La periodista estrella y las estrellas del coronel (Trigésima segunda entrega) – por Ángel Alberto Bellorín

Título original: LA PERIODISTA ESTRELLA Y LAS ESTRELLAS DEL CORONEL: HISTORIA DE UN JUICIO INÚTIL. Por Ángel Alberto Bellorín (32da. entrega).

NUEVO INVENTARIO JUDICIAL

El inicio del año judicial en enero de 2006, me recibió agotado de una extenuante lucha por enfrentar la corrupción moral de varias instituciones, dentro de una complicidad social casi generalizada por imponer la mentira y el engaño, cabalgando al galope en lomos de la ignorancia.

El desgaste físico, económico y emocional, sumado a compromisos laborales, académicos y familiares, restringían mi tiempo y disposición anímica para dedicarme a las dos retardadas causas judiciales que había iniciado.

Para ser bien sincero, en ese momento no me lucía nada bien ese nuevo año, para la defensa de aquellos iniciales objetivos de justicia que me impulsaron.

Esto me obligó a buscar amigos abogados que pudiesen estar dispuestos a darme ayuda para diligenciar las causas. Sin dinero no fue fácil, surgiendo algunas sorpresas desagradables que ahora no interesan.

El día jueves 12 de enero de 2006 al presentarme en los tribunales para el necesario inventario, me enteré que el expediente del segundo juicio había sido asignado al Juzgado Décimo Séptimo de Juicio a cargo de la Juez Ingrid Bohórquez Manrique. Hasta ese día en ese tribunal no se había registrado actividad.

Paralelamente, también me enteré que se había conformado una nueva Corte de Apelaciones Accidental para entrar a conocer de mi apelación sobre el auto de ejecución de la sentencia .

Sobre este caso debo actualizar al lector casual y repasar sobre el inventario real de aquel primer juicio que desde el inicio del relato denominé inútil.

DE AQUELLOS 9 MESES SÓLO QUEDABAN 3

Sobre tal apelación, interpuesta en septiembre del 2005, sería ingenuidad de mi parte pensar en una sentencia antes que el fraudulento régimen de presentación ordenado por Eliana Cherubini a Ibéyice Pacheco, consumiera los nueve meses de prisión.

Dicho régimen de presentación, iniciado en el mes de junio de 2005, estaba inexorablemente cumpliendo su cometido de anular la sentencia. Un cálculo superficial y sin datos exactos de mi parte, indicaba que casi llegaba a siete meses desde su inicio.

Necesario recordar que el 19 de mayo de 2005 la entonces juez de ejecución Eliana Cherubini apresuradamente dio inicio al proceso para otorgar un beneficio de suspensión de la pena que no podía otorgar y que nunca otorgó porque hubiese activado mi inmediata solicitud de revocación

En ese auto y en forma provisional, la juez ordenó un régimen de presentación quincenal al juzgado mientras la condenada era evaluada para optar al pretendido beneficio que nunca otorgó, simplemente porque no podía otorgar.

Pero tampoco cumplió con el mandato legal de negarlo y ordenar la automática reclusión de la imputada. El retardo procesal, la impunidad y el tiempo, hicieron su trabajo y así llegamos al 2006.

Para mejor conexión del lector con esta afirmación debemos recordar lo solicitado en apelación, presentando nuevamente lo ya relatado en la décima octava entrega. (Cito)

«El 26 de Septiembre de 2005 a la 1:40 pm, según el sello de recibido, me presenté en el juzgado de la Juez Eliana Cherubini Sánchez para interponer un recurso de apelación contra su auto dictado en fecha 16 de septiembre de 2005 donde declaró improcedente mi solicitud de ordenar la reclusión de Ibéyice Pacheco..….»

