Hoy se cumplen 62 años del levantamiento cívico militar que derroco al dictador Marcos Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958. Fue, según la historia, la dictadura más sangrienta y violadora de los derechos humanos de la Venezuela de aquellos tiempos.
La efemérides será conmemorada hoy por los oficialistas y opositores, estos últimos han convocado a sus seguidores a 100 actividades en todo el país dentro de su objetivo de rescatar la democracia perdida hace 20 años. El encuentro es en la Concha Acústica de La Paz, El Paraíso.
Entretanto, los oficialistas saldrán en marcha desde la plaza Sucre, en Catia, a las 10 am con todo su séquito chavomadurista y sus consignas contra el imperialismo.
Lo que se observa hoy es un terrorismo encapsulado por dos fuerzas, que han demostrado a lo largo de estos años la aplicación de innumerables confrontaciones, al traste con una dolorosa y triste suma de victimas muchas de ellas inocentes.
Es el tipo de terrorismo que comienza con una protesta y finaliza con los más crueles ataques y encierros por años, debido a una justicia carcomida o podrida de alimañas disfrazadas con togas y birretes sangrientos, que además llevan tatuados los fusiles para defender ideologías paupérrimas.
Es la guerrilla urbana comandada por bastiones dizque políticos, con cargos gubernamentales y mata tigres del narcotráfico. Esos son los supuestos defensores de la democracia y de la dictadura actual.
Bien lo ha manifestado el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, al asegurar que su regreso al país representa un riesgo tanto para él como para sus seguidores, luego de la jornada internacional y encuentros con figuras políticas de relevancia, para deliberar en consenso el terrorismo en el mundo, especialmente de Venezuela.
La amenaza está latente y nuestro país quiere ver de una vez por todas, la salida de aquella “vaca sagrada” que finalmente pagó por todos los muertos y exilados, y hoy se recuerda a los que quedaron para abrir el camino de 40 años de democracia. La saga continúa.
Por: Mesmo
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