Esparaveles sociales – por Ángel Alberto Bellorín

Título original: ESPARAVELES SOCIALES. Por Ángel Alberto Bellorín

Para el título de este escrito, me pareció atractivo utilizar el término «esparavel», un sinónimo de red, o de nuestra conocida tarraya o atarraya, nombres con el cuál se identifica un antiguo instrumento para la pesca artesanal, que me trae gratos recuerdos de la niñez en mi querida Ciudad Bolívar y de su Laja de la Zapoara, a orillas del Orinoco.

El recuerdo de esos peces atrapados en las redes lanzadas al río por curtidos pescadores es una buena analogía para comparar lo que sucede con las redes sociales.

El colapso social de la pretendida libertad de expresión que observamos, aunado con la eclosión de información, desinformación, verdades y mentiras conectadas globalmente en inmensas redes dirigidas por pescadores de incautos, me permite recordar dos obras del filósofo chileno Rafael Echeverría, que con avidez leí hace muchos años atrás, sin imaginarme lo que se nos venía encima. Me refiero a «El búho de minerva» y «Ontología del lenguaje».

De alguna de esas obras -o de ambas-, me permito parafrasear algunas consideraciones que en ese momento internalicé, adecuándolas al punto a tratar en este breve escrito.

Afirmaba Echeverría que «la verdadera libertad está en ser productores y dueños de nuestros juicios». En atención a esa verdad que considero categórica, podemos inferir que cuando permitimos que nuestros juicios nos ciegue a la posibilidad de cambio, ellos se hacen dueños de nosotros, y por tal razón, seremos esclavos de nuestros paradigmas.

La peor esclavitud es ser esclavo de nuestros juicios, ya que pocas veces somos concientes de tal situación. Sin embargo, siguiendo este breve ejercicio de racionalidad, cuando esa esclavitud es trasladada a juicios ajenos, le otorgamos a otros la llave de nuestros grilletes y eso es tragedia.

Desaprender se hace más difícil, ya que por muchas razones abandonamos nuestras defensas racionales y nos hacemos presa fácil de falacias ajenas creyendo que sabemos conocimientos firmes y verdaderos sólo porque lo dijo sutano o lo escribió fulano.

Desde hace muchos años las redes sociales se transformaron en la mejor y más rápida manera de atrapar como peces a esas personas que incapaces de formular y compartir juicios propios, respiran; viven de los juicios ajenos y en función a ellos centran ese pretendido derecho a expresarse. Algo sobre eso nos alerto Umberto Eco en su «Rebelión de los idiotas»

Cuando aprendemos a pensar de forma acertada, cumpliendo los principios básicos de la lógica y de la racionalidad, jamás seremos atrapados por ninguna red controlada por esos pescadores de incautos y sus desaforados e inconscientes fanaticos multiplicadores.

Ejercer nuestra capacidad de pensar rápidamente y en forma acertada, nos permitirá mantener nuestra mente alerta para activar las defensas necesarias de control racional.

No se puede poner cadenas al pensamiento ni grilletes a la imaginación.

         

Caracas, 15 de enero de 2025

Coronel Ángel Alberto Bellorín
Abogado Magna Cumlaude
Doctor en Ciencias Jurídicas mención
Derecho Constitucional
Profesor con categoría de Titular

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