" 2. Que en consecuencia, se REVOQUE la decisión dictada por el Juzgado Quinto de Primera Instancia en Funciones de Ejecución del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, de fecha 16 de septiembre de 2.005, mediante la cual declaró la improcedencia de la ordenación de reclusión de la condenada IBÉYICE PACHECO, suficientemente identificada en autos y dispuso la continuidad de los trámites dirigidos a la concesión de la suspensión condicional de la pena impuesta.
  1. Que con fundamento de la declaratoria anterior, esta digna Corte de Apelaciones, en conocimiento pleno del thema decidendum, del recurso de apelación interpuesto, SUSPENDA DE INMEDIATO LA CONTINUACIÓN DEL TRÁMITE PARA LA CONCESIÓN O NO DE LA SUSPENSIÓN CONDICIONAL DE LA EJECUCIÓN DE LA PENA, a la condenada IBÉYICE PACHECO, suficientemente identificada en autos, en virtud de la existencia de una causal expresa de IMPROCEDIBILIDAD, para la concesión de dicho beneficio, dispuesta en el numeral 5º del artículo 494 del COPP, en concordancia con los artículos 500 y 512 eiusdem, y en consecuencia, DISPONGA LA ORDENACIÓN INMEDIATA DE SU RECLUSIÓN, en un centro penitenciario, en un todo conforme a lo establecido en el primer aparte del artículo 480 ibidem » (Fin de la cita)

Debo necesariamente insistir que al no suspenderse en forma inmediata o revocar de pleno derecho aquel auto de ejecución surgido del fraude judicial, el inducido retardo procesal haría que ese régimen de presentación otorgado a Ibéyice Pacheco, consumiera los nueves meses de sentencia. Eso estaba sucediendo y todo el juicio había sido inútil.

SIN CONCILIACION ARRANCA EL SEGUNDO JUICIO

El lunes 16 de Enero de 2006 me presenté en el Juzgado Décimo Séptimo de Juicio, nuevo tribunal de la causa donde fui notificado que se había fijado la audiencia conciliatoria para el día jueves 19 de enero de 2005.

Como estaba previsto, en esa fecha se realizó la audiencia conciliatoria sin que la periodista estrella estuviera de acuerdo con ofrecer la disculpa pública por mi exigida. La soberbia de Ibéyice Pacheco no había disminuido.

Sin éxito la audiencia de conciliación, ese mismo día el tribunal fijó la fecha de inicio del juicio oral y público a realizarse el día lunes 23 de enero de 2006.

Al día siguiente de la audiencia de conciliación, viernes 20 de enero, pasé nuevamente al tribunal para confirmar la decisión anterior y firmar la notificación.

Al llegar encuentro en el expediente que un nuevo abogado de nombre José Luis Tamayo asumía la defensa de Ibéyice Pacheco.

Este abogado, por su reciente juramentación había solicitado al juzgado diferir la audiencia lo cual fue autorizado para realizarse el viernes 3 de febrero de 2005 y allí firmé la respectiva notificación.

Ese mismo día 20 de enero conocí al abogado José Tamayo que acompañado del abogado Juan Carlos Gutiérrez me manifestó la posibilidad de almorzar juntos para conversar sobre una solución negociada al conflicto penal y así lo hicimos en un restaurante cercano.

¿MANDÓ IBÉYICE A PEDIR CACAO O ERA OTRA TRAMPA?

Materializado ese almuerzo de reunión nos acompañó mi amigo personal y abogado Antonio Anato Castro a quien ese mismo día otorgué poder para que me ayudara en el juicio.

Ya reunidos, el abogado Tamayo llevó la voz cantante para intentar venderse como conciliador y que era su costumbre siempre negociar arreglos extrajudiciales, bla, bla, y que, por tal razón, iba a convencer a su cliente de la conveniencia de conciliar en vez seguir en ese juicio. Al final se interesó en saber que quería yo para no ir a juicio.

Al terminar su papel de abogado bueno, recuerdo con exactitud que para evitar cosas raras, u ofertas extrañas susceptibles de grabaciones ocultas, rápidamente le respondí lo siguiente:

«Su cliente nunca ha querido conciliar, pero Gutiérrez (el otro abogado) estuvo en la audiencia y sabe que sólo quiero una disculpa pública».

Me insistió que a partir de ese momento ellos la iban a convencer de la necesidad de una conciliación, de evitar ese segundo juicio y llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes.

Pensando siempre en alguna trampa, esta fue mi siguiente respuesta. Cito:

«Usted está aquí pagando el almuerzo porqué leyó el expediente y sabe que tengo la sartén por el mango. Creo que rápidamente entendió que en buen derecho este juicio es condena segura.

