No temas a las grasas o al aceite, los del tipo adecuado juegan un papel fundamental en el proceso de antienvejecimiento.
¿Confuso? Únete al club. No es de extrañar que la mayoría de nosotros no sepamos con qué carta quedarnos, pero no es tan complicado como crees. Se trata de alcanzar un buen equilibrio.
En los últimos años hemos desechado nuestra fobia por las grasas y nos hemos entregado felices al frenesí por las grasas alimentados por el Dr. Atkins. Pero ahora la burbuja ha estallado, corren rumores de que el mismo Atkins, el gurú de las dietas, murió obeso, y la empresa que le financiaba ha sido forzada a moderar sus consejos sobre las grasas para advertir de la necesidad de restringir el consumo de grasas saturadas y de carne roja. De forma que he aquí una fácil guía de cuatro pasos.
1 Pásate al Aceite de Oliva
El aceite de oliva reduce los niveles de colesterol malo y eleva los del bueno, es esencial para la formación de células saludables y mejora la digestión. También está repleto de vitaminas antioxidantes como la A y la E, así como de las vitaminas D y K, fundamentales para tener unos huesos fuertes.
Así que no sorprende que en aquellas comunidades mediterráneas donde la gente vive más tiempo, donde las tasas de enfermedades coronarias son increíblemente bajas, el aceite de oliva se use para casi todo: se emplea como aliño de ensaladas, en las tostadas en lugar de la mantequilla o sobre la verdura hervida. Algunos expertos en antienvejecimiento declaran que es el único que tienen en sus casas, lo utilizan tanto para cocinar como para aliñar.
Una buena idea
Cuando compres aceite de oliva, busca el que diga en la etiqueta «Extra Virgen». Esto significa que el aceite está sacado de olivas que no han sido dañadas, magulladas o expuestas a temperaturas inadecuadas o a demasiado aire o que no han sido sometidas a algún tratamiento adicional como el calor o la mezcla con otros aceites. Lo que se llama simplemente «Aceite de Oliva» es normalmente una mezcla de aceites refinados de menor calidad al que se le añade un poco de aceite virgen que le da el equilibrio adecuado de sabor. Sin embargo, el aceite de oliva virgen tiene la más alta concentración de antioxidantes que luchan contra el cáncer.
2 Reduce el consumo de grasas sólidas
Una dieta alta en grasas saturadas puede elevar los niveles en sangre de LDL , el colesterol «malo», y aumentar el riesgo de padecer una enfermedad del corazón. Las grasas saturadas tienden a permanecer sólidas a temperatura ambiente (piensa en la mantequilla, la margarina, la manteca de cerdo, grasa de pella y la grasa de carne asada que se suele untar en el pan o proceden de fuentes animales -carne, huevos, leche, queso, yogur), aunque dos aceites vegetales, el de coco y el de palma, son ricos en ácidos grasos saturados. Tómalos en pequeñas cantidades, una punta de mantequilla untada en alguna verdura o algo de queso picado en una ensalada por ejemplo. Pero no los elimines del todo, es la mejor fuente de vitaminas liposolubles A y D, fundamentales para la salud de la piel, los dientes, el pelo y la vista.
3 Mantén los aceites poliinsaturados a raya
Los aceites vegetales poliinsaturados han sido vendidos como una opción saludable, pero los expertos antienvejecimiento han tomado distancias con respecto a ellos. Mientras que los poliinsaturados de fuentes naturales tales como los frutos secos y el pescado son esenciales para tener un corazón y un cerebro sanos, una vez que son procesados para ser transformados en aceite, sus antioxidantes naturales desaparecen.
El resultado final puede ser tóxico, forman productos de oxidación lipídica (POLs) en el cuerpo que pueden atacar las arterias. Limita las cantidades de aceites de soja, maní y maíz (a veces sólo aparecen etiquetados como «aceite vegetal»). El aceite de girasol es la mejor alternativa, ya que contiene niveles elevados de vitamina E antioxidante, pero por encima de todos, tanto para cocinar como para aliñar, se sitúa el aceite de oliva.
Otra idea más…
El aceite de muchos pescados es vital en cualquier dieta antienvejecimiento.
(en un próximo apartado sabrás por qué)
4 Evita las Grasas Trans
Las grasas trans son una forma de poliinsaturados que se obtienen cuando los aceites son procesados mediante hidrogenación. Son utilizados por la industria de la alimentación para proporcionar el grado de humedad necesario a alimentos como las tartas, las galletas, las pastas, las empanadas y las salchichas. También se utilizan para evitar que las margarinas se fundan a temperatura ambiente y se puede encontrar en muchas margarinas poliinsaturadas comercializado como «saludable».
Pero hay estudios que han demostrado que las grasas trans elevan los niveles del colesterol LDL en el cuerpo en mayor grado que las grasas saturadas, mientras que de manera simultánea reducen los niveles de colesterol bueno, HDL. Alrededor de treinta mil muertes al año por ataques al corazón en Estados Unidos pueden atribuirse a los elevados niveles de grasas trans de la dieta.
Las grasas trans también están relacionadas con el daño que producen los radicales libres sobre las células del cuerpo que pueden derivar en cáncer o en enfermedades coronarias. Elige lo más sano y evita todos los productos que contienen grasas trans: busca aceite vegetal hidrogenado en la lista de ingredientes de los productos que vayas a adquirir. (A veces también aparece como «parcialmente hidrogenado» o «emulgente».
La frase:
«Spaghetti, el amor por la vida y un baño en aceite de oliva de vez en cuando»
La explicación de Sofía Loren a la lozanía de sus setenta años.
Tomado de: Sally Brown. Vive más y Mejor. Técnicas anti-ageing para conservar la salud y la juventud, de la colección 52 Ideas Brillantes de la Editorial Nowtilus, Madrid 2005.
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