El origen de lo que hoy conocemos como «la carita feliz», la versión emoji de esta expresión, ocurrió en 1963 en Massachusetts, Estados Unidos.
El diseñador gráfico Harvey Ball hacía un encargo para una compañía de seguros. Así que sobre un fondo amarillo, que le recordaba al sol, trazó los ojos y la sonrisa.
La firma State Mutual Life Assurance había comprado la empresa Guarantee Mutual. Pero la fusión había causado malestar entre los empleados. Así que el vicepresidente de la compañía pidió que se organizara una campaña de amistad.
Joy Young, asistente de dirección en ventas y marketing, se encargó de diseñarla. Pensó en el poder de la sonrisa y llamó al diseñador para que creara «algo pequeño, que se pudiera usar en broches, tarjetas y afiches».
Se diseñó en 10 minutos y costó 45 dólares
La carita feliz tuvo un origen rápido y humilde.
La World Smile Foundation, que honra la obra de Ball, detalla que diseñó la obra en 10 minutos y cobró $45 dólares por todo el concepto.
Los ejecutivos quedaron encantados, y mandaron a hacer 100 broches para los empleados.
El trato económico equivale a unos 380 dólares de hoy y Ball quedó satisfecho. Su empresa personal Harvey Ball Advertising tenía numerosos clientes que pedían pequeños trabajos.
Pronto la carita feliz cobró vida propia más allá de State Mutual
En 1970 se puso de moda, y un año más tarde era la imagen más vendida de los Estados Unidos. Innumerables objetos mostraban su 🙂 .
Un poco ajeno al destino de celebridad y dinero de su creación, Harvey Ball creó el Día Mundial de la Sonrisa, que consideró su “otra idea realmente buena”, en 1999.
Eligió el primer viernes de octubre para dedicarlo a dar ánimo a otros y hacer cosas buenas por los demás.
Creó una consigna para la celebración: “Haz una obra de bien, ayuda a que una persona sonría”. Dos años más tarde, el creativo murió.
Redacción Curadas
Tomado de Infobae
Bravo por Harvey Ball… Estas son las personas que dejan una huella en su paso por el mundo y son inmortales.