscrito, en el que el tema energético ha ocupado un sitial preponderante en materia geopolítica, geoeconómica y geoestratégica actual, se expresan algunas interrogantes que cortejarían, e incluso distinguirían el cuadro diplomático de la reservada reunión
realizada, en el que aflorarían posibles escenarios como producto de las variables que conforman la compleja ecuación matriz sobre la disputa territorial del Esequibo, las cuales se señalan a continuación:

  1. Debe recordarse que la decisión del Gobierno de Guyana en implementar el mecanismo judicial unilateral ante el Tribunal de La Haya mediante la demanda introducida contra Venezuela, a propósito de validar el Laudo Arbitral de París de 1899, cuyo basamento nació NO precisamente del seno del Gobierno guyanés actual, sino del Secretario General de la ONU, y no cabe la menor duda, que ello se
    pululó también, horneándose desde el principio con la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966, por parte del propio Gobierno inglés.
    En razón de ello, es posible que el Gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte ante el inminente acercamiento de la fecha de entrega de la Contramemoria venezolana ante la Corte
    Internacional de Justicia, en el que la clara titularidad jurídica sobre el Esequibo está a favor del país, ¿haya conllevado por sugerencia del propio Magistrado británico en el Tribunal de La Haya, junto a otros posibles jueces conocedores del caso favorable a Venezuela, a la necesidad de buscar negociar con el Gobierno de este país, en procura de alcanzar un mejor entendimiento para retomar
    nuevamente por la vía diplomática, el abordaje incurso en una adecuada solución a la disputa territorial para ambas partes, considerando que la inminente nulidad del Laudo Arbitral de París
    de 1899 es un hecho ineludible, y por consiguiente, lo sería consecuencialmente la recuperación del espacio geográfico integral del Esequibo?
  2. En el Tribunal de París de 1897 a 1899, los Gobiernos de Gran Bretaña y de Rusia, negociaron el Esequibo en contra de Venezuela, atendiendo a sus propios intereses, recordando que antes de la firma
    del Tratado de Washington de 1897, el Gobierno de ese país se había negado a negociar con Venezuela sobre la controversia territorial existente en ese entonces sobre el Esequibo, calificando al gentilicio
    venezolano como gente no preparada para negociar a la altura de ellos, además de catalogar al gentilicio nacional en general como seres ignorantes y analfabetos. Ciento veinticinco años después ¿el
    Gobierno inglés está intentando negociar directamente con Venezuela para ir contra Rusia, a cambio de qué? En una contradicción total a lo sucedido, resulta que esta reunión entre las partes, ocurre luego que el Gobierno británico se lavó las manos de sus obligaciones establecidas en el Acuerdo de Ginebra firmado en 1966, así como se evitó que la Corte Internacional de Justicia se inclinara a favor de la reciente excepción preliminar venezolana en obligar al país anglosajón en cumplir con su compromiso firmado en el citado Tratado, aunado a las diferentes visitas realizadas a Guyana, como parte de la diplomacia cañonera perpetrada a pesar de su inválida intención repetitiva.
    En atención a estos señalamientos, no resulta obvio que el interés supremo de Gran Bretaña, al haberse fragmentado por ese gobierno los paradigmas ya señalados, ¿requiere satisfacer intereses propios de
    su país, que van mucho más allá del marco que envuelve el conflicto entre Rusia y Ucrania, en el que el apoyo de Venezuela y la supuesta entrega de armamento, ocupan un supuesto sitial de preocupación, que de ser así, incluiría lógicamente a la OTAN con una mayor participación sobre este señalamiento? ¿No es obvio también que los intereses enmarcados en una prospectiva de corto y mediano plazo para Gran Bretaña, apuntarían a que inmiscuir a las empresas británicas tanto del ámbito petrolero como gasífero en Venezuela, representaría la confiabilidad de obtener respuestas seguras sobre estas áreas que han sido susceptibles de sensibles crisis desde que se inició el conflicto asiático entre Rusia y
    Ucrania? De allí es que surge lógicamente la correlación entre los
    temas objetos de análisis.
  1. Caso contrario, es decir, que lo señalado anteriormente ya sea en el ámbito jurídico de la Corte Internacional de Justicia, o de la extracción de los recursos energéticos existentes en el Atlántico, que hasta hace poco se mantenían perversamente en una afirmación ilegítima, en el que señalaba que éstos le pertenecen a Guyana, se le pregunta al lector, ¿por qué el Gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte no acudió directamente a Guyana, “su aliado directo y seguro”, o en tal caso al de Brasil, sino al propio Estado venezolano, considerando que si realmente estaba seguro que dichos recursos petroleros le pertenecen al país vecino, y que el Laudo Arbitral de París de 1899 sería validado y reconocido como asunto de “cosa juzgada” en la Corte Internacional de Justicia, debía mantenerse la comercialización por esa vía menos con Venezuela por razones netamente geopolíticas