Manila, 20 abr (EFE). La estrategia de desinformación con la que algunas fuerzas políticas manipulan las redes sociales y confunden a la población con una guerra de noticias falsas; amenaza con desvirtuar las elecciones presidenciales del próximo 9 de mayo en Filipinas, en que será elegido el sucesor de Rodrigo Duterte.
Aunque la batalla por controlar la narrativa popular es absoluta, es la campaña en favor de Ferdinand «Bongbong» Marcos, el hijo del fallecido dictador; la que tiene más poder de alcance y manipulación pública, según los expertos consultados.
El equipo propagandístico de Marcos, favorito con más del 50 por ciento de apoyo en los sondeos, propaga en las redes sociales el relato de una Filipinas idílica en los tiempos de su padre (1965-1986); y se aprovecha de bulos que se han creído miles de ciudadanos; como el de que su familia oculta un gran tesoro de lingotes de oro que repartirán entre la población si es elegido presidente.
Los millones de dólares saqueados a las arcas públicas durante su mandato y las torturas y ejecuciones sumarias parecen no pesar en la memoria colectiva del país; mientras Leni Robredo, la única candidata que podría disputarle a Marcos la presidencia, es la mayor víctima de las campañas; con bulos como un supuesto vídeo sexual de su hija o el insistente mensaje de que está aliada con los insurgentes comunistas.
La desinformación
“El uso de la desinformación en las redes sociales antes de las elecciones es abrumador”, relata en una entrevista con Efe Fatima Gaw, profesora de Comunicación en la Universidad de Filipinas (UP, por sus siglas en inglés), e investigadora líder del Philippine Media Laboratory (PMM), un equipo especial creado para desvelar redes de desinformación en las próximas elecciones, entre otras tareas.
Gaw explica que la campaña de Marcos «ha estado usando redes de desinformación desde hace años (…), no solo sobre su figura; pero también sobre su padre». Se trata de “revisionismo histórico”, añade, donde “se niegan las atrocidades cometidas por su padre y se difunden mentiras” sobre las bonanzas de su Gobierno.
ESTRATEGIA MÁS SOFISTICADA
La estrategia de desinformación no es nueva en el país: Facebook y otras plataformas han reconocido su existencia durante la Administración de Duterte, a la que se asocian decenas de cuentas falsas, pero Gaw afirma que el tándem formado por Marcos y Sara Duterte (hija del presidente saliente y candidata a la vicepresidencia), la ha sofisticado para «llegar a los más jóvenes a través de personalidades influyentes en las redes sociales».
Sin embargo, la mayoría de los candidatos se acusan mutuamente de tergiversar la narrativa y diseminar noticias falsas, acusando a los verificadores de datos de actuar movidos por afinidades ideológicas o partidistas, y solo publicar sus resultados “en una sola dirección”.
“También hemos encontrado pruebas de uso de desinformación en otros candidatos”, matiza Jon B. Bunquin, investigador colíder de PMM, que señala a otro de los aspirantes, Ping Lacson, como ejemplo.
Gaw y Bunquin no aportan datos específicos sobre la cantidad de “trols” implicados en las actuales redes de desinformación; pero sí confirman que han afinado su estrategia de cara a estas elecciones, y actúan “equipos de personas preparadas” para moldear el discurso público en su interés.
Facebook cerró a principios de este mes una red de más de 400 cuentas en Filipinas, China, o EEUU, por “comportamiento inauténtico coordinado”; que “amplificaba contenido” en favor de ciertos candidatos a las elecciones filipinas; desde cuentas duplicadas donde “desfiguraban información” y se ha aliado con portales de verificación de datos para limitar la desinformación.
Aún así, “no hay mecanismos eficaces para combatir las redes de desinformación. Facebook o Twitter cierran cuentas, y vuelven a aparecer más casi de inmediato”, alerta Bunquin.
POBLACIÓN VULNERABLE
El investigador del laboratorio de ideas Carnegie, y autor del libro “The Rise of Digital Dictatorship” (El Auge de la Dictadura Digital); Steven Feldstein, explica a Efe que la contundencia de estos datos, junto con “la pobreza y el bajo nivel educativo en Filipinas”; además de la “corrupción endémica que sufre el país”, son las condiciones óptimas para el ecosistema de la desinformación; con una población muy sensible a la manipulación social.
Feldstein y varios expertos en comunicación política hablan de Filipinas como el “paciente cero de la desinformación”; donde virtualmente el 100% de la población filipina tenía cuenta en Facebook en 2020, cuyo acceso es gratuito en el país incluso si el usuario no dispone de datos móviles; por lo que muchos asocian la red social con internet a coste cero.
Además, los filipinos lideran el ranking mundial de uso diario de las redes sociales, y también son los que más horas pasan conectados a internet desde su teléfono móvil; con una media diaria de 10 horas y 56 minutos, según datos del World Global Index de 2021.
Una encuesta de Pulse Asia en 2018 exponía que el 75% de los filipinos reconocían que las publicaciones que leían en Facebook habían “influido mucho” en su decisión electoral.
Ahora, a tres semanas de las elecciones presidenciales en Filipinas, la lucha por la verdad y los hechos se juega en casa. “Nos jugamos nuestro presente y nuestro pasado”, decía la periodista filipina y reciente Nobel de la Paz Maria Ressa en una entrevista; en alusión a la posible vuelta de la dinastía de los Marcos al poder y su capacidad para reescribir la historia. EFE
Curadas | Vía Agencia EFE
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