(Continuación)
En este septuagésimo séptimo artículo relacionado con las investigaciones realizadas sobre el inicio histórico y preponderante para Venezuela en cuanto al proceso de entendimiento con Gran Bretaña y Guyana para con la controversia territorial del espacio geográfico integral del Esequibo, y tomando en consideración que esta semana se celebró el quincuagésimo quinto aniversario de la independencia de la República Cooperativa de Guyana, aunado al evento primario que acompañó la apertura de la reclamación venezolana ante la comunidad internacional, como lo fue la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966, la inclinación frontal de ambas partes con todo cuanto se ha presentado hasta ahora a través de los diferentes artículos escritos, demuestran claramente la poca seriedad que le ha dado el Gobierno de ese país a la temática objeto de estudio, y sobre todo, las evasivas frontales puestas de manifiesto, tal como se han venido narrado.
En este contexto narrativo, el 5 de mayo de 1966, el Canciller venezolano refirió a las acciones generadas por la Delegación venezolana en Georgetown con motivo de la independencia de esa nueva Nación, la importancia de fijar la fecha y celebrar la primera reunión de la Comisión Mixta antes de llevarse a cabo la independencia de la Guayana Británica. Con base a esta preocupación, dicha Delegación le solicitó en ese entonces al Gobernador como representante directo de la Reina de Inglaterra en la Guayana Británica, que pudiese interponer sus buenos oficios, a lo cual accedió y hasta allí llegó su gestión, puesto que no dio respuesta alguna sobre dicha solicitud a la Delegación respectiva.
El señor William Martin Boodhoo, de nacionalidad guyanesa, quien había manifestado su disposición a colaborar con el Gobierno de Venezuela, a propósito de determinar si el motivo que se alegaba para no fijar la fecha de la reunión de la Comisión Mixta había sido realmente por ausencia del Sr. Donald Jackson, o se trataba de una excusa dilatoria y evasiva, por lo que el viernes 6 de mayo de 1966, éste personaje (Sr. Boodhoo) informó que la posición del Primer Ministro Forbes Burnham seguía siendo la misma, es decir que hasta que consultara con el Sr. Donald no podía fijar la fecha exacta de la reunión; sin embargo, el mismo día hubo un cambio en el que se informó que se había acordado celebrar la primera reunión de la Comisión Mixta en Caracas tentativamente en las fechas del 15 al 21 de mayo de ese año.
En una entrevista realizada por uno de los miembros de la Comisión venezolana en Georgetown con el Juez Akhbar Khan, magistrado de origen hindú, admitió de entrada ese día, que no conocía bien el problema de la reclamación venezolana, ni había leído el texto del Acuerdo de Ginebra, pero consideraba que ello sería un mecanismo para resolver la controversia en forma civilizada. Éste personaje manifestó que la actitud general de los guyaneses era comparable con la del hijo de un hombre que vivía en un castillo, a quien no se le había prestado atención, y un buen día se presentó una señora muy rica y poderosa diciendo que ella era la madre del muchacho, ofreciéndole que si venía a vivir con ella, podría disfrutar de una vida mejor, y así, el hijo que nunca había recibido nada de su padre resolvió irse con la señora; con llo, el Juez ya señalado había querido significar que a los guayaneses no les importaba depender de cualquier país, ya fuera de Estados Unidos, Inglaterra, Rusia o Venezuela, con tal de poder superar las condiciones de vida precaria en la que se encontraba la mayoría de dicha población. Una magnífica condición puesta en manos del Gobierno de Venezuela, y que no fue aprovechada en su amplia magnitud, considerando el poder estructural comparativo existente entre ambas naciones para aquel entonces, en el que habían drásticas diferencias a favor del gentilicio nacional.
La similitud realizada por el Juez antes señalado, se refirió también a la situación que confrontaban las personas de origen hindú que ocupaban cargos importantes en el país, los cuales fueron desplazados gradualmente con personas de origen perteneciente a la raza negra. He aquí la confrontación interna que ya existía entre ambas razas, y con la llegada de Forbes Burnham al poder una vez alcanzada la independencia de Guyana, se incrementarían las divisiones
internas; por otra parte el señor Ashton Chase, segundo hombre dentro del PPP (Partido Popular del Pueblo) cuyo líder fue el Ex Primer Ministro Cheddy Jagan, quien con tono de agresividad afirmó en ese entonces, que la controversia territorial presentada por el Gobierno de Venezuela obedecía a una maniobra fraguada por Estados Unidos para inmiscuirse en la política interna de su país.