y diplomáticas? Es obvio que la realidad geohistórica sobre el Esequibo ha emergido a flor de agua en un contexto con inclinación legítima y favorable a Venezuela, razón por la que el Gobierno de Gran Bretaña está renegociando el reingreso de las empresas energéticas británicas a Venezuela, dado que de darse los señalamientos efectuados, implicaría en el futuro, una mayor dificultad para el Gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña concertar con Venezuela el inicio de nuevas relaciones diplomáticas, además del riesgo que se correría con las posibles acciones jurídicas que pudiesen emprenderse contra ese Gobierno, por todo el daño y perjuicio ocasionado desde 1899, en el que dar la cara ante la comunidad internacional, implicaría también para los ingleses, saborear un trago sumamente apesadumbro y amargo por el engaño infringido con humillación y atropello a los venezolanos. Paralelamente, si el Gobierno de los Estados Unidos de América negoció hace poco con el de Venezuela, logrando el ingreso de la empresa trasnacional Chevron al país, pese a las sanciones internacionales impuestas multifacéticamente desde hace varios años, aunado al cierre de la Embajada norteamericana en el país con las presiones vectorizadas en materia geopolítica, geoeconómica y geoestratégica, manifestando además, su incondicional apoyo a Guyana sobre la disputa territorial del Esequibo, ¿por qué las empresas de Gran Bretaña no podrían hacerlo también? ¿No es obvio que se están complejizando las relaciones internacionales y se avecinan claramente diferentes coyunturas que se han ido amoldando a los espacios geográficos globales, cuyos recursos disponibles se ubican en la parte más angosta del embudo global como elementos transcendentales, e incluso vitales para la supervivencia de las naciones, siendo uno de ellos el energético, cuyas condiciones son actualmente desfavorables para algunos países y favorables para otros como Venezuela? No debe olvidarse, que en los espacios acuáticos del Esequibo se manejan cifras que rondan alrededor de la existencia de más de 15.200 millones de barriles de petróleo y 42.000 millones de pies cúbicos de gas natural, en el que la empresa trasnacional Exxon Mobil, logró confirmar en el proceso de otorgamiento de la licitación ilegítima realizada por el Gobierno de Guyana, el hallazgo de 10.000 millones de barriles de petróleo en el bloque Stabroek. Desde ese entonces, y de acuerdo al manejo realizado por varios entes internacionales, ya sea por la ineludible ignorancia sobre la realidad geohistórica existente, o por acomodo de estos en posiciones inclinadas al mejor postor, cual oportunistas como lo han sido incluso algunos gobiernos llamados “aliados de Venezuela”, se ha venido manifestando mediante un falso positivo diseminado como acción táctica continua del poder situacional que ha manejado el gobierno del país vecino, que éste pasó a convertirse en el tercer país con la mayor reserva de crudo de América Latina y el Caribe, siendo esta afirmación superada apenas por Venezuela y Brasil.
  1. En un cuarto enfoque posible mediante el cual, la prensa señaló que en la reunión acordada entre el ex Primer Ministro de Gran Bretaña y el Gobierno de Venezuela, se trató como tema fundamental el abierto apoyo que se le estaba brindado al Gobierno de Rusia en el conflicto contra Ucrania, así como la posible entrega de armamento a ese país, y el peligro que representaba el marco de dicha actuación ante la OTAN, en conjunto con la situación actual venezolana en materia de democratización, se conforma el andamiaje estratégico que resaltaría las razones por las cuales se abordó el asunto, entendiendo en principio que nada de lo señalado es políticamente materia nueva para el país
    y para el mundo, aunado a que desde hace tiempo el Gobierno de Gran Bretaña e Irlanda del Norte cerró su Embajada en Venezuela, lo cual no encaja el justificativo de haber viajado desde República
    Dominicana a Venezuela, y romper los paradigmas propios de la tendencia soberbia anglosajona, para interpelar y afrontar los argumentos mencionados.
    Ello constituye de entrada la opinión del suscrito. Lo que sí podría referirse a esta posible arista, por la que no se duda en que se haya abordado durante la citada reunión, mas no como punto fundamental,
    es que como consecuencia del conflicto ruso ucraniano, se haya conformado una merma significativa para la obtención de los recursos energéticos petroleros y gasíferos, que sí han concebido un impacto integral y multifacético revelador. Adicionalmente, no se debe olvidar que Gran Bretaña se divorció prácticamente de su corresponsabilidad firmada en el Acuerdo de Ginebra de 1966, ratificándose ello por la Corte internacional de Justicia en la reciente sentencia referida a la excepción preliminar presentada por el Gobierno venezolano, y todo ello se enmarca en el conocimiento pleno e irrefutable sobre la titularidad de Venezuela respecto al espacio geográfico integral del Esequibo. En el marco de toda esta explicación, es que nuevamente el argumento energético se exacerba como fundamento justificativo de la reunión efectuada.

