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Transcripción
¡Qué hubo, Maracas, cómo está la vaina! Buenos días.
Hoy es 24 de diciembre y son las 11:45 de la mañana. Usted por allá en Indio Mara, en Maracaibo. ¿Se acuerda?, que hace como mil años, en una víspera, del 23 pal 24, nos íbamos a cantar la última Misa de Aguinaldo, y amanecíamos en la Plaza Bolívar de Táriba, con los angelitos de Luis, Gustavo, Cara de cabra, Javier, Pan de leche, Tumbarrancho y el Ciriaco, cantando y echando cuentos, pa luego, a las 4:00 de la mañana, ir a despertar al resto la pandilla y rematar la última Misa de Aguinaldo. ¡Qué vaina tan buena fue nuestro pueblo!, y nadie te jodía la vida.
Ahora, hoy, esta noche, celebramos la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo y aunque estemos desperdigados por el mundo, pero con el mismo anhelo de regresar a la Plaza Bolívar de Táriba, con una guitarra, una botella de Whisky, y hablar huevonada pareja, sin que nos atraquen o nos atropellan las autoridades del orden.
Y hablando de nuestra querida Táriba, ayer leía, con orgullo, en una nota de prensa en lapatilla.com, tomada del periódico La Opinión de Cúcuta, donde la sorpresa es que me consigo al taribero, el vecino suyo, Alfredo Noguera, que ahora es entrenador de una academia de básquetbol infantil en San José de Cúcuta. ¿Se acuerda, paisano?; pues uno lee, se llena de carga y ver que hay venezolanos y vecinos de uno, de la misma manzana donde nos criamos, con su entereza y perseverancia y una pizca de igualdad de condiciones justas, se puede llegar a ser un ejemplo en otras latitudes; y es por eso que aquí, los venezolanos no estamos pidiendo una caja de comida podrida, ni llena de gorgojo, ni un bono de golilla. Como todo el planeta, nosotros y el grueso de la humanidad, sólo quiere condiciones justas y que se respete el Imperio de la Ley, y no es otra cosa que todos estemos igualados ante la ley, pero ante una legislación que hable de igualdad. ¿Sí? pero ¡sí, toche! Porque aquí, eso pareciera estar escrito, pero la realidad es que la forma ambigua en que está reflejado el estado de derecho venezolano, hace que algunos seamos más iguales que otros; pues la igualdad en Venezuela no se da por lo que puedas desarrollar, sino cuánta ventaja puedas tomar, pagando coimas a los que firman el derecho de escoger a los ganadores. Y esa es la tragedia histórica del socialismo bananero venezolano, pero socialismo al fin; y es que a través del gobierno, que todo lo hace y todo lo piensa, se da el hecho de que un burócrata cualquiera decide tu vida, sólo por estar en el sitio indicado, donde se controla el sello y la firma de una orden de compra de un contrato y tú te haces el ganador, sin importar si ofreces un mejor servicio que otro oferente; y es por eso, que la obligación del nuevo gobierno debe empecinarse en dos cosas: la privatización de la actividad comercial y empresarial y eliminar la impunidad.
La primera, pues muy sencillo: sin la privatización, nunca habrá competencia sana, en términos de precio, calidad de servicio, innovación y, por ende, una generación de empleos masivos bien remunerados; pues, tristemente, hoy estamos en los estertores de un régimen troglodita, totalitario, mercantilista; pero para que podamos tener un país mejor, donde alguno de los que se fueron puedan regresar o invertir, pero sobre todo los que nos quedamos acá, podamos prosperar, es que debemos ir a una economía capitalista y ese capitalismo no es otra cosa que la capacidad de ahorrar; y para que puedas existir ahorro, los venezolanos debemos tener la posibilidad de permitir que el ahorro nacional pase a ser el gran ente inversor y financiador de las iniciativas comerciales empresariales privadas que puedan mover el aparato productivo del país; y cuando digo “el ahorro”, no es sólo la capacidad de lo que se recoge en la banca local, que hoy es “peanuts” sino para que el ahorro nacional pueda participar como protagonista en el enorme esfuerzo que significa echar a andar una nación, se necesita transparencia en los procesos de recaudación de capital, rendición de cuentas por vía pública y de desempeño y presentar resultados del ejército, trimestralmente, como sucede en todas las economías del primer mundo; y para que esto suceda, debemos revisar toda la legislación del mercado de capitales y permitir que sea abierto, ágil y con una supervisión férrea de las empresas que allí cotizan, para que el ahorro nacional, que hoy se calcula en más de 700 billones de dólares, repartidos en la banca mundial -sin juzgar a los propietarios de los ahorros- se puedan animar a regresar a invertir en empresas que en cualquier parte del mundo fueran exitosas, cuando tienes a un consumidor exigente de más de 20 millones de potenciales compradores de todo tipo de coroticos, servicios y no hay razón para no ganar.