Adicionalmente, éste personaje agregó, que Venezuela se había prestado para actuar como un simple títere del Gobierno de los Estados Unidos, y ello había sido resultado de la situación de dependencia en que se encontraba sometida a las políticas de dicho país, razón por la cual, dichas afirmaciones fueron refutadas categóricamente mediante una exposición de los hechos y de la política internacional que desarrollaba Venezuela independientemente; en este contexto, nuevamente el señor Chase contrarrestó la impugnación venezolana mediante la tesis que giraba en cuanto a la posición asumida por Venezuela en las Naciones Unidas, hecho que no tenía razón de ninguna naturaleza, recordando que Venezuela se inclinó ante la ONU como parte del Comité Especial, en aceptar la independencia de Guyana al generar ello un valor agregado en el proceso de descolonización a nivel mundial. A cambio de esta acción generada por Venezuela, esa fue la respuesta aún sin haberse obtenido la independencia de Guyana, y así se esperaba iniciar el entendimiento en torno a la controversia territorial existente.
En cuanto al señor Ramsohoy, abogado de profesión, quien se desempeñó como Procurador General durante la administración de Cheddy Jagan como Primer Ministro de Guyana, y que supuestamente era conocido como la persona que mejor dominaba el tema de la controversia territorial con Venezuela sobre el Esequibo, dado que se dedicó a realizar investigaciones históricas a través de los archivos británicos para la publicación de un libro sobre el tema de la influencia del Derecho Romano en el Sistema Legal Holandés de la propiedad en Guyana, demostró ante la Delegación venezolana en Georgetown, que más bien tenía un conocimiento muy superficial del problema fronterizo, y expresó además que solo había realizado algunas anotaciones que le parecieron interesantes durante su incursión en los archivos británicos. En otras palabras, con los personajes mencionados hasta ahora, estaba más que claro que no existía un conocimiento pleno, ni el interés, así como tampoco el personal totalmente calificado para abordar el tema y refutar con basamento lo que Venezuela tenía muy claro desde la nefasta sentencia del Laudo Arbitral de París de 1899.
A raíz de estas informaciones recopiladas, la Comisión venezolana que se encontraba en Georgetown para los hechos relacionados con la independencia de Guyana y para fijar la fecha de inicio de la primera reunión de la Comisión Mixta, informó al Gobierno de Venezuela a través de la Cancillería que el Primer Ministro Forbes Burnham se rehusaba a fijar la fecha requerida antes de la independencia, atendiendo con ello los intereses exigidos por Gran Bretaña, los cuales fueron presentados anteriormente, alegando el agotamiento adquirido por el señor Jackson durante su último viaje, y valiéndose de esta circunstancia, sugirió .. que esa primera reunión de la Comisión Mixta se celebrara en Guyana, hecho que fue rechazado también por la Comisión venezolana.
La posición asumida por el Primer Ministro de la que era aún la Guayana Británica, conllevó a que el Gobierno de Venezuela presionara más para llevar a cabo la reunión de la Comisión Mixta en Caracas antes de la fecha de la independencia de Guyana, siendo inclusive considerado eventualmente advertir que el Gobierno venezolano, de mantenerse esta negativa, reconsideraría el envío de la Delegación venezolana a los actos de celebración de la independencia de ese país.; sin embargo, esto último fue omitido a propósito de evitar mayores fricciones diplomáticas ntre las partes, regresando la Delegación venezolana a Caracas.
Es indudable que la gestión realizada por Venezuela tanto en la Organización de las Naciones Unidas, como con Gran Bretaña y el nuevo Gobierno de la que sería la República Cooperativa de Guyana, había tenido una significación importante en ese entonces, a pesar de no haberse logrado concretar la fecha de la primera reunión de la Comisión Mixta en Caracas, acompañado todo ello con las dificultades, evasivas y ambigüedades presentadas que surcaban el rudo camino a recorrer en este litigio territorial, dado que el hecho de haberse revivido el problema luego de la casi nula actuación de Venezuela hasta el año de 1962, el cambio obtenido con la aceptación del Gobierno británico y el compromiso adquirido a través de la firma del Acuerdo de Ginebra, constituyeron logros evidentemente extraordinarios y abrieron las puertas hacia un nuevo proceso de entendimiento para alcanzar una solución por la vía pacífica.
