La vitamina C es digna de todos los agradecimientos (Parte I)

La Vitamina C, siempre eficaz contra resfríos, gripes, bronquitis y encías sangrantes

Veamos un poco de la historia relacionada con la vitamina C, sus propiedades y beneficios.

Antes de conocerse la Vitamina C.

A fines de la Edad Media, debido a la brújula y al Astrolabio, aparatos indispensables para los grandes precursores de la navegación a través de los mares, muchos europeos: españoles, portugueses, franceses, ingleses, etc., se aventuraron en navíos de vela por alta mar, en busca de tierras desconocidas. Aquella época inició en la historia el período de los grandes descubrimientos marítimos.

Las condiciones de los pobres navegantes eran pésimas y arriesgadas. Las embarcaciones pequeñas y frágiles, impelidas por el viento, no ofrecían seguridad ni comodidad alguna, cosas éstas que, por otra parte, eran necesarias en aquellos viajes tan prolongados e inciertos.

Las condiciones higiénicas eran pésimas y además casi no había ningún conocimiento científico correcto de la causas y transmisión de las enfermedades.

En esos largos viajes en navíos relativamente pequeños y desprovistos de condiciones higiénicas adecuadas, se procuraba aprovechar todos los lugares a bordo. Generalmente las embarcaciones viajaban sobrecargadas. En general, la alimentación era muy deficiente, sin frutas ni verduras.

En 1497, partió de Portugal Vasco de Gama, en busca del camino que conduciría a las Indias. Partió con cuatro navíos más o menos bien equipados, con menos de doscientos hombres. Cuando regresó, más de la mitad había enfermado y muchos habían muerto.

La enfermedad, causa principal de tanto daño, había sido el escorbuto. Era tan común esta enfermedad entre las tripulaciones de los navíos de la época que hacían las grandes travesías marítimas, que se la conocía con el nombre de plaga del mar, flagelo de los navegantes, etc.

Cierto día, un marinero comenzaba a sentirse débil. Se cansaba fácilmente al subir o bajar las escaleras de abordo o al hacer cualquier otro esfuerzo, como el ayudar a izar o arriar las velas del navío. Le parecía que no podía respirar muy bien. Sentía también dolores en las piernas. Notaba que fácilmente le sangraban las encías, especialmente alrededor de los dientes, donde ya notaba que había una inflamación más o menos pronunciada.

Los dolores de las piernas se volvían intensos y casi todo el cuerpo estaba dolorido. El dolor era más fuerte en los huesos, especialmente en las articulaciones.

Le salían manchas rosáceas y azuladas y equimosis por todo el cuerpo. Al comienzo era sólo un sarpullido rojizo alrededor de los vellos. Después aparecían manchas mayores, especialmente en la región de las articulaciones.

El apetito desaparecía completamente. Los dientes comenzaban a caerse y en las encías crecía una especie de carne esponjosa, muy fétida, transformándose los tejidos en una verdadera masa.

El enfermo tenía fiebre, dolores terribles en todo el cuerpo, anemia intensa y debilidad profunda que hacía que se mantuviera inmóvil en el lecho. Sufría de hemorragias: vómitos de sangre, gingivitis, disenterías con evacuaciones sanguinolentas, sangre en la orina, etc.

Eran frecuentes las infecciones en el transcurso de la enfermedad, especialmente en el aparato respiratorio: resfriados, bronquitis, etc. Con frecuencia había fracturas óseas que llevaban mucho tiempo para curarse. Por fin llegaba la muerte, ya fuera por hemorragias o por alguna infección secundaria.

Con ligeras variantes, este era el cuadro de los síntomas de la enfermedad.

El escorbuto infantil

Los niños también pueden sufrir de escorbuto, el que, sin embargo, se presenta con síntomas un tanto diferente.

Antiguamente se confundía el escorbuto infantil con raquitismo, hasta que finalmente quedó comprobado que era realmente la misma enfermedad que en los adultos se conocía como escorbuto.

Se presentaba con intensos dolores de todo el cuerpo, falta de apetito, deformaciones óseas, fiebre, palidez, orina sanguinolenta, etc. Los niños no manifestaban, por lo general, las perturbaciones que los adultos padecían en las encías y en la piel.

Formas atenuadas

Fuera de estos casos agudos de escorbuto, tan claros por los síntomas que presentan, hay también formas atenuadas de la enfermedad.

A veces solamente hay anemia que se vuelve resistente a todos los tratamientos antianémicos. Los enfermos se mejoran cuando toman vitamina C, en forma de medicamento o con un régimen rico en esa vitamina.

Este tipo de anemia es común en las personas de edad avanzada, que presentan disturbios gastrointestinales, vómitos, falta de apetito, colitis, úlcera de estómago o del duodeno, etc.

Otras personas se quejan de debilidad general, falta de resistencia para el trabajo, depresión nerviosa, palpitaciones, dolores de piernas y se resfrían fácilmente.

Además, hay casos en que únicamente las encías sangran con facilidad y en que los dientes no ofrecen mucha resistencia a las caries.

Todos estos casos son formas atenuadas de carencia de vitamina C, también llamada ácido ascórbico.

La vitamina contra los resfríos

Se sabe actualmente que el escorbuto aparece en la ausencia de ácido ascórbico en la alimentación.

Esta vitamina se presenta bajo la forma de polvo o de cristales blancos. Es inodora y tiene sabor ácido.

Un gramo de vitamina C se disuelve en tres centímetros cúbicos de agua. Cuando está disuelta, fácilmente puede ser transformada por el calor o por el oxígeno del aire, y se alteran completamente sus propiedades. También la alteran profundamente las sustancias alcalinas.

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Tomado de: «Para protegerse de las infecciones» Por: De Miranda, Dr. Antonio A. En: Nutrición y Vigor. Editorial: Publicaciones Interamericanas, California, USA. pp. 261-267.

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