(Continuación)
La semana anterior habíamos manifestado que aún quedaba por presentarle al lector, los acontecimientos históricos que se habían manejado sistemática y ocultamente en la caja negra relacionada con el marco de actuación de varios países y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su seno a través del tiempo, sobre el tema que nos atañe a todos los venezolanos en cuanto a la recuperación del espacio geográfico integral del Esequibo. Habíamos señalado que a pesar del panorama un tanto dificultoso para Venezuela, se había avanzado muy en positivo al principio, logrando que desde 1962, cuatro años después, se llevase a cabo la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966.
Antagónicamente después de cincuenta y tres años, desde 1962, se han omitido toda una serie de acontecimientos manipulados en el seno de dicha Organización de las Naciones Unidas a favor de Guyana, dando cabida finalmente a su petición de acudir ante la Corte Internacional de Justicia, además de incumplir y desatender lo establecido en los Estatutos del Acuerdo ya señalado.
Desde el inicio de la presentación formal del reclamo y de las aspiraciones hechas por parte de Venezuela ante la ONU en 1962, se esperó que el debate originado pese a la posición contraria de Gran Bretaña, concluyese con una recomendación para las partes de manera que se resolviese la controversia limítrofe existente mediante la realización de un entendimiento de manera bilateral y directa. De hecho, se aspiraba utilizar la figura de un organismo internacional como la ONU, de manera que ésta interviniese como la autoridad para que el Gobierno Británico admitiera la existencia del problema limítrofe existente, y así, se aceptase iniciar un proceso ajustado a Derecho y de entendimiento directamente con Venezuela, a propósito de crear condiciones para arribar a una posible solución amistosa.
Ahora bien, es importante considerar que habían transcurrido para ese entonces casi sesenta y tres años desde la sentencia del Laudo Arbitral de París de 1899, sin que se hubiese planteado ningún reclamo formal de parte de Venezuela sobre los límites establecidos con la Guayana Inglesa, y querer reavivar este vacío hasta alcanzar el reconocimiento del problema existente, constituía realmente un escalón no fácil de lograr, aunado a que ello era de enorme importancia el poderlo conseguir. Ahora bien, la propia intervención del representante del Reino Unido ante la ONU, sugirió la posibilidad de abrir una brecha de manera que los gobiernos entablaran conversaciones directas para examinar la documentación relativa al problema, y es a raíz de esta declaración que Venezuela le dio un giro a su política de acción sobre el tema en cuestión, solicitando la suspensión del debate sobre el tema mientras se realizaban las consultas privadas con el representante británico, a fin de acordar una recomendación pertinente que permitiera la continuación del reclamo por la vía diplomática.
Luego de varios encuentros se convino en la Comisión de Política Especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que las partes interesadas iniciasen las conversaciones directas entre Venezuela y Gran Bretaña, a fin de examinar la documentación relativa al reclamo sobre los límites de nuestro país con la Guyana Inglesa, participando en ello los tres Gobiernos involucrados, quienes procederían a realizar los arreglos necesarios. Adicionalmente se manifestó abiertamente la esperanza de parte de la Comisión de Política Especial de la ONU, en que el procedimiento acordado entre las partes interesadas pudiese arribar finalmente a resultados fructíferos, informando a dicha Comisión sobre los resultados de dichas conversaciones.
Hasta aquí, es claro el paso fundamental que Venezuela había logrado al involucrar estratégicamente a los tres Gobiernos en la reclamación sobre el espacio geográfico integral del Esequibo, logrando que Gran Bretaña desistiera de su firme posición en cuanto a la sentencia del Laudo Arbitral de París de 1899, hecho que le daba un vuelco ineludible al litigio existente, además de involucrar de lleno al Gobierno de la Guayana Inglesa, y en razón de ello, Venezuela dio también un giro en su política exterior, dado que desistió de su propósito inicial de presentar un proyecto de resolución. Ahora bien, las revisiones hechas entre las partes, abarcaron una serie de eventos que requieren conocerse para entender las bases que sustentaron los procesos y acontecimientos posteriores que giraron en torno al tema, conformando una serie de aciertos, errores y dificultades, siendo estos:
- Se establecieron en la ciudad de Nueva York los arreglos necesarios por la vía diplomática para la evaluación de los documentos pertinentes sobre el litigio limítrofe existente, con la participación de los tres Gobiernos interesados, y particularmente el Gobierno Británico, había pretendido limitar el marco del entendimiento requerido a una simple reunión de expertos para la examinación respectiva.