Estás aquí porque ya estás convencido que Ibéyice va a salir del tribunal con no menos de tres años de prisión por reincidente». (Fin de la cita)

Tamayo pidió una semana para intentar tener el borrador de la excusa pública para discutirla antes de la audiencia y así evitar el juicio. Estuve de acuerdo y nos despedimos.

Extrañado por lo sucedido, comentamos que algo no andaba bien, había pasado la etapa de conciliación con una Ibéyice más altanera que nunca, y una semana después surge este radical cambio. Obvio que había una agenda oculta y la pedí a Antonio que echara un vistazo con sus contactos en la Corte de Apelaciones

Al poco tiempo me informó que en la Corte de Apelaciones parecía haber movimientos con el expediente sin poder precisar nada. Algo estaba pasando y había cosas que no me cuadraban.

Era evidente que Tamayo también conocía de esta situación y para tal eventualidad (o quien sabe cual otra estrategia) entró cual relevista, con la misión de apagar los fuegos y cumplir algún cometido.

Creo que este abogado, sin tener que ofrecer dinero ni gastar tiempo en convencerme, se ganó muy rápido los reales de sus honorarios, pues yo estaba decidido a encontrar una salida inmediata a esa extenuante lucha judicial y el llegó solito a ofrecerla ¿Raro no?

DARLE FORMA A LAS FALSAS EXCUSAS DE IBÉYICE.

El lector se preguntará el porqué de este título y le responderé que en ese momento ya no soportaba más esa situación en que se había convertido mi afán de justicia.

Estaba reunido sin poder dar señales de mi hastío ante esos abogados que estaban haciendo lo posible para defender lo indefendible. No conozco detalles de porqué ni para qué hacían ese repentino cambio de seña pero era una oportunidad de salirme.

Tampoco interesó quien y para qué pagaban tan costoso bufete, pero hacían su trabajo y en el fondo mi agotamiento lo agradecía.

En realidad, cualquier cosa que leyera Ibéyice, a tenor de pública disculpa, me daba igual. Yo no quería pisar más esos tribunales y era la oportunidad de terminar con este desgaste que se estaba haciendo crónico.

El día viernes 27 de enero nos reunimos en el mismo restaurante y Tamayo me presentó el primer borrador que le llevaría a Ibéyice quien según él, aún no estaba de acuerdo y estaban trabajando en convencerla.

El solícito abogado me intentó comprometer que una vez lograda la rueda de prensa para las excusas públicas», yo retirara los dos juicios.

Algo me dio mala espina y no quise agotar ese comodín. Le manifesté que el primer juicio era cosa juzgada y que su poder de representación era sólo para este segundo juicio y por tal razón el primero no entraba en esa conciliación.

Tómalo o déjalo fue mi ultimátum y no insistió más. Se hicieron ajustes al comunicado y quedamos en contactarnos para otra próxima reunión.

El viernes 3 de febrero, fecha prevista para dar inicio al juicio, José Tamayo volvió a solicitar diferir la audiencia por ausencia de la acusada. La nueva fecha fue señalada para el jueves 9 de febrero a las 10 am.

El mismo día 3 de febrero nos reunimos nuevamente para aprobar definitivamente el escrito que iba a leer la acusada. A cambio me comprometía de palabra que si llenaba las expectativas, daba por finalizado ese segundo juicio sin repercusiones económicas para la periodista estrella.

Nos comprometimos que ese próximo día jueves 9 de febrero a las 9 de la mañana, Ibéyice Pacheco convocaría una rueda de prensa en la sede del tribunal, y antes de darse inicio al juicio, la acusada leería su comunicado presentando excusas.

También acordamos de palabra que una vez verificado el cumplimiento de su lectura, yo acudiría al tribunal a suspender el inicio del juicio y en los próximos días procedería a determinar la forma de extinguir el proceso penal y lo haría formal ante el tribunal.

Caracas, 9 de octubre del 2024

Próxima entrega: «Se abre el telón, Ibéyice en escena «

Coronel Ángel Alberto Bellorín
Abogado Magna Cumlaude
Doctor en Ciencias Jurídicas mención
Derecho Constitucional
Profesor con categoría de Titular

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