Pero también, no se puede ocultar una verdad que comenzaba a brotar en el ámbito internacional, al colocar ante los ojos del mundo y la opinión pública internacional, a una Nación recién surgida como independiente con las condiciones de pobreza en las que se encontraba, frente a un país que tenía una base mucho más sólida desde distintos ámbitos con un poder estructural incomparable, hecho que victimizaba a Guyana y colocaba a Venezuela en una relativa situación de desventaja. Ello implicaba que ante la ventaja existente, habría que manejarse también con mucha prudencia. En este contexto, no fue dificultoso superar el contexto geopolítico existente, al demostrarse sobre todo que desde la nefasta sentencia del Laudo Arbitral de París de 1899 hasta el conocimiento pleno del Memorándum de Severo Mallet-Prevost, el tema había estado vigente para el gentilicio venezolano a través de algunas declaraciones emitidas por personalidades interesadas en el problema, así como por los diferentes escritos publicados en la prensa nacional.
El hecho de haberse logrado reabrir la discusión en dos etapas, siendo la primera a nivel de expertos, y la otra a nivel de los Cancilleres de los países involucrados, constituyó sin lugar a dudas un triunfo para la diplomacia venezolana. Las declaraciones públicas en torno al caso realizadas por Venezuela, a pesar de las evasivas y eventuales tonos inadecuados de algunos personajes de Guyana, se efectuaron con el tono moderado, siendo ello el método o proceso concebido que se corresponde cuando se refuta o argumenta una posición frente a un país amigo como pasaría a ser Guyana desde ese entonces, pero al mismo tiempo, era necesario actuar con firmeza y rigurosidad ante el problema existente. Y fue por ello, que al tomar en cuenta los lapsos establecidos en el Acuerdo de Ginebra de 1966 firmado entre los países involucrados, la reclamación venezolana sobre el espacio geográfico integral del Esequibo se ubicaba desde ya en una etapa decisiva, dado que las gestiones diplomáticas establecidas debían cumplirse en un espacio de tiempo máximo a un año.
Con base a este escenario, el atender esta temática implicaba de entrada no solo atender los aspectos legales o históricos concernientes a la reclamación territorial, sino que también se requería una participación obligatoria de todas las instituciones y sectores del país que tuviesen participación sobre las implicaciones en los ámbitos del Interés Nacional, como el político, económico, social, militar, cultural y geográfico, aunado a que se requería conformar un constructo adecuado y ajustado a la realidad, basado en el sentido comunicacional, integral, sistemático y corresponsable a nivel nacional e internacional, recordando que la participación de la Organización de las Naciones Unidas tenía un carácter preponderante sobre el tema en cuestión.
Este proceso de planificación y participación conjunta, requería llevar las acciones con el involucramiento del tema sobre el litigio territorial de manera combinada con el país, es decir, dimensionar la reclamación venezolana a nivel internacional, mediante la consulta y participación de internacionalistas, a fin de fortalecer con conocimiento de causa y pruebas fehacientes – todo ello en un plazo menor a seis meses -, el escrito que debía presentarse por parte de los historiadores venezolanos, y tomando en cuenta que la Universidad de Londres publicaría en enero de 1965 un libro sobre la geografía e historia de la frontera entre Venezuela y la Guayana Británica, en el que se establecería el punto de vista británico sobre la controversia territorial, se contempló que Venezuela elaboraría también una publicación detallada a la luz de las nuevas evidencias documentales obtenidas.
Esa publicación tenía contemplado abordar toda la historia desde sus comienzos hasta la decisión arbitral del Laudo Arbitral de París de 1899, incluyendo la forma en que se llegó a la fijación de la frontera actual, incluyendo además, toda la documentación posterior a dicha sentencia al igual que los fundamentos utilizados para la reclamación efectuada, de manera que todo ello estuviese disponible para el momento de reanudar las negociaciones en Londres. Adicionalmente, se señaló la necesidad de efectuar un estudio de todos los recursos naturales existentes en la zona en reclamación, a propósito de establecer las bases para el inicio de la integración económica respetiva mediante la participación de las empresas públicas y privadas del Estado venezolano.
Por otra parte, fue considerado llevar a cabo las coordinaciones necesarias con Guyana para la realización de un estudio a la brevedad de las condiciones sociales existentes para la población que habitaba en la zona geográfica en disputa, haciendo énfasis en la situación de los asentamientos amerindios que allí habitaban. Ahora bien, tomando en consideración la importancia estratégica de las conectividades como factores de acercamiento y enlace para el desarrollo económico de las regiones, militarmente Venezuela, desarrollaba en se entonces en el Estado Bolívar un amplio programa de penetración que incluía la construcción de carreteras y la creación de puestos permanentes de control y vigilancia; en este contexto, se consideró ampliar dicho programa, generando extensiones nodales y conectividades requeridas hacia el territorio en reclamación.
En forma conjunta entre las misiones diplomáticas y consulares de Venezuela en el mundo, involucrando a los medios de comunicación social nacional y extranjeros, se recomendó iniciar una campaña informativa a nivel nacional e internacional, a propósito de conformar un clima adecuado y favorable a la reclamación, de manera que se generase una mayor sensibilización y conocimiento sobre el tema, un adecuado fortalecimiento del sentido de integridad territorial; que debía inclusive penetrar culturalmente a la población que habitaba en el propio territorio en reclamación, a fin de promover integralmente un clima de opinión favorable a la reivindicación.
De manera paralela, hubo otras propuestas primarias como la creación en el Consulado venezolano en Georgetown, de una escuela dedicada a la enseñanza del idioma castellano, dependiente de la Sociedad Cultural venezolana-guyanesa, así como también, la creación de una Oficina especial dedicada al problema de Guayana., además de una Comisión interministerial de apoyo y asesoramiento a la Cancillería venezolana. En otras palabras, la sumatoria de acciones aquí presentadas como propuestas que se iniciaron desde aquel entonces por la Delegación venezolana, conformaron una combinación de acciones como médula neurálgica, cuyos apuntalamientos se estructuraron con las gestiones diplomáticas por un lado, y por el otro, con la intención sana, sistemática y progresiva de ocupación en el espacio geográfico integral del Esequibo.
Estos temas fueron considerados convenientemente para su ejecución desde ese entonces, pero no se puede ocultar la realidad entre la propuesta, la decisión y la materialización de dichos planteamientos, dado que fueron muy tímidos los intentos de cumplir con todo ello, así como el intento de conformación de pequeños asentamientos en la frontera con pobladores amerindios, lo que desembocó en un fracaso como consecuencia de la falta de apoyo por parte de las autoridades competentes venezolanas.
A los cincuenta y cinco (55) años de haberse celebrado la independencia de la República Cooperativa de Guyana, resulta que el escenario de hoy en día es muy distinto por las omisiones y errores lamentables, en el que Guyana ha sabido manejarse suspicazmente en el tablero estratégico, utilizando la reina, los alfiles, los caballos y las torres, para adoptar posiciones que han puesto en jaque al rey contrario, involucrando a su favor a la Corte Internacional de Justicia, al Secretario General de las Naciones Unidas, a empresas trasnacionales y Gobiernos del primer mundo como los Estados Unidos de América, Gran Bretaña y Canadá, aunado al silencio constante de países que tienen una elevada corresponsabilidad con Venezuela, sin olvidar que este vuelco había adoptado posiciones distintas en el pasado, como por ejemplo, la posición de Forbes Burnham antes de ocupar el cargo como Primer Ministro de Guyana, quien en julio de 1961, es decir, antes del inicio oficial de la reclamación venezolana, como Jefe del partido People’s National Congress en la Guayana Británica, había solicitado autorización para que un representante personal suyo, el señor R.G.B. Field Ridley informara confidencialmente acerca de la grave situación que atravesaba esa colonia, y pidiese la ayuda requerida al Gobierno de Venezuela.
Este funcionario guyanés, ya en Venezuela, manifestó que su partido político tenía escasos recursos, el apoyo material de Venezuela para ampliar sus actividades políticas e intensificar su campaña en todo el territorio, a fin de aumentar su caudal electoral para desplazar al PPP en las elecciones que debían realizarse antes de la independencia; adicionalmente señaló que el partido opositor era indiferente a la reclamación territorial venezolana, y que en cambio, tanto como él como el señor Burnham estarían dispuestos a colaborar con Venezuela para lograr una solución satisfactoria del problema.
Ante esta oportunidad, a pesar de los esfuerzos realizados en aquel entonces, dicha información no fue tomada en consideración y nunca se materializó, siendo recordado esto por el propio Primer Ministro Forbes Burnham tiempo después, cuando le manifestó a la Delegación venezolana al momento de la cercanía de la independencia de la República Cooperativa de Guyana, su desilusión porque los ofrecimientos anteriores de cooperación del Gobierno venezolano no se habían cumplido. Y aquí os encontramos cincuenta y cinco años después bregando por nuestra justa, pero muy áspera y empinada reclamación.
Por: CA (r) Dr. José Chachati Ata
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