Con base a los señalamientos realizados, es que desde el año 2019, el Gobierno de Guyana ignorando torpemente el inicio de la producción petrolera como lo he venido señalando en artículos de opinión anteriores a éste, ha manifestado abiertamente que las actividades económicas realizadas, por supuesto de manera ilícita y violando su corresponsabilidad establecida en el Acuerdo de Ginebra de 1966, le han mantenido muy optimista en cuanto al crecimiento económico de ese país, confiando en un incremento de la capacidad productiva que le permita alcanzar picos de hasta 340.000 barriles de petróleo diarios.

Conviene referir también, que los anuncios realizados por el Gobierno de Guyana, conllevaron también a la obtención ilícita de un fondo de recursos financieros equivalentes a 660 millones de dólares, destinados al pago de los honorarios legales relacionados con la demanda introducida contra Venezuela en la Corte Internacional de Justicia.

El Estado venezolano ha tenido y aún tiene en la actualidad la oportunidad de frenar dichas actividades petroleras, basándose en el impacto ecológico que se estaría conformando como parte del Interés Nacional, aunado a que la actividad petrolera offshore autorizada por el Gobierno de Guyana desde el año 2015, coincidió con la firma del Acuerdo climático de París, razón por la que se introdujo en el año 2021 la primera demanda en la Comunidad del Caribe, sustentando los riesgos de aumento del nivel del mar, la acidificación de los océanos y la emisión de 92 millones de toneladas de gases de efecto invernadero durante la ejecución de los primeros tres proyectos del bloque Stabroek.

Por supuesto que esta oportunidad para Venezuela en materia ecológica como tema prioritario a nivel global, daría perfecta cabida a la relativización de los factores de riesgos ambientales, en el que se han mantenido invisibles los daños y violaciones a los Acuerdos ambientales realizados, reflejado ello en la desforestación de los bosques en el espacio geográfico continental del Esequibo, donde la depredación causada por actividades auríferas y madereras disienten de la vigencia de los convenios de preservación de ecosistemas y de la adopción de acciones estratégicas para la minimización del carbono, que por cierto, fueron asumidos por países como Canadá, quien a pesar de haber firmado el convenio, se mantiene paradójicamente miope ante la explotación de los recursos que no le pertenecen ni a ella ni a Guyana, sino a Venezuela.

No puede olvidarse que el Estado venezolano cumplió esta semana cien (100) días desde la realización del Referéndum consultivo, cuyo fin en aquel entonces, perseguía consolidar la anexión del Territorio Esequibo, en el que a pesar de las tensiones existentes con el Gobierno de Guyana, que conllevaron posteriormente a la Reunión de Argyle en diciembre del 2023, hasta el momento no se han observado avances significativos en la persecución de este propósito. Así mismo, el Estado venezolano había anunciado la ejecución de diversas acciones, incluyendo la legislación para la creación de una región venezolana en el área disputada, lo que incluiría el marco de actuación ilegal sobre la extracción de los recursos allí existentes, pero la realidad es que no se han exteriorizado ni tomado medidas concretas, como el plan de entrega de nacionalidad a los habitantes de la región, aunado a las concesiones ilegítimas otorgadas por Guyana para la explotación petrolera, excepto el despliegue militar realizado en una zona cercana al Esequibo. Es innegable, que a pesar de los esfuerzos diplomáticos realizados, cuyo fin persigue amoldar la disputa en cuestión bajo los pilares establecidos en el Acuerdo de Ginebra de 1966, la incertidumbre persiste sobre la posición que ocupará la disputa territorial, y más aún cuando está muy cercana la fecha de entrega de la Contramemoria venezolana ante la Corte Internacional de Justicia.

La reunión extraoficial efectuada entre los Gobiernos de Venezuela y Gran Bretaña, de ser manejada muy adecuada y prudentemente, podría arrojar la lectura de una serie de variables que constituyen la singular y neurálgica oportunidad ramificada en transformaciones, y no en simples cambios orientados hacia distintos sectores estratégicos, que se amoldan a la realidad geopolítica de Venezuela en el tablero estratégico de este nuevo orden mundial, con énfasis muy especial en el impacto geoeconómico que se estaría conformando a través de una sólida plataforma energética, incluyendo la bifurcación divergente hacia el Caribe y Latinoamérica, por lo que la recuperación del Territorio Esequibo, no manifestado en dádivas ni migajas, y menos en manipulaciones y engaños como se hizo en el siglo XIX, constituye la variable fundamental que debe buscarse si realmente existe un verdadero patriotismo en favor de la muy afectada Venezuela, de manera que se enarbole con certeza, pundonor, fervor y exaltación, que “el sol que brilla sobre Venezuela, nace en nuestro Estado Esequibo”.

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Por: C/A (r) Dr. José Chachati Ata

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