Pero voy más allá. Y es que todo aquel venezolano que logró sacar y ahorrar unos 2.000 dólares, como el que logró ahorrar 1.000.000 de dólares, como el que logró sacar y colocar 200 millones de dólares, son las personas más aptas para invertir en Venezuela, pero cuando haya un estado de derecho que te garantice reglas claras; pues de lo contrario, nadie sacará una locha partida por la mitad, de su cuenta, cifrada en el UBS de Suiza, o en una cuenta en el Crédit Lyonnais de Francia; o en el HSBC de Hong Kong; o en el Barclays Bank de Londres o en el Santander español; en el Deutsche Bank de Hamburgo, o en el U.S. Bank de Minneapolis, o en el Wells Fargo de California, o en el ING Bank de Holanda, si no sabes la certeza y la supervisión de una comisión de valores, que vas a colocar los cobres, para la compra de acciones o bonos de alguna empresa lomito venezolana que se privatice en la Bolsa de Caracas, con las cifras en bolívares y además esperando que estos cobres no se pierdan y no se devalúen más; y además, que te den un rendimiento de la economía real, superior al 1% anual, en dólares, al cambio, que es lo que paga el Bono del Tesoro a 30 años, que es el estándar.
Ese es el reto para que sea invertido en Venezuela. Pero para que esto suceda, ese reto del nuevo gobierno, debe estar preparado para hablarle al ahorrista venezolano; y no voy a caer en el cuento de juzgar la procedencia de esos cobres, pues nos podemos pasar 30 años persiguiendo bandidos, y sobre todo, la plata, que es la vaina más cobarde que hay, de los que se guisaron por acción, o porque se les apareció la Virgen, sino que esos cobres ya están allí, colocados a buen resguardo, y nadie va a dejar sacar esos cobres porque haya una querella; olvídese, hermano. Ni Suiza, ni Luxemburgo, ni en Hong Kong, nadie va a dejar que le confisquen los reales de su inversionista. Ahora, si este inversionista, de forma voluntaria, decide mandar unos cubres, para invertirlos en Venezuela, el banco no le va a decir que no, pero ni huevones que sean los Estados soberanos, de dejar perder esa bola de real que hoy se deposita en sus arcas.
De manera que el primer deber del liderazgo de aquellos que asuman las riendas de nuestra nación, es hacer que esos cobres regresen voluntariamente a generar empleos, bienes, servicio y riqueza, para que todos los habitantes de nuestra patria, más que andar en una posición de revancha eterna, rumiando como vacas y búfalas, pasando el bolo del segundo al tercer estómago, o del tercero al cuarto, por más que lo mastique, eso no se vuelve cagajón; y por eso, es que hay millones de venezolanos que nos quedamos aquí, pero necesitamos esa inversión, en todos los aspectos de la economía y no sólo en petróleo; pues producir comida para 25 millones de personas, es una matraca de negocio, con una capacidad generadora de empleo brutal y con salarios de todo nivel.
De manera que si le hablas claro a los venezolanos, esa enorme inversión, no tienes que ir a presentar un road show a los banqueros de Goldman Sachs o de Black Rock; de Llanos Capital o de Alliance; lo que necesitamos, es tener instituciones y reglas claras y una justicia implacable; que el que se come la luz o se robe una plática, no sólo lo puedan poner preso, sino sacarle el nepe de su patrimonio; presentarle cargos y cárcel, aunque sean bandidos de cuello blanco; y que no se limite la cantidad de penas a colocarle a un sujeto, que “no pasen de 30 años” ¡Me lo maman! Si usted comete quince delitos, que suman 300 años, pues la sentencia debe decir eso. Y en vez de estar hablando de “beneficios para reos” que cometieron crímenes, entonces “el sistema trata de ver cómo se le ayuda”. ¡No me joroben!, y es que dependiendo de la saña del crimen, sobre todo cuando son financieros, porque el espectro de su daño y fechoría afecta a tantos, es que estas ratas deben tener puesto especial en las mazmorras venezolanas; pues Venezuela es un país tan bondadoso, que el que lo hace bien y la pega, se debe forrar de billete, y eso es extraordinario en una nación que debe avanzar por la cantidad de ricos que están dispuestos a invertir su vida y sus ahorros en el futuro de su país; pero también, se debe saber que si violas la confianza, viene la segunda premisa de lo que digo yo hoy, que es la impunidad; y es que la regulación le debe partir las patas, hasta el caso de llevarle a la pena capital, como en Singapur, pues allí no es que todos esos señores sean rectos y decentes, cuando hace apenas 60 años era un paraíso de violadores, piratas y bucaneros; sino que se debe al Premier Lee, que puso orden, y asumieron la pena capital como máxima cuenta de los crímenes ante El Creador, para la gente que piensa comerse la luz; pues usted rinde cuentas con la póliza del Banco de Sangre, pa que sean serios.
Y eso es parte del reto que nos debemos plantear como sociedad, si queremos salir de esta tragedia, para buscar una nación idílica; pues nunca todo podrá ser perfecto, pero el reto es hacerlo mejor cada día, pero no siendo laxos, sino siendo severos, sin impunidad, para que el esfuerzo del ciudadano decente rinda sus frutos; pues si bien es cierto que los buenos somos más, si nos dejamos empalar con la mondá de El Negro del WhatsApp, seremos más, pero más toches.
Bueno, hermano. Feliz Navidad y lo dejo, porque me voy a meter un caldito, pues esta noche toca destrozar un mechado cobrero con hallaquitas y ensalada, de la que me hacía mi Nana Vitalina y pan del tío Ai. Chao, chao.
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De acuerdo totalmente hay que producir
El Audio del Gocho del 24 de diciembre de 2020 está entre mis favoritos. Una condición para invertir en Venezuela es la eliminación de 1. La Guardia Nacional Medieval (no es posible invertir en empresa que transporte alimentos o productos) y 2. Eliminación de la actual Ley de Trabajo (que confisca la inversión.)
Con esos dos lastres, sólo podrán existir las empresas de maletín.