- El procedimiento finalmente concebido, lo propuso el Gobierno de Venezuela y así fue aceptado por las partes, quedando que la evaluación de la documentación se llevaría a cabo en dos fases, siendo la primera .abordada por los expertos de los tres gobiernos, quienes se reunirían y examinarían la documentación existente en poder de las partes, y una vez culminado este proceso inicial, se continuaría con la segunda fase con la participación de los Cancilleres respectivos, quienes revisarían las conclusiones obtenidas de parte de los expertos durante la fase inicial. Las investigaciones realizadas por los historiadores venezolanos permitió el acopio de documentos que contienen evidencias del atropello a la Nación venezolana sobre la sentencia emitida por el Tribunal Arbitral de Paris en 1899.
- Así mismo, se acordó que en paralelo con las acciones mencionadas anteriormente, sería llamado a un grupo de historiadores integrado por sacerdotes jesuitas, quienes continuarían realizando metódicas y minuciosas investigaciones a través de documentos públicos y privados existentes tanto en distintos países europeos, como en Gran Bretaña, Estados Unidos y Venezuela, de manera de conformar el sustento documental requerido como evidencia para respaldar la posición venezolana ya planteada.
- Complementariamente, el representante de Venezuela en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), organismo especializado de la ONU cuya misión es la de contribuir a la consolidación de la paz, la erradicación de la pobreza, el desarrollo sostenible y el diálogo intercultural, realizó en aquel entonces algunas investigaciones sobre el caso en Francia.
- La primera reunión ministerial desde el acuerdo establecido en Nueva York, se llevó a cabo en Londres los días 5 y 6 de noviembre de 1963. Y así, se inició la primera sesión informal en el Foreign Office con la participación de los representantes de los tres Gobiernos involucrados en el litigio respectivo, exponiéndose las razones históricas y jurídicas que Venezuela alegaba y sustentaba a presentar ante el Gobierno Británico sobre la reclamación del territorio ocupado e integrado a la Guayana Británica como consecuencia de la sentencia del Laudo Arbitral de París de 1899.
- Los planteamientos realizados por el Gobierno venezolano quedaron expuestos en el Aide Mémoire que le fue entregado al Ministro Británico, cuyo texto es el siguiente:
AIDE MÉMOIRE La historia de la frontera entre Venezuela y Guayana Británica solamente puede conocerse y entenderse plenamente a través de la investigación en los papeles de los hombres que en ella intervinieron. Esos papeles han quedado abiertos a los estudios y expertos investigadores solamente durante la última década: los
papeles de Benjamín Harrison, Richard Olney, Lord Salisbury, Joseph Chamberlain, David Brewer, Daniel Gilman, Severo Mallet-Prevost y otros. A la luz de esta evidencia recientemente descubierta y recopilada, Venezuela tiene pruebas concluyentes de que sufrió un perjuicio moral y legal, en canto fue engañada y privada de su legítimo territorio por el Laudo de 1899.
Esta nueva evidencia confirma plenamente el argumento de Venezuela de que el territorio situado al Oeste del Esequibo es legítimamente suyo y sigue siendo parte de su soberanía nacional. Bajo estas circunstancias el 26 de noviembre de 1962 Venezuela obtuvo en las Naciones Unidas un acuerdo oficial al efecto de que “los tres gobiernos examinarán la documentación en poder de todas las partes y relativa a este asunto (Documento A/5313, Tema 88 del Programa)
Venezuela observa con pesar que la Gran Bretaña ha ofrecido para su examen solamente los archivos del Foreign Office. En vista que no tuvo acceso pleno a los archivos británicos, Venezuela, por vía privada se procuró el acceso a papeles oficiales y privados de los hombres que hicieron la historia de su frontera oriental. De la evidencia disponible el Gobierno de Venezuela ha precisado los siguientes hechos:
1) La línea del Laudo sigue muy de cerca la “Línea expandida” de Schomburgk. Los archivos británicos demuestran que los mapas sobre los cuales se basó esta línea eran adulterados. Más aún, la evidencia británica que mostraba cómo la línea original de Schomburgk seguía a lo largo del rio Esequibo y que la línea restringida de Schomburgk que tuvo carácter oficial, fue ocultada al tribunal.
2) La injusticia del Laudo es de tal naturaleza que dio a la Guayana Británica cerca de ciento treinta y seis mil novecientos cincuenta. Ocho (136.950,8) kilómetros cuadrados de territorio oficialmente reconocido por Gran Bretaña como indisputablemente venezolano hasta la aparición de la espuria “Línea Schomburk Expandida” en 1886 y este territorio era solamente una parte del área legítimamente reclamada por Venezuela.
3) La línea del Laudo fue virtualmente fijada por Gran Bretaña en julio de 1899 y extrajudicialmente impuesta por los abogados británicos a los Jueces británicos, quienes actuaron como abogados parcializados de su país más bien que como jueces.
4) La aceptación de la línea del Laudo fue impuesta a los jueces mediante presión indebida por parte del Presidente del Tribunal Profesor Frederick de Martens.
5) La línea del Laudo no fue una línea de derecho sino una de compromiso político, calificada de “componenda” y “farsa” aún por funcionarios británicos.
6) El Tribunal excedió sus poderes. Llegó hasta el extremo de decretar la libre navegación de los ríos Amacuro y Barima, decisión evidentemente concebida para asegurar exclusivamente los intereses de la Gran Bretaña.
7) Al firmar el Tratado de Arbitraje de 1897 bajo coacción moral, Venezuela también fue engañada en cuanto al significado de la cláusula de prescripción.
8) Hasta 1899 no tuvo Venezuela conocimiento de la correspondencia oficial y secreta que condujo al Tratado de 1897. Es también ahora cuando se viene a saber que los abogados británicos ejercieron presión indebida sobre los abogados americanos a fin de forzarlos a aceptar la interpretación británica de la cláusula de prescripción.
9) A pesar del hecho que Venezuela fue coaccionada para que se adhiriera al Tratado, confiaba, no obstante, que dicho Tratado garantizaba un proceso judicial con exclusión de poder para efectuar cualquier transacción política o diplomática. Sin embargo, la decisión dictada el 3 de octubre de 1899 fue de transacción, no de Derecho. La verdad histórica y la justicia exigen que Venezuela reclame la total devolución del territorio del cual se ha visto desposeída, y a este respecto cuenta confiadamente con la buena voluntad y la cooperación del gobierno de Su Majestad. Londres, 5 de noviembre de 1963. (el subrayado es nuestro)
Y con base a los puntos mencionados en la cita textual anterior, Venezuela reafirmó los puntos de vista expuestos ante el Comité de Política Especial de la Organización de las Naciones Unidas, presentando al Gobierno Británico dos mapas, uno del año 1810, en el que se muestran los límites del territorio venezolano, y el otro en el cual se demostraba el curso y las variaciones sufridas por la línea Schomburgk que sirvió de base para la decisión del Tribunal Arbitral de París, hecho que en definitiva no tuvo capacidad de respuesta del Gobierno Británico, quien simplemente se excusó manifestando que el experto de su país por razones personales no había podido trasladarse a Caracas a efectuar la revisión de los documentos existentes en los archivos venezolanos.
El 6 de noviembre de 1963 se realizó la segunda sesión programada, en la que el Canciller Británico se refirió detenidamente a los antecedentes del litigio limítrofe existente y a los acontecimientos que habían conducido al encuentro entre las partes involucradas, y en vista que el Gobierno Británico no había generado las conclusiones pertinentes derivadas de las investigaciones a través de sus expertos, reiteró la conveniencia de enviar a su experto a Caracas a propósito de examinar los archivos existentes en la Cancillería venezolana. El Gobierno venezolano respondió que recientemente había tenido la oportunidad de acceder a archivos de otros países, y pudo así ampliar el estudio de numerosos documentos que le habían servido para reafirmar la convicción que tenían los venezolanos desde 1899, año del pronunciamiento del Laudo Arbitral de Paris, en sustentar que la decisión tomada fue contraproducente, indebida e ilícita.
Ya desde ese entonces, puede observarse que la actuación inadmisible que adoptó Gran Bretaña desestimando a mi juicio de manera peyorativa el esfuerzo y la seriedad de Venezuela al presentar de manera contundente pruebas irrefutables, ponían a flor de agua la cara manchada e intangible de una moneda con rostro despectivo y altivo, en el que se reflejaba claramente que su política un tanto irrespetuosa y desinteresada en llevar a cabo un proceso de entendimiento necesario que lesionaba los intereses del gentilicio venezolano, no era precisamente el tema ni el fin de mayor interés para éste, manifestándole abierta y desfachatadamente a nuestro Gobierno, que su experto no había realizado las verificaciones necesarias por razones personales. Y bajo la misma procacidad e insolencia, el Gobierno de Guyana se ha comportado en el tiempo, en el que inclusive el discípulo ha venido rozando en el tiempo los talones del maestro, siguiendo el ejemplo de una actuación que descaradamente ha subestimado y confundido el ejercicio de la diplomacia y de la razón, con la minimización y descalificación errónea de quienes han actuado ajustados a Derecho. Un error que podría tener un costo elevado en el tiempo.
Por: CA (r) Dr. José Chachati Ata
Somos Curadas.com Tu